domingo, 29 de noviembre de 2015

noviembre 29, 2015
Armando "Catón" Fuentes Aguirre


Llamada urgente. Ms. Harlota Hornswoggle vivía con su marido en un lugar de playa en California, Estados Unidos. Al señor le gustaba el deporte del surf, pese a que en las aguas costeras abundaban los tiburones, especialmente los llamados blancos (Carcharodon carcharias), conocidos por su ferocidad y su tendencia a atacar especialmente al hombre, como si algo le supiera. Cierta mañana el esposo salió a surfear. No tomó en cuenta que había en la playa bandera roja, pues se habían avistado tiburones en las cercanías. Poco después de la una de la tarde Ms. Harlota recibió la visita del sheriff de la localidad, a quien acompañaba el coroner o médico forense del condado. "Señora -le dijo el policía-, un surfista fue atacado por un tiburón que seguramente no había almorzado aún, pues devoró por entero al desdichado y no dejó de él otra cosa más que el atributo varonil. Traemos con nosotros la susodicha parte en una hielerita. Examínela usted y díganos si corresponde a su marido, porque sabemos que salió a surfear esta mañana". Preguntó Ms. Harlota: "¿Al decir usted 'atributo varonil' se refiere al llamado one-eyed wonder, cucumber, middle leg, banana, joystick, love muscle, skin flute, dink, sausage, Mr. Happy, wiener, Big Ben, pistol, schlong, pecker, bishop, humpmobile, dong o dick?". "Así es, señora -replicó el sheriff-. También se le llama cock, pisser, dagger, tool, wang, hose o horn". Apuntó el coroner: "Y Tootsie Roll". Pidió Ms. Harlota: "Permítanme ustedes ver la mencionada parte". Abrió la hielerita el sheriff y le mostró a la señora la porción que el tiburón había dejado, seguramente por un escrúpulo de cortesía o para no mostrarse demasiado hambriento. Examinó el atributo la mujer y dijo: "No, no es de mi marido. Y tampoco es de nadie de por aquí". (¡Qué barbaridad! Según informó el sheriff, al decir "de por aquí" Ms. Harlota se refería al espacio comprendido entre San Diego y Crescent City, incluyendo Adelanto, El Cajon, Hesperia, Twentynine Palms, Vasco, China Lake, Visalia, Dos Palos, Novato, Petaluma, Sebastopol, Manteca, Colusa, Portola, Eureka, Chico, Artala y Happy Camp). En la papelería el cliente le pidió a Babalucas: "Quiero un pliego de papel parafinado". Respondió él: "Papel para muerto no hay". Le dijo el guardia a Astatrasio Garrajarra: "No puede usted entrar en el Metro. Está borracho". Replicó el beodo: "Yo no voy a manejar". Don Ulero era inspector de policía en Cuitlatzintli. Una mañana el alcalde del lugar recibió una llamada telefónica que, le dijo su secretario particular, tenía el carácter de bastante urgente. Don Restituto -tal era el nombre del munícipe- tomó la llamada a pesar de que en ese momento estaba muy ocupado jugando al Candy Crush. Quien llamaba era don Ulero. "Señor presidente municipal -le dijo-. Con su venia paso a informarle que doña Medusia acaba de asesinar a su marido. Primero le vació la carga de una pistola calibre .38, tras de lo cual le dio 95 puñaladas con un cuchillo de carnicero. Seguidamente lo hizo papilla golpeándolo con la tranca de la puerta. No contenta con eso lo roció con dos galones de petróleo y le prendió fuego. Debo anotar que el petróleo era refinado, por si esa circunstancia sirve de atenuante". "¡Carambola! -exclamó don Restituto-. ¿Sabe usted por qué doña Medusia cometió ese delito?". Relató don Ulero: "Al parecer se molestó porque acababa de trapear el piso de la sala, y su marido entró y lo ensució. Según testimonio de vecinos ella le gritó hecha una furia: "¡Mil veces te he dicho que no entres cuando el piso esté mojado!". Y así diciendo lo acribilló con la pistola, lo traspasó con el cuchillo, lo tundió con la tranca y lo quemó con el petróleo". "¡Carambola! -volvió a exclamar el edil, cuyo catálogo de interjecciones era breve-. Y dígame usted: ¿a qué horas ocurrió ese homicidio?". Respondió el sheriff: "Hace una hora". "¡Carambola! -exclamó por tercera vez don Restituto-. ¿Y ya detuvieron a doña Medusia?". Contestó el policía: "No, señor". "¡Carambola! -se molestó el alcalde-. ¿Por qué no la han detenido?". Explicó don Ulero: "Estamos esperando a que se seque el piso"...FIN.