lunes, 21 de diciembre de 2015

diciembre 21, 2015
ROMA, Italia, 21 de diciembre.- Con la ayuda de activistas locales que se juegan el cuello, miembros de Animal Equality se infiltraron durante semanas en algunas granjas chinas de cría de animales que practican la matanza de perros y gatos para la obtención de pieles con las que fabrican bolsas, ropa, juguetes, peluches y tapetes. (En español es Igualdad Animal).

Es la nueva investigación sobre el comercio de pieles de perros y gatos en China realizada por la organización internacional para la defensa de los animales que tiene miles de miembros y cerca de un millón y medio de seguidores.

Cada año en la superpotencia se mata a 10 millones de perros y 4 millones de gatos. A menudo robados a sus legítimos propietarios, tanto es así que llegan con sus collares al martirio. En China, el comercio de piel y carne de gatos y perros no es ilegal (en Europa sí), aunque afortunadamente la sensibilidad de la opinión pública sobre la cuestión está cambiando lentamente.

Gracias también a la operación anterior de Animal Equality en 2013, que llevó al cierre de treinta minoristas "especializados" y un matadero para perros. En aquel entonces, los principales medios de comunicación y noticias chinos publicarin imágenes terribles que se viralizaron haciendo que la opinión pública comenzara a cuestionar la legitimidad de esta barbarie.

Del álbum "Dog and cat fur" de Animal Equality (204 fotos).

Por primera vez, la Policía intervino: "Mientras el gobierno chino no prohíba este comercio, el cierre de los mercados, los restaurantes y los mataderos se hará sólo en lo respectivo al cumplimiento de las leyes sobre la bioseguridad y los preciios". Así sucedió hace dos años. Así podría suceder de nuevo hoy.

Pero volvamos a la última "investigación", con video adjunto, por momentos muy cruel e insoportable (se puede ver en este enlace), y no sólo para los amantes de las mascotas. Gracias a la cooperación de valientes activistas locales, el equipo de la organización logró infiltrarse en estas industrias tabú en Jining, Foshan y Jaixing, capturando en directo secuencias del holocausto cotidiano sufrido por estas criaturas indefensas, sacrificadas por su piel y algunos yenes.

Se ve a perros con los ojos grandes y brillantes, de los cuales descienden lágrimas desesperadas. Tal vez porque intuyen lo que les va a pasar. Acabando de llegar, todavía enjaulados, se les agarra con tenazas para matarlos uno por uno. A martillazos en la cabeza o degollados. En las fotos se ve la sangre manar. Después de una agonía corta o larga, llegó el momento del ritual primitivo de la desolladura.

En ese momento las pieles de los perros están listas para ser vendidas a los mayoristas. Terminarán en las tiendas y centros comerciales de China, "el último eslabón de una cadena de comercio macabra"; y a veces en la Europa "libre de crueldad" y "amigable hacia perros y gatos" debido a que es muy difícil de rastrear, en particular en pieles, cuero y accesorios: se necesitaría un costoso examen de ADN. Basta un etiquetado falso para pasar las aduanas. Mientras que la piel de perros mapaches (Nyctereutes procyonoides) se exporta tranquilamente pues su entrada a Occidente no está prohibida.

La investigación de Animal Equality forma parte de la campaña mundial VoicelessFriends.org, que ha recaudado hasta ahora casi seiscientos mil firmas, entregaas hace unos días en la Embajada de la República Popular China en Madrid.

El objetivo es prohibir el comercio de carne y pieles de perros y gatos en China y, por supuesto, en el resto del mundo. "Es importante destacar cómo el número de activistas y personas de nacionalidad china que protestan contra estas atrocidades crece rápidamente", explica a l'Espresso Mateo Cupi, director ejecutivo de Animal Equality Italia. Sólo ellos pueden presentar una denuncia penal o civil; su compromiso con la causa es crucial. Y como "en China no existen leyes para proteger a los animales, la presión internacional puede desempeñar un papel neurálgico para presionar al gobierno nacional para que poner fin a esta crueldad." (Maurizio Di Fazio / l'Espresso)