sábado, 28 de noviembre de 2015

noviembre 28, 2015
NAIROBI, Kenia, 28 de noviembre.- Carolina Valdehíta escribe para El Mundo: Homosexualidad, religión y África. Tres conceptos imposibles de unificar, a priori, pero cuya batalla aún está por celebrarse. Días antes de su llegada a África, los grupos de activistas gays ugandeses hacían una plegaria al Papa Francisco para que predicara la tolerancia hacia los homosexuales e incluso condenase los ataques violentos contra este colectivo.

Los líderes de la Iglesia ugandesa ponían el grito en el cielo ante tal blasfemia, olvidando que en numerosas ocasiones el Papa Francisco ha pedido respeto por todos los seres humanos, independientemente de su orientación sexual, religiosa o étnica. "¿Quién soy yo para juzgar?", dijo refiriéndose hace un tiempo a un sacerdote supuestamente gay.

Su Iglesia busca ser más tolerante con todos los marginados y así lo predica. Y los gays, en África, de eso saben mucho. Uganda es uno de los países africanos donde los homosexuales tienen más enemigos públicos: el estado presentó el año pasado un proyecto de ley que contemplaba la posibilidad de encarcelar de por vida a las personas sospechosas de cometer "actos homosexuales".

El Papa hoy en Uganda. Un tanto críptico, pero sí se pueden interpretar sus palabras como una respuesta:  El Papa a los jóvenes de Uganda: "son un pueblo de mártires, transformen el odio en amor"y hay amplísima información en aciprensa.

En Uganda, donde el presidente Yoweri Kaguta Museveni lleva casi treinta años en el poder, hablar de derechos humanos no siempre es fácil. De hecho, resulta especialmente llamativo que el país aúne tantos esfuerzos y se oponga de manera tan categórica a cualquier atisbo de homosexualidad. Y quizás sean únicamente superados por Zimbabue y su elocuente nonagenario líder, Robert Mugabe, el mayor enemigo de los gays que conoce África y parte del extranjero. El ministro David Bahat no esconde la aversión política y los planes de llevar a cabo la reforma legal. "Si la ley dice que tienes que ir a la cárcel, tienes que ir a la cárcel, es como cualquier otro crimen", declaraba ante las cámaras de la CNN. Es lo que hay.

El Vaticano no confirmó si Francisco entraría en ese debate de defensa de los homosexuales africanos. De hecho es poco probable que lo haga, ya que iría en contra de los deseos de los obispos locales. Pero la repulsa hacia el amor entre dos personas del mismo género no sólo es criminalizada por parte de la religión, sino también por parte del gobierno. "Estoy orando para que no hable de esto, porque va a abrir la caja de Pandora", dijo Simon Loodo, el ministro ugandés de ética, que condena firmemente a los homosexuales. "Aquí en Uganda, el tono es diferente. Si quiere hablar de los homosexuales que se centre en la aceptación, pero no en tolerancia. Siempre hemos condenado este estilo de vida, sobre todo en la línea de exhibicionismo. Ya es bastante malo que los homosexuales son allí, ¡pero ellos no van por delante y exponen a sí mismos".

Tabú o no, la realidad es que el movimiento gay existe en Uganda y varios activistas son embajadores de la causa. Seis ataques contra la comunidad LGBT ugandesa fueron reportados en octubre según el grupo al que pertenece Frank Mugisha, un conocido activista con más de once mil seguidores en Twitter, lo que les obligó a convocar una reunión de seguridad de emergencia. Hostigados, perseguidos y marginados por sus familias, los gays y lesbianas ugandeses esperan que el Papa Francisco no se olvide hoy de ellos y clame solidaridad y tolerancia hacia la comunidad. ELMUNDO.ES habló con Mugisha sobre sus perspectivas ante esta visita y para conocer la situación del colectivo a fondo.

¿Hay un grado importante de homofobia actualmente en las calles de Uganda?

Sí, sí que lo hay, por supuesto, en todos los niveles, desde gente que no es amigable hasta gente que desprende un odio profundo hacia la comunidad.

¿Qué dice la ley y en qué consistía la reforma que quería llevar a cabo el gobierno?

La ley en materia de homosexualidad que había en el país se quitó el año pasado ya que el gobierno quería llevar a cabo una reforma para endurecer las penas por la presión por parte de la Iglesia. La ley que está vigente en este momento es una muy antigua, de la época colonial que criminaliza a las personas que realizan actos homosexuales. En la nueva ley se quería incluir la pena de muerte. Ahora mismo no hay nadie encarcelado por su condición de homosexual, al no haber ley actual, porque la que hay de la época colonial dice que la gente sólo puede ser juzgada si se les encuentra cometiendo actos homosexuales.

La religión está muy arraigada en África. ¿Qué problemas internos experimenta la comunidad gay que es la vez creyente? ¿Cuál es la posición de la Iglesia ugandesa respecto a la minoría gay?

Es un problema porque se sienten muy rechazados por la Iglesia. Quieren ser parte de unas creencias que lo que hacen es marginarlos, es muy frustrante. Todas las iglesias han declarado públicamente que se oponen a la homosexualidad y los rechazan con rotundidad. Tampoco creemos que un cambio de política en Uganda vaya a cambiar las cosas, porque es la Iglesia quién tiene la última palabra. Aunque si apoyan los derechos humanos, tendrán que apoyar los derechos de la comunidad LGBT.

¿Pidieron reunirse con el Papa? ¿Qué mensaje tienen para él y qué esperan que diga en relación a los derechos de los homosexuales?

Pedimos reunirnos con el Papa, pero a día de hoy aún no hemos recibido desde su comité de organización. El mensaje que queremos que dé es de la aceptación, tolerancia y no discriminación hacia los gays y lesbianas del mundo. Pero no queremos que se limite a hacerlo en una comparecencia pública, lo importante es que se reúna en privado con la Iglesia para hablar de la protección del colectivo LGBT en Uganda, porque hay muchas cosas que son muy preocupantes.

El presidente Barack Obama tiene un discurso de defensa de los gays muy contundente. ¿Creen que un mensaje de apoyo del Papa podrá derivar en un cambio de dirección del gobierno o mayor comprensión por parte de la Iglesia?

Absolutamente. Creemos que sí él dice algo puede haber muchos cambios. Bueno, quizá no muchos, pero al menos algo puede cambiar. Aunque Obama también ha tratado de ayudar a los derechos de los homosexuales en África, la diferencia fundamental es que el Papa no implica ninguna relación política, como sí ocurre con Obama, por eso su mensaje es más importante. Todos los mensajes son importantes, pero un mensaje de este tipo por parte del Papa será mejor recibido.

El tema gay en la gira (desde Nairobi)

Por Catrina Stewart de The Independent de Gran Bretaña. Especial para Páginal12.

Traducción: Celita Doyhambéhère.

Cuando un periódico ugandés el año pasado publicó una lista de 200 personas que dijo eran homosexuales, Akram Kalungi se horrorizó, y se sorprendió, al encontrarse entre los nombrados.

Al igual que todos los miembros muy unidos de la comunidad de Kampala, estaba consciente de las repercusiones potenciales. Tres años antes, David Kato, activista gay prominente, había sido desenmascarado en circunstancias similares. Semanas más tarde, fue asesinado a golpes.

“Después de que me marginaran”, dice Kalungi, de 26 años, “mi madre me expulsó. Ella gritaba que me llevaría a la cárcel o me mataría”. Él no tenía adónde ir, por lo que se unió a los que se dirigen hacia la frontera con Kenia, considerado un paraíso para los homosexuales que escapaban de la persecución.

Mientras Francisco se preparaba para visitar Uganda ayer, los activistas están instando al Pontífice para utilizar su visita inaugural a Africa como líderes católicos que predican la tolerancia hacia una comunidad cuyos miembros son con frecuencia el blanco de la homofobia violenta.

“Estamos orando, el Papa va a decir algo sobre el abuso a las comunidades LGBT en Uganda”, una activista de la Liberty and Roam Uganda, un grupo de defensa de lesbianas, dijo por teléfono desde Kampala, y agregó que la “mayor discriminación” viene de los líderes religiosos.

El papa Francisco, cuya visita se inició en Kenia, ha dicho previamente que los actos homosexuales son pecaminosos mientras que la orientación homosexual no lo es, diciendo de sacerdotes homosexuales: “¿Quién soy yo para juzgar?”. Sus palabras en una misa en Nairobi el jueves, sin embargo, se orientaron más hacia los valores tradicionales, haciendo hincapié en que la “salud de cualquier sociedad depende de la salud de sus familias.” Reflejando, tal vez, la naturaleza más conservadora de la Iglesia en Africa, también habló fuertemente en contra del aborto, un endurecimiento de su postura anterior.

Sin embargo, instó a los keniatas a “rechazar todo lo que lleva a los prejuicios y la discriminación.” Pero el Vaticano permaneció evasivo sobre si se abordará la cuestión de los derechos de los homosexuales en Uganda, donde las iglesias son ampliamente acusadas de alimentar la homofobia.

Muchos líderes religiosos –el arzobispo católico de Kampala fue una excepción notable– respaldaron el proyecto de ley draconiano anti gay, un primer borrador pedía la pena de muerte para los actos homosexuales. La ley fue promulgada el año pasado ante la crítica furiosa de Occidente sólo para ser posteriormente revocada por razones constitucionales. La homosexualidad es ilegal en Uganda, penada con cadena perpetua.

“Cuando el presidente de Uganda, Yoweri Museveni, promulgó la ley, la Iglesia celebró oraciones de acción de gracias. Las iglesias realmente enviaron un mal mensaje”, dijo Frank Mugisha, un católico practicante y jefe de Minorías Sexuales de Uganda, por teléfono.

A diferencia de en Kenia, donde las personas homosexuales gozan de un grado de tolerancia a pesar de que los actos homosexuales son también ilegales, la comunidad gay de Uganda fue empujada a vivir escondida. “Es una vida de miedo”, dijo Kalungi. Se mudó con su madre después de volver a casa una noche para encontrar a matones intentando incendiar la casa que compartía con amigos.

Pocos se atreven a ir a la policía por temor a más hostigamientos. Incluso después de que se anuló el proyecto de ley anti gay, la policía lo siguió utilizando como pretexto para golpear a los homosexuales, dijo la activista lesbiana. “Leyes o no leyes, nos enfrentamos a la misma violencia, la misma discriminación”.

A veces, el mayor peligro está en casa. Cuando los padres de Arafat Kawooya, de 33 años de edad, musulmán, lo encontraron en la cama con su novio, su padre lo atacó con un cuchillo. Escapó a la ira de su padre saltando por una ventana. Su novio no tuvo tanta suerte; fue capturado y arrestado.