domingo, 20 de diciembre de 2015

diciembre 20, 2015
MADRID, España, 20 de diciembre.- El tablero político ha cambiado, pero el precio podría ser la ingobernabilidad. Por primera vez en más de 30 años, en España hay más de dos partidos repartiéndose el 70-80 por ciento de los votos. Al 99,46 por ciento escrutado, el PP gana las elecciones generales con el 28% de los votos y 123 escaños, lejos de la mayoría absoluta marcada por 176 diputados, pero más de 30 escaños por encima del siguiente partido. El PSOE se mantiene como segunda fuerza, el 22% de votos y 90 escaños, los peores resultados de su historia. Podemos —con la suma de todas sus marcas— sigue muy de cerca a los socialistas en porcentaje de voto, con un 20%, pero muy lejos en escaños, con 69. Ciudadanos confirma su tendencia a la baja y se queda como cuarta fuerza, algo más del 13% del voto y 40 diputados. Un escenario donde los pactos más probables no son suficientes.


Se complica —y mucho— la gobernabilidad. Tanto PP como PSOE acusan el reparto de sus escaños entre los partidos emergentes. El PP pierde un tercio de sus votos, más de sesenta escaños y su mayoría absoluta, pero se mantiene por encima de su suelo electoral (los 107 escaños de 1989, sus primeras elecciones tras la refundación de Alianza Popular). En cambio, el PSOE registra los peores resultados de su historia, bajando de los cien asientos y empeorando así los ya escasos 110 escaños que mantenía hasta ahora.

El bipartidismo no repetirá esta legislatura. PP y PSOE suman el 50 por ciento de los votos, un dato inédito, reflejo del cambio de tendencia: desde 1982 los dos partidos mayoritarios siempre habían acaparado entre el 70 y el 80 por ciento de los votos.
Emergentes a medio gas

La remontada de Podemos se ha quedado corta con sus 69 diputados. La formación de Pablo Iglesias, que dio la sorpresa con cinco eurodiputados hace cerca de dos años en las elecciones Europeas, se convierte en la tercera fuerza tanto en votos como en escaños. Un dato peor que en las encuestas de hace un año —que llegaron a situarle en segunda posición—, pero mejor que en las preelectorales, que les apenas otorgaban a la formación morada entre 50 y 60 escaños.

En cuarta posición se queda un Ciudadanos muy desinflado. Obtiene 40 escaños, muy por debajo del pronóstico de la mayoría de las encuestas preelectorales, en las que obtenía entre 55 escaños y 67 escaños. No obstante, el partido de Rivera podría ser necesario en los posibles futuros pactos.

Unidad Popular-Izquerda Unida se hunde: pasa de 11 los diputados a tan solo dos, lo que le dejaría sin grupo parlamentario propio. UPyD, sumida en una debacle desde poco antes de las elecciones autonómicas, no solo pierde el grupo parlamentario, sino que directamente desaparece del Congreso.

Respecto a las demás formaciones, ERC pasa de 3 escaños a 9; Democràcia i Llibertat —la coalición liderada por CDC— se da un batacazo y obtiene 8 —con CiU tenían 16—; PNV gana uno y se planta con 6 escaños; Bildu obtiene 2 cayendo de los seis que tenía Amaiur y Coalición Canaria se queda con un solo escaño.

Todo ello, en unas elecciones marcadas por un electorado muy volátil, como han mostrado las encuestas a lo largo del último año, pero sobre todo indeciso, con más del 40 por ciento del electorado dudando ante la oferta electoral. Finalmente todo se ha decidido en una jornada que empezó sin cumplir las altas expectativas de participación, quedando ligeramente por encima de la registrada en las anteriores elecciones, que fueron una de las más bajas de la democracia.

Futuro y gobernabilidad

Los partidos han hecho la campaña sabiendo que el Gobierno resultante no solo dependería de los escaños obtenidos este domingo, sino de los pactos y negociaciones que vienen a partir de ahora. «Intentaremos gobernar», ha asegurado esta noche Mariano Rajoy. «La democracia es diálogo y el PSOE está dispuesto a debatir y a dialogar», ha dicho Pedro Sánchez, quien a continuación ha dicho que «corresponde a la primera fuerza política intentar formar gobierno».

Los escenarios más sencillos planteados hasta la fecha no suman ninguna mayoría absoluta: ni PP ni Ciudadanos llegan a los 176 diputados (se quedan en 163) como tampoco lo hacen PSOE y Podemos (con 159). Un bloque de izquierdas del que formara parte IU se quedaría en 161 escaños. Los nacionalistas, en este escenario, podrían resultar decisivos. Otras opciones recaerían en un «tripartito de perdedores» entre PSOE, Podemos y Ciudadanos o una coalición a la alemana entre PP y PSOE.
Investidura

No se espera que la investidura del próximo presidente del Gobierno tenga lugar hasta finales de enero. En la Sesión de Investidura, si el aspirante no obtiene el voto de la mayoría absoluta (176), sería necesaria una nueva votación 48 horas después, en la que al candidato ya le valdría con lograr una mayoría simple de apoyos, esto es, más votos a favor que en contra.

En el caso de que tampoco consiga ser investido en este segundo intento, se tramitarán sucesivas propuestas por el mismo procedimiento y, si transcurren dos meses a partir de la primera votación de investidura y ningún candidato hubiese obtenido la confianza del Congreso, habría que convocar nuevas elecciones. Porque, aunque se conozca ya el reparto de escaños, sigue sin resolverse la pregunta clave: quién (y cómo) gobernará España. (Isabel Miranda / ABC)