lunes, 30 de noviembre de 2015

noviembre 30, 2015
BANGUI, República Centroafricana, 29 de noviembre.- Hoy Papa Francisco tuvo un muy atareado Primer Domingo de Adviento. A las nueve de la mañana se despidió de Uganda en el Aeropuerto de Entebbe, de donde salió su avión para llegar en menos de una hora al aeropuerto internacional “M’Poko” de Bangui, donde se efectuó la ceremonia de bienvenida a la República Centroafricana.

A las 11:00 realizó una Visita de cortesía a la presidenta del Estado de Transición, Catherine Samba Panza, en el Palacio Presidencial “de la Renaissance”, donde media hora después se llevó al cabo un encuentro con la clase dirigente y con el cuerpo diplomático.

Al mediodía visitó un campo de refugiados y después sostuvo un encuentro con los obispos de la República.

A las cuatro de la tarde tuvoi lugar el encuentro con las Comunidades evangélicas en la sede de la FATEB (Facultada de teología evangélica de Bangui).

A las cinco el Pontífice celebró la Santa Misa con sacerdotes, religiosos, religiosas, catequistas y jóvenes en la Catedral de Bangui. (Para todas las actividades, ver la galería en este enlace)

Finalmente, confesó a algunos jóvenes y dio comienzo la Vigilia de oración en la explanada de la Catedral:

Papa Francisco besa a una bebe en el campo de refugiiados. (AP)

«¿Qué debemos hacer para que el amor y la reconciliación reinen en nuestro país?». Después de escuchar la historia dramática de los jóvenes centroafricanos, que han crecido en un país golpeado por la violencia, Papa Francisco respondió a las preguntas de los jóvenes durante la Vigilia de oración en la explanada de la Catedral de Bangui.

«Queridos jóvenes, yo los saludo con todo el afecto. Nuestro amigo, que habló en nombre de todos, dijo que el símbolo de ustedes es el banano. Porque el banano es un símbolo de vida, siempre crece, siempre se reproduce,  siempre da los frutos con mucha energía alimenticia. El banano es también resistente. Y yo creo que esto dice claramente la vía que se les propone en este momento difícil de guerra, odio, división; la vía de la resistencia. Decía su amigo que algunos de ustedes quieren irse. Huir a los desafíos de la vida nunca es una solución. Es necesario resistir, tener el valor de la resistencia, de la lucha por el bien. Quien huye no tiene el valor de dar vida. Los bananos dan la vida y sigue reproduciéndose y sigue dando más y más vida porque resiste, porque se queda, porque está ahí.

Y algunos de ustedes me harán la pregunta: ‘Pero padre, ¿qué podemos hacer? ¿Cómo hacemos para resistir?’ Yo les diré dos o tres cosas que tal vez serán útiles para que ustedes resistan. Antes que nada, la oración. La oración es poderosa. La oración vence al mal. La oración te acerca a Dios que es todopoderoso. Yo les hago una pregunta: ¿ustedes rezan? No oigo. No lo olviden.

Segundo: trabajar por la paz. La paz no es un documento que se firma y se queda ahí. La paz se hace todos los días, la paz es un trabajo artesanal, se hace con las manos. Se hace con la propia vida. Pero alguno me puede decir: ‘¿Dígame, padre, cómo puedo ser yo artesano de la paz?’. Primero: no odiar nunca. Y, si uno te hace el mal, tratar de perdonar. Nada de odio. Mucho perdón. ¿Lo decimos juntos? Nada de odio. Mucho perdón. Y si tú das amor, nunca serás derrotado; con el amor, ustedes serán vencedores en la vida y darán vida siempre. El amor nunca los hará derrotados.

Ahora les deseo lo mejor a ustedes. Piensen en el banano. Piensen en la resistencia frente a las dificultades. Huir, irse lejos no es una solución. Ustedes tienen que ser valientes. ¿Entendieron qué significa ser valientes? Valientes en el perdón, valientes en el amor, valientes en el hacer la paz. ¿De acuerdo? ¿Lo decimos juntos? Valientes en el perdón, valientes en el amor y valientes en el hacer la paz.

Queridos jóvenes centroafricanos, estoy muy contento de encontrarme aquí. Hoy abrimos esta puerta, esto significa la Puerta de la Misericordia de Dios. ¡Confíen en Dios! Porque Él es misericordioso, Él es amor, Él es capaz de darnos la paz. Y por ello, les dije al principio que rezaran, es necesario rezar para resistir, para amar, para no odiar, para ser artesanos de paz. Muchas gracias por su presencia. Ahora regresaré adentro a escuchar las confesiones de algunos de ustedes.

¿Tienen el corazón dispuesto a resistir? ¿Sí o no? ¿Tienen el corazón dispuesto a luchar por la paz? ¿Tienen el corazón dispuesto a perdonar? ¿Tienen el corazón dispuesto a la reconciliación? ¿Tienen el corazón dispuesto a amar esta bella patria? Y vuelvo al principio: ¿tienen el corazón dispuesto a rezar? Ahora también les pido que recen por mí, para que pueda ser un buen obispo, para que pueda ser un buen Papa. ¿Me prometen que van a rezar por mí? Y ahora les daré la bendición, a ustedes y a sus familias, una bendición pidiendo al Señor que les dé el amor y la paz. Buenas tardes y recen por mí». (Agencias / Vatican Insider)