sábado, 14 de noviembre de 2015

noviembre 14, 2015
Juan Acuesta Rodríguez

Ante los acontecimientos lamentables de la noche del viernes 13 en Francia, un servidor, como seguramente toda la sociedad, condena severamente esos actos cobardes, esos actos terroristas. Es una barbarie que difícilmente se pueda erradicar del mundo ante tanto fanatismo que existe en las regiones del Islam.

Las armas y el fuego nunca acallarán las ansias de sangre y de venganza tanto de Occidente como de los países de Medio Oriente.  Lo que sí también creo es prudente señalar, que una respuesta bélica a esta acción no sería lo aconsejable, porque la violencia genera violencia.

Recordarán que atraparon a Bin Laden, acabaron con Gadafi y con tantos, tantos y tantos y el terrorismo no sólo no se elimina, sino se recrudece cada día más y así seguirá si no existe respeto.


Por un lado, el “Imperio” yanqui combatiendo el terrorismo que ellos mismos fomentan con sus acciones. Por otro lado, los países de la OTAN, que como aliados que son, apoyan esas acciones bélicas que también matan no solamente a culpables sino también a gente inocente.

Por otro lado, también están los países islámicos, el ISIS, que son gente que lanzan amenazas y las cumplen. Amenazas contra todos los países que combaten al Islam y al terrorismo. Pero no son amenazas de hoy para mañana, son amenazas que pueden pasar tres meses, seis meses o un año más y apenas se baja la guardia, viene el ataque. Tan simple como decir que en el estadio estaba el presidente de Francia y los terroristas atacaron el lugar.

Es una especie de guerrilla, pero guerrilla muy baja porque atacan a gente inocente, a gente que no tiene que ver con el poder. Y me refiero tanto a los países de Europa y Norteamérica como a los del Islam, naciones que siempre se verán involucradas en ataques injustificados.


La única manera de lograr la paz y la tranquilidad creo será con el respeto, un respeto a cada creencia, un respeto a cada ideología, a cada país, situación que parece simple pero a la vista es complicada porque los cotos de poder sólo eso quieren, el poder.
Se debe prohibir cualquier leyenda, cualquier ofensa que surja de revistas, de prensa, de redes sociales, a todo aquel que ridiculice a la religión que sea, porque si bien unos no reaccionan en forma fanática, otros sí reaccionan de manera violenta y criminal.

Tanto en el Corán como en la Biblia no instan al pueblo a matar a la gente, sino instan al amor al prójimo; y no es válido escudarse en una religión para acciones atroces.
Porque son una blasfemia para cualquier religión.

Entonces sanciono severamente  a Charlie Hebdo, a aquellos que criticaron y ridiculizaron al profeta Mahoma y que también andan ofendiendo a Jesucristo. La diferencia es que nosotros no reaccionamos tan violentamente como los países del Islam. Exijo se le pidan cuentas a los de Charlie Hebdo para que le den la cara a los familiares de los caídos en esos atentados, para que le den la cara al mundo porque parte de lo ocurrido no es solo por ser Francia un país aliado, sino tiene mucho que ver lo que ellos publicaron.

Una cosa es la libertad de expresión y otra cosa el libertinaje, la ofensa, el insulto y muchos se ocultan detrás de las letras argumentando libertad de expresión. La libertad de expresión es para expresar las situaciones dentro de una línea de respeto, no dentro de la ofensa; si no, vean el resultado de anoche y todos los que puedan darse aún.

En conclusión, la única línea que puede existir para evitar estas hecatombes es la línea del respeto y la seriedad. Sanciono enérgicamente cualquier acción violenta contra país alguno, a menos que sea un país invasor. Sanciono los hechos criminales del viernes 13 del año 2015 en París, Francia. Mis condolencias a la Ciudad Luz, mis condolencias a los familiares, mis condolencias al mundo entero, porque hoy está de luto.

Es cuanto.