sábado, 5 de diciembre de 2015

diciembre 05, 2015
WASHINGTON D.C., 5 de diciembre.- No hay nada más perfecto que una unidad familiar. Para comunicarse no tienen que usar el teléfono, viven en la misma casa, se apoyan mutuamente. En la masacre de San Bernardino el papel importante fue el de Tashfeen Malik. Una mujer con una doble lealtad. Esposa del asesino, Syed, y esposa virtual del Califa, a quien juró sumisión en Facebook, paso para aportar como dote al ISIS seguida de una reclamación no formal por los propagandistas del ISIS. Pero todo está por verificar. El post de la mujer por sí solo no es suficiente, incluso si revela una aspiración. La responsabilidad que toma es genérica, habla de "partidarios", como para indicar una operación inspirada pero no dirigida por el movimiento.

El hilo de la masacre de San Bernardino se remonta al 16 de agosto de 2014, cuando Syed se casa con Tashfeen, paquistaní, farmacéutica trunca, a quien conoció primero en línea y más tarde en dos viajes a Arabia Saudita. Vivían en California, ella recibió la tarjeta verde, el primer paso hacia la ciudadanía. Pero tal vez ya pensaba en otra cosa.

Syed Farook y su mujer, Tashfeen Malik (AFP)

Bombas rudimentarias y revistas radicales en línea

Un colega Syed acusa: "Ella era la terrorista", argumentando que sería Tasfheen la que empujó a su marido a tomar posiciones extremas. Es después de la boda que el hombre se radicaliza. La chica, de 28 años de edad, es muy observadora, anda en casa con el rostro cubierto, los hermanos del marido nunca ver su cara. Pero también hay otro velo: la aparente normalidad de su existencia, sólo perturbada por algún desacuerdo de Syed en su lugar de trabajo. De ahí que la teoría de las cuestiones personales como motivo.

Mientras tanto, en la casa la célula crece, no en tamaño, pero sí en determinación. Por instrucciones yihadistas, los manuales invitan a tomar ventaja de la pasión estadounidense por las armas: es fácil obtenerlas. Syed prepara el arsenal, reúne una docena de bombas rudimentarias. La revista en línea de al-Qaeda en Yemen publica un artículo titulado "Cómo construir una bomba en la cocina de tu madre." Al mismo tiempo, la pareja vive en la trinchera digital, es posible que frecuente (con precaución) sitios extremistas, alimentando sus creencias sin hacerse notar del contraterrorismo. Contactos que sólo ahora emergen -vagas- con un militante somalí y uno de al Nusra, facción siria en la órbita de Al Qaeda. Pakistán argumenta que Tashfeen tenía vínculos con la Mezquita Roja, conocida por sus posiciones extremistas. Y hay quienes incluso sugieren que actuó con el plan de conseguir un marido estadounidense y convertirlo en un asesino.

Disco duro y teléfonos destruidos

El FBI excluye la existencia de una red grande, pero trata de averiguar si hay nexos con alguien. Syed ha tratado de ocultar las huellas digitales eliminando la memoria de la PC y destruyendo dos teléfonos móviles. No lo hubieran hecho sin tener que ocultar algo. Lo concreto es el post en que la mujer, utilizando un seudónimo, ha aceptado la autoridad de Al Baghdadi. Lo hace a las 11 del martes, en medio del atentado cuando la primera alarma ya se había dado.

Los investigadores tendrán que averiguar si se trataba de una decisión improvisada, si tal vez no había ninguna relación real con el ISIS, o si era un movimiento para evitar ser identificados. La célula micro permaneció encubierta hasta lo último. Syed con colegas en la fiesta de Navidad. Tashfeen en casa, entre pañales y ropa para su niña. Han resurgido media hora más tarde para completar la misión. Y cuando llegó el momento, Tashfeen mostró su personalidad. Dejó de ser madre y fue a distribuir la muerte. (Guido Olimpo / Corriere della Sera)