martes, 15 de diciembre de 2015

diciembre 15, 2015
Pedro Echeverría V.

1. El rector de la Universidad de Yucatán, JJ Williams –el tercer veterinario consecutivo en la rectoría- ríe con enorme felicidad: los directivos de los sindicatos de profesores y de trabajadores aceptaron el aumento oficial de 3.5 por ciento y no habrá ninguna amenaza de huelga y, por otro lado el CENEVAL, la institución privada que lleva décadas realizando pruebas y por ellas recogiendo enormes cantidades de dinero, acaba de declarar que la Universidad de Yucatán es una de las cinco mejores del país. Y ligado a ello, algún editorialista publicó en La Jornada que avanza Yucatán hacia la vanguardia científica”.

2. De entrada diré que fui estudiante preparatoriana de la UADY, luego investigador, profesor invitado y maestro en las Facultades de Antropología (dos años) y de Arquitectura por más de 17 años; escribí además un libro: La Universidad de Yucatán (interpretación histórico-crítica) publicado en 1994. He estado atento de los problemas de la UADY y he escrito más de 50 artículos sobre la universidad. Por ello, aunque hago a un lado asuntos intrascendentes o domésticos de ese centro educativo, algunos me llaman mucho la atención como ahora que los trabajadores aceptan un ridículo aumento a pesar de que desde siempre son los más jodidos de la UADY.

3. Hace un año –al fin- se fueron a la huelga y recibieron un gran apoyo de la sociedad; por ello lograron ganar algunas demandas importantes, pero en ningún momento dejaron de ser los peor pagados. Publiqué entonces más de seis artículos apoyando y acompañándolos en sus batallas creyendo que con esa huelga lograrían un gran respeto y en los futuros años con la sola amenaza irían recuperando sus salarios y prestaciones. Del sindicato de maestros (APAUADY) no digo nada porque jamás de los jamases han luchado o demostrado tener un poco de dignidad. Se han considerado los mejor pagados de la región, así como bien coberturados. (Reflejan muy bien a Yucatán)

4. Por otro lado el CENEVAL, esa empresa “creada hace 17 años como la Comisión Nacional de Evaluación de la Educación Superior (Conaeva), con el ánimo de promover y respaldar la creación de un sistema de evaluación de la educación superior con cobertura nacional”. Esa empresa privada ha sido expulsada de muchas instituciones –como la UNAM- sin embargo en Yucatán, como declaró Catalina Betancourt, su directora general adjunta, “de la UADY están saliendo egresados con muy excelente calidad académica” porque la UADY siempre se ha caracterizado por participar en el CENEVAL desde el momento de su creación”. ¿Quién da la medida de las universidades?

5. La verdad no existe; siempre es la interpretación impuesta por el poder. Si alguien con peso económico y política declara que México está muy bien, que su gente está muy feliz o que la universidad es de las mejores del mundo, pues “es verdad” porque lo ha declarado el poder. Si por el contrario se acusa de rebeldes, de flojos, de delincuentes o terroristas a luchadores sociales, pues “es verdad” porque lo ha dicho la autoridad y los medios de información. Pregunto: ¿Será bueno un pueblo, estudiantes o profesionistas universitarios que jamás luchan, que no defienden intereses colectivos, que sólo están preocupados por sus intereses individuales, por dinero, y no dan solidaridad?

6. Les decía que tuve amistad con un alto componente de la Junta de Gobierno de la UNAM –arquitecto él- que insistió en convencerme que las universidades se medían por el número de sus “doctores”. Yo manejaba entonces que podría ser por el número de libros, investigaciones y ensayos publicados, así como por la cantidad de conferencias, ponencias y debates presentados. Por ello una amiga, al invitarla a una importante conferencia, me respondió que ya había asistido a las dos que marcaba el reglamento para obtener puntos y estaba esperando que le publiquen un artículo en el extranjero porque daban más “corcholatas”.

7. He visitado varias universidades y he visto discutir y manifestarse a los estudiantes de Guadalajara, Monterrey, Sinaloa, Puebla, Acapulco, Morelia y Oaxaca. Los he visto luchando por la transformación universitaria, criticando al gobierno y contra el autoritarismo. En Yucatán jamás de los jamases, con excepción de 1974 que protestaron algunos contra el asesinato del abogado Efraín Calderón y los que protestamos en 2007 contra la visita de Bush y Calderón y luego fueron encarcelados por un mes. La realidad es que llevamos 50 años realizando pequeños actos políticos de protesta y ni un solo estudiante o profesor universitario nos ha acompañado.

8. Después de ser alumno, investigador y dar clases más 17 años en la Universidad de Yucatán tengo la convicción de que el problema es el capitalismo y el individualismo, así como el miedo a enfrentar problemas diferentes que pueden salirse “del control”. La universidad refleja exactamente el conservadurismo histórico del estado de Yucatán. Un ejemplo: Mis compañeros profesores que salieron a protestar con la CNTE en número de cuatro mil peleando por sus derechos una semana antes de las vacaciones, a la siguiente semana salieron 200 (doscientos) porque tuvieron que ir a la playa. Tiene razón el español Julio Anguita, si el 90 por ciento no lucha, pues estamos jodidos.

9. Por ello cuando el articulista Javier Flores busca animarnos anunciándonos que Yucatán va hacia la vanguardia científica al ponerse en marcha la “primera etapa del Parque Científico y Tecnológico con una inversión de más de mil millones de pesos”, no emociona a nadie porque todos los “científicos y universitarios” están absolutamente desligados de la población y sus problemas. Yucatán es uno de los tres estados más miserables y sin empleo de la República que gracias a su religión y a la televisión enajenante no se han levantado “contra los blancos opresores” como en la “Guerra de Castas” de mediados del siglo XIX. (15/XII/15)