martes, 10 de noviembre de 2015

noviembre 10, 2015
WASHINGTON D.C., 10 de noviembre.- Ayer, Benjamin Netanyahu enterró el 'hacha de guerra' frente a Barack Obama. Después de haber apostado todo o nada contra el acuerdo nuclear entre EEUU y cinco potencias, por un lado, e Irán, por otro, y de haber apoyado implícitamente al candidato republicano a la presidencia de EEUU en 2012, Mitt Romney, el primer ministro israelí ha aceptado que ha perdido. Obama sigue en la Casa Blanca. El acuerdo nuclear con Irán es una realidad. E Israel necesita renovar el tratado de cooperación militar por 10 años con EEUU, que concluye en 2017.

La ceremonia de la paz fue en el Despacho Oval de la Casa Blanca, donde los dos dirigentes se vieron las caras por primera vez en un año, un tiempo inusualmente largo para dos países -Israel y EEUU- que tienen una relación más que estrecha. Solo la ayuda militar que cada año recibe el Estado judío de EEUU es similar (3,000 millones de dólares, o 2,800 millones de euros) a la que obtenía Cuba de la URSS. Netanyahu ha ido a Washington porque quiere elevarla a 5,000 millones de dólares aunque, según la agencia de noticias Reuters, probablemente acabará entre 4,000 y 5,000 millones.

Netanyahu y Obama. Money makes the world go round. (AFP)

Ése es dinero de los impuestos de EEUU para Israel. De hecho, el coste de los 20 cazabombarderos 'invisibles' F-35 que Israel va a comprar, a un precio de 135 millones de dólares la unidad (125 millones de euros) va a ser pagada íntegramente por el contribuyente estadounidense, bajo la forma de ayuda militar a Israel, según ha declarado el propio Ministerio de Defensa de Israel. Eso son 2.700 millones de dólares (2.500 millones de euros). Israel plena adquirir un total de 75 F-35 y varias decenas de una versión del más tradicional F-15 adaptado para hacerlo invisible al radar que sale a 100 millones de dólares (93 millones de euros) el avión.

Con esas cifras en juego, era hora de pasar página. "No es ningún secreto que el primer ministro [Netnayahu] y yo hemos tenido un serio desacuerdo sobre este asunto concreto", dijo Obama en referencia al acuerdo con Irán. "Pero no tenemos un desacuerdo sobre la necesidad de garantizar que Irán no logra armas nucleares, y no tenemos descuerdo sobre la importancia de frenar y desestabilizar iniciativas que Irán puede estar llevando a cabo", añadió. Netanyahu fue igualmente condescendiente. Y, para mostrar el equilibrio que en otras ocasiones no ha tenido, iba a participar anoche en un evento en el think tank republicano American Enterprise Institute y hoy en otro en el demócrata Center for American Progress, que ha respaldado el acuerdo con Irán. El primer ministro israelí también reafirmó su compromiso con un Estado palestino "desmilitarizado y que reconozca a Israel".

Pero la clave de Oriente medio no pasa por un proceso de paz con Palestina que está en el congelador. Hay otras áreas más importantes, en las que Irán está, de nuevo, involucrado. La más obvia, la desintegración de Siria, donde Rusia y EEUU apoyan, con tropas sobre el terreno, a facciones diferentes. De hecho, en este último apartado, Israel y los países árabes aliados de EEUU están en la misma línea, que es exactamente la opuesta a Washington: la principal amenaza para la región es Irán, y no el Estado Islámico (IS, según sus siglas en inglés).

El mejor ejemplo de ello es que la actual escalada de la guerra en Siria tras el inicio de la intervención rusa la está llevando a cabo EEUU con la ayuda de Francia. Según informaba la semana pasada el diario 'The New York Times', los aliados árabes de EEUU han recortado o eliminado sus ataques aéreos al IS en Siria para concentrarse en los bombardeos a los rebeldes proiraníes de Yemen. Así, Bahréin no ha atacado al IS en Siria desde febrero; los Emiratos Árabes Unidos, desde marzo; Jordania, desde agosto; y Arabia Saudí, desde septiembre. Mientras tanto, esos países se preparan para una verdadera 'Guerra Fría' con Irán en la que cuentan con la simpatía y el apoyo de Israel. (Pablo Pardo / elmundo.es)