domingo, 15 de noviembre de 2015

noviembre 15, 2015
ANTALYA, Turquía, 15 de noviembre.- El presidente estadounidense, Barack Obama, y su homólogo ruso, Vladimir Putin, acercaron el domingo posiciones sobre la guerra en Siria, después de que los atentados de París reivindicados por el Estado Islámico (EI, IS o ISIS) volvieran más urgente avanzar hacia una solución. (En estos momentos, Francia está bombardeando Raqqa, en Siria)

En una reunión informal mantenida al margen de la cumbre del G20 en Antalya, Turquía, Obama y Putin pidieron una "transición política dirigida por sirios", precedida de "negociaciones bajo la mediación de la ONU", así como un alto el fuego.

La guerra en Siria ha dejado más de 250,000 muertos en cuatro años y sobre el terreno se libran varios frentes, entre el régimen, apoyado por Moscú, los rebeldes y grupos como el Estado Islámico, bombardeado por una coalición dirigida por Estados Unidos.


Después de meses de tensiones diplomáticas, Obama y Putin mantuvieron una inesperada reunión de 35 minutos, sentados frente a frente en una pequeña mesa al margen de la cumbre, según imágenes de televisión.

Quedan, sin embargo, diferencias

Pese a ello, el Kremlin advirtió que quedan "divergencias" sobre cómo combatir a los yihadistas.

Moscú y Washington tienen "objetivos estratégicos ligados a la lucha contra el EI, estos son muy parecidos, pero quedan divergencias sobre la táctica", dijo un consejero ruso, sin más explicaciones.

Mientras, fuentes de la Casa Blanca calificaron de "constructiva" la reunión.

En una cumbre marcada por los atentados de París que dejaron al menos 129 muertos, los líderes observaron un minuto de silencio en recuerdo de las víctimas y se mostraron determinados a hacer frente común frente al yihadismo.

El anfitrión de la cita, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan, prometió que la cumbre enviará un mensaje "muy fuerte, muy duro" contra esa lacra.

Las cumbres de los países más ricos del planeta suelen estar dedicadas a asuntos económicos, pero la guerra en Siria, la crisis migratoria en Europa -en parte ligada a ese conflicto- y la masacre de París, modificaron la agenda este año.

Asad, punto de divergencia

Washington y Moscú ya lideraron el sábado en Viena una reunión internacional de jefes de la diplomacia que fijó un calendario concreto para la transición política en Siria.

Pero las divergencias persisten sobre la suerte de Asad.

A diferencia de occidentales y árabes, que piden su partida inmediata, Rusia e Irán siguen defendiendo al presidente sirio.

Los principales aliados y detractores internacionales del régimen tratan desde hace varias semanas de acercar sus posiciones para poner en marcha un proceso de paz en ese país.

Por primera vez se reunieron en las pasadas semanas los ministros de Exteriores de los todos países involucrados de alguna forma en ese conflicto, incluyendo Arabia Saudí, aliado de la oposición siria, e Irán, principal aliado de Damasco.

Erdogan se opone, además, a la campaña aérea rusa en Siria, limítrofe con Turquía, y exige a sus homólogos -hasta ahora sin éxito- crear una zona de seguridad en el norte sirio, libre del EI, para acoger a los refugiados.

A Turquía llegaron 2.2 millones de refugiados sirios y la UE quiere convencer a Ankara de que los acoja para atajar la ola de migrantes que trata de alcanzar su territorio.

El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, advirtió contra cualquier tentativa de transformar la política europea de refugiados a raíz de los atentados.

"Quienes perpetraron los atentados son exactamente aquellos de los que huyen los refugiados" y por lo tanto, "no es necesario revisar en su conjunto la política europea en materia de refugiados", dijo.

Las autoridades griegas indicaron que un pasaporte sirio hallado por la policía francesa en uno de los lugares que atacaron los yihadistas en París pertenecía a un solicitante de asilo que se registró en octubre en una isla griega, adonde llegan decenas de miles de migrantes.

El cambio climático

Dos semanas antes de la conferencia de la COP21 en París, la cita del G20, que terminará el lunes, está llamada además a subrayar la necesidad de llegar a un ambicioso acuerdo contra el cambio climático.

El dossier económico estará marcado por la ralentización de la economía china que inquieta a los mercados y a los países emergentes.

En una reunión previa a la cumbre, los líderes de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica) advirtieron que "la economía mundial se halla todavía en la zona de riesgo" y llamaron a "reforzar" la cooperación de la política macroeconómica en el seno del G20.

Brasil y Rusia se hallan actualmente en recesión, China sufre una desaceleración que incide directamente en la economía mundial y Sudáfrica se tambalea por la caída de la demanda de las materias primas. Sólo India sigue gozando de la bonanza económica.

La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, destacó no obstante que los BRICS "continuarán siendo una fuerza positiva en la reactivación del crecimiento global en los próximos años". (Univision / lanacion.com.ar)