martes, 1 de diciembre de 2015

diciembre 01, 2015
CIUDAD DEL VATICANO, 1 de diciembre.- Nunca había sucedido hasta ahora que Francisco, que ha escuchado preguntas de todo tipo en las conferencias de prensa durante los vuelos internacionales, reaccionara como reaccionó ayer durante el vuelo de Bangui a Roma, cuando un periodista alemán, experto en África, le preguntó, después de haber hablado sobre la difusión epidémica del SIDA si no había llegado el momento de que la Iglesia cambiara su postura con respecto al uso de los preservativos. El Papa dijo que la pregunta era «parcial» y después la comparó con las que le hacían a Jesús los doctores de la ley, como se lee en el capítulo 12 del Evangelio de Mateo: «¿es lícito curar de sábado?».

"No me gusta ir a reflexiones tan casuísticas cuando la gente muere por falta de agua o por hambre. Pensemos en el tráfico de armas. Cuando no existan estos problemas, creo que se podrá hacer la pregunta: ¿es lícito curar de sábado?"

Francisco recordó que sí, que los condones son uno de los métodos para limitar la difusión e la infección y que la «moral de la Iglesia se encuentra sobre este punto frente a una perplejidad», pues debe tener en cuenta tanto la necesidad de preservar la vida de las personas, evitando que sean infectadas, como defender el ejercicio de una sexualidad abierta a la transmisión de la vida. «Pero este no es el problema —añadió el Papa. El problema es más grande». «¡Es obligatorio curar!», explicó haciendo propia la respuesta de Jesús que curó al enfermo de hidropesía a pesar de que era sábado. Y continuó: «La desnutrición, la explotación, el trabajo esclavo la falta de agua potable, estos son los problemas. No hablemos sobre si se puede usar tal curita para una herida. La gran injusticia es una injusticia social, la gran injusticia es la desnutrición. No me gusta ir a reflexiones tan casuísticas cuando la gente muere por falta de agua o por hambre. Pensemos en el tráfico de armas. Cuando no existan estos problemas, creo que se podrá hacer la pregunta: ¿es lícito curar de sábado? ¿Por qué se siguen fabricando armas? Las guerras son el motivo de la mortandad más grande. No hay que pensar si es lícito o no es lícito curar de sábado. Hagan justicia y, cuando todos estén curados, cuando no haya injusticia en este mundo, podremos hablar sobre el sábado». Bergoglio, pues, invitó a una mirada realista sobre la realidad y sobre los males de África.

Y la memoria corre hacia otra entrevista en otro avión con otro Papa que visitaba, él también, África por primera vez. Era marzo de 2009, y Benedicto XVI escuchó una pregunta parecida sobre el presunto «poco» realismo de la Iglesia sobre la lucha contra el SIDA. Volando de Roma a Yaoundé, Camerún, Benedicto XVI dijo: «Yo diría lo contrario. Porque la realidad más presente y más eficaz en la lucha contra el SIDA es justamente la Iglesia católica… Diría que no se puede superar este problema solo con dinero, aunque sea necesario; si no se pone el alma, si los africanos no ayudan, no se puede superar con la distribución de preservativos, que, por el contrario, aumentan el problema. La solución solo puede ser doble. La primera: humanización de la sexualidad, es decir una renovación espiritual humana que implica una nueva manera de comportamiento y, segundo, una verdadera amistad, sobre todo hacia las personas que sufren, y una disponibilidad, incluso con sacrificios y renuncias personales, para estar cerca de los que sufren. Y estos son los factores que ayudan y que llevan en sí verdaderos y visibles progresos».

La referencia del Pontífice al hecho de que la simple distribución de preservativos en África no resolvía el problema se fundaba en los hechos. Las campañas anti-SIDA que han tenido éxito han sido las que se han basado en el llamado a la fidelidad de la pareja, a retrasar las relaciones sexuales precoces entre los adolescentes y en la recomendación del preservativo a ciertas categorías de riesgo (homosexuales, personas con adicciones y prostitutas). En Uganda, una campaña con estas características logró que se pasara, de 1991 a 2001, del 15 al 5% de la población contagiada.

También hay que recordar que algunas aperturas para el uso del profiláctico entre las categorías de mayor riesgo o en las relaciones de pareja en caso de un cónyuge seropositivo , no son nuevas en la Iglesia: en este sentido se expresaron durante las últimas décadas los cardenales Carlo Maria Martini, Dionigi Tettamanzi, Javier Lozano Barragán y Georges Cottier. Dijo lo mismo, provocando reacciones diferentes y no pocos disgustos, fue Benedicto XVI en 2010, en el libro-entrevista con Peter Seward «Luz del mundo».

«Concentrarse solo en el profiláctico —respondió Ratzinger— quiere decir trivializar la sexualidad, y esta trivialización representa justamente la razón peligrosa por la que muchas y muchas personas en la sexualidad ya no ven la expresión de su amor, sino solo una especie de droga, que se suministran por sí mismas. Por ello, la lucha contra la trivialización de la sexualidad es parte del gran esfuerzo que hay que hacer para que la sexualidad sea valorada positivamente y para que pueda ejercer su efecto positivo en el ser humano en su totalidad».

Pero al Papa añadió: «Puede haber casos particulares justificados, por ejemplo, cuando una prostituta utiliza el profiláctico, y este puede ser el primer paso hacia una moralización, un primer acto de responsabilidad para desarrollar nuevamente la conciencia de que no todo es permitido y que no se puede hacer todo lo que se quiere». Sin embargo, concluyó, «esta no es la verdadera manera para derrotar la infección del VIH. Se necesita verdaderamente una humanización de la sexualidad».

Entonces, en el caso específico de quien se prostituye, el Pontífice bávaro admitió, en el libro-entrevista, el uso de los condones, para no infectar al cliente o a la prostituta, aunque fuera solamente «un paso hacia la moralización». Entre otras cosas, en el texto original en alemán, Benedicto XVI no usó la palabra «prostituta» en femenino, sino el término en masculino «prostituto». Al respecto, el portavoz vaticano, el padre Federico Lombardi, observó que para el Papa no era importante que el sujeto fuera hombre o mujer: «El punto es la responsabilidad al tener en cuenta el peligro de la vida del otro, con quien se tiene la relación. Da igual i lo hace un hombre, una mujer o un transexual». (Andrea Tornielli / Vatican Insider)