lunes, 23 de noviembre de 2015

noviembre 23, 2015
Gilberto Avilez Tax

O de los Godínez de la falsedad oficial noticiosa en Quintana Roo


Hace unos días, supimos de un terrible accidente vial ocurrido cerca de Felipe Carrillo Puerto, Quintana Roo, donde perdieron la vida siete personas, y otras cuatro resultaron heridas. El hecho se debió tal vez por un accidente producido por fallas mecánicas o los siempre descontroles humanos y las imprudencias fatales que pueden presentarse cuando cualquier persona maneja un vehículo motorizado: la incertidumbre al manejar, hasta para el más experto al volante, siempre sucede. Sin embargo, más allá de las obligadas averiguaciones judiciales para deslindar responsabilidades, este accidente dio pie para que más de un miserable paniaguado del borgismo cacaseno, ladrara sus falsedades y politizara hasta la náusea los hechos, pues resulta que el accidente se dio en un convoy donde viajaba el subsecretario de innovación y desarrollo de SECTUR, Carlos Joaquín González.

Los que frecuentamos el análisis político, social, histórico y cultural de Quintana Roo, sabemos que a Carlos Joaquín, el gobernador actual, padre de los borgistas cacasenos, no lo pasa ni en pintura pues es todo lo contrario a lo que representa el borgismo corrupto, autoritario y frívolo, y ha creado hasta fórmulas deturpadas y obsoletas –verbigracia, el Quintanarroísmo- para tratar de excluir a Carlos Joaquín González, de la contienda electoral por la gubernatura de ese estado. 

El mismo día de los hechos, por la noche del 21 de noviembre, y por su página oficial de Facebook, Carlos Joaquín González, con un inocultable sentido humano y cercano a la aflicción de los familiares de los deudos, escribió lo siguiente:

Con gran pena recibí la noticia del accidente automovilístico en la carretera cercana a Carrillo Puerto, en donde lamentablemente diversas personas perdieron la vida o se encuentran gravemente lesionadas, algunos de ellos familiares y compañeros muy cercanos.

A las personas que tienen la pena de haber perdido a sus familiares, les expreso mis respetuosas condolencias y me pongo a sus órdenes por si puedo auxiliar en modo alguno este delicado trance.

Mi equipo y un servidor estaremos personalmente al pendiente de quienes se encuentran lesionados, esperando que muy pronto mejore su estado de salud.

De la misma manera estaremos muy atentos a las investigaciones que lleve a cabo la autoridad competente.

Mi familia y un servidor nos unimos a las oraciones de todos a quienes nos ha afectado este desafortunado accidente, para transmitir esperanza a quienes están sufriendo las consecuencias de este infortunio.

Y a pesar de que el subsecretario haya recalcado que estará muy al pendiente de las investigaciones respectivas, no había completamente terminado de saberse la noticia, cuando uno de los más inefables e impresentables locutores mercenarios del Borgismo cacaseno, el oficioso hasta el punto de descreer de corrientes democráticas y éticas dentro del partido que gobierna actualmente Quintana Roo, David Romero Vara, desde sus desprestigiados programas de radio y medios de internet exigió a Carlos Joaquín y al coordinador de su precampaña “no encubrir a los causantes de este terrible accidente que ha enlutado a varias familias de la región”. ¿Cree el chay de la radio meretriz que dirige David Romero, que todo en Quintana Roo es borgismo cacaseno, dónde está la credibilidad y la fuerza periodística de un besamanos consuetudinario del poder político en Quintana Roo, como para suponer que todos nadan en el mismo pantano de la prostitución jurídica que ellos?

Todos sabemos que David Romero Vara, no es un líder de la noticia en Quintana Roo, es, sí, un funcionario público, o cuanto más, un Godínez del boletinaje que labora en el Sistema Quintanarroense de Comunicación Social.[1] Desde ahí, pertrechado con sus boletines oficiales y su consigna oficiosa de decir lo que sus patrones políticos le dicen que diga, se presenta ante el público quintanarroense como un “líder de la noticia” en Quintana Roo, sí, pero de la noticia avalada por los censores oficiales en turno. David Romero, hay que apuntar, es una especie de trilobites de la oficialidad periodística, anterior al boom de la noticia independiente en el auge de los medios de internet y las redes sociales, que han ciudadanizado y liberado de ataduras de la voz y la verdad oficial, a la noticia secuestrada por personeros y esbirros oficiales como el que representaba icónicamente, personajes como Romero Vara; y el hoy gris, moribundo y falto de todo crédito, Diario de Quintana Roo, así como otros “analistas” políticos que trabajan para el Sistema Quintanarroense de Comunicación Social.

Frente al periodismo parasitario de la verdad oficial, algunos medios de prensa independiente en Quintana Roo, se han constituido, durante el sexenio borgista, en un dique de la razón acotada por la sinrazón oficiosa: Noticaribe se refrenda en su lucha por la verdad y el cuestionamiento de las larvas políticas, Luces del Siglo ha sido víctima de los atropellos autoritarios, Pedro Canché y Lydia Cacho han aguado la frivolidad cretinezca del borgismo arrabalero. Periodistas Quintana Roo, una página que, al parecer, dirige el periodista Javier Chávez Ataxca, es otro medio interesante para analizar la grilla del patio quintanarroense. Sin embargo, en su muro del Facebook, el periodista Chávez Ataxca, en un avance de su columna Alerta Roja, especial para Periodistas Quintana Roo, en su lectura del accidente, apuntó algunas “reacciones tendenciosas ante las muertes”. Dice Chávez, que el responsable del accidente, un chofer que manejaba una Lincoln, al parecer causante del accidente, “hirió de paso las aspiraciones de su jefe Carlos Joaquín”.

Descreo de esa apreciación de Chávez Ataxca, y por el contrario, considero que hay que elogiar la reacción responsable de Carlos Joaquín desde los primeros momentos de la tragedia. Vaya, te digo, Chávez Ataxca, que un accidente se da en todo momento, en tantas idas y venidas los accidentes automovilísticos se presentan, y esto no tiene nada que ver con las intenciones políticas. Chávez Ataxca, en su texto, manifiesta sobre esa “politización de la tragedia”:

Eso que llaman politización de la tragedia no podía ser más certero, ya que predominan posturas convenencieras en función de sus apuestas y filiaciones con determinado bloque de gladiadores que disputan la candidatura priista a la silla de Palacio de Gobierno. Porque si José Luis Toledo Medina estuviese en esta situación tan adversa –sobre todo para las víctimas y sus familiares –, sin duda los simpatizantes de Carlos Joaquín los habrían linchado en redes sociales, cambiando las banderas blancas de la victimización por el hacha y el estilete.

Hasta ahora, no he visto una clara “victimización” de los hechos ocurridos el 21 de noviembre pasado, como sí refiere Chávez Ataxca. Por el contrario, desde mi óptica de analista, lo que he visto es una respuesta de los Godínez oficiales borgistas que, al no poder saber cómo parar el incuestionable prestigio y el favor masivo hacia la figura de Carlos Joaquín González, se valen de cualquier medio para tratar de enlodarlo, aunque sus empresas abyectas les salgan por la culata de su desprestigio como chayos de las verddes oficiales, Por eso me sorprende las apreciaciones de Chávez Ataxca. Este artículo, ¿tiene tintes del "periodismo" borgista cacaseno, o es mi particular interpretación? No concibo a su autor como parte del redil oficial (al contrario, es una voz que necesitamos para tratar de entender el Quintana Roo actual, y su trabajo es más que necesario), pero nadie que no sea un borgista, es el que politiza el asunto: los que han politizado, o tratado de politizar, y al mismo tiempo, de ser jueces y partes, son los borgistas oficiales.

Los hechos acaecidos hace unos días cerca de Felipe Carrillo Puerto, hay que verlos como son: un terrible accidente cuyos causantes (no delito, es un simple accidente) deben responder acatando el debido proceso legal. Nadie sino el borgismo criminal y sus Godínez de seudo periodistas politizan la tragedia.

[1] “Rompeolas: David Romero Vara o el inescrupuloso uso de recursos públicos para fines personales”. Noticaribe, 14 de abril de 2014.