sábado, 31 de octubre de 2015

octubre 31, 2015
MADRID, España, 31 de octubre.- Los principales aliados y enemigos que tiene fuera del país el presidente sirio, Bashar Asad, se han conjurado este viernes en Viena para impulsar un alto el fuego en Siria y armar un proceso de transición que detenga la guerra y posibilite combatir eficazmente contra el Estado Islámico (EI, IS o ISIS).

El problema es que, a pesar de las bases puestas en Viena, no se conocen apenas los contornos que tendría ni el proceso político uno ni el alto el fuego, salvo dos cosas: que un eventual silencio de las armas no afectaría a la lucha contra el IS y que el diálogo político entre Damasco y la oposición, liderado por la ONU, ha de desembocar en unas elecciones libres y abiertas.

Mientras en Viena se hablaba, al menos 40 personas murieron y un centenar resultaron heridas por una ataque de las fuerzas del régimen de Asad en Duma, principal bastión opositor a las afueras de Damasco. 


Pero a pesar de todo, un satisfecho Staffan de Mistura, el enviado de la ONU, ha sostenido en la rueda de prensa de Viena un folio con nueve puntos ante la mirada de los periodistas. En ese comunicado los participantes instan a la ONU a convocar al régimen de Damasco y la oposición siria a un proceso político que conduzca a un "Gobierno creíble, inclusivo y no sectario".

Hay todavía muchos obstáculos y sobre todo un nombre, el de Bashar Asad, que siguen dividiendo a los dos bloques que ayer debatieron en Viena. EEUU y Arabia Saudí, que lideran a los que consideran al presidente sirio como la fuente de unos problemas que, tras tres años de guerra han empezado a salpicar a Occidente en forma de oleadas de refugiados, amenaza terrorista y riesgo de descomposición del país.
Rusia e Irán, aliados de Damasco, no aceptan que la marcha de Asad tenga que ser una condición y creen que son los sirios los que tienen que decidir.

Podría tratarse de un espejismo, pero en Viena ha reinado la sensación de que ambos bloques se acercaban un poco. EEUU ya no reclama la salida inmediata del líder sirio. Moscú parece favorable a una transición política en la que podría ganar relevancia en la zona. Irán es un hueso más difícil de roer, pues su implicación militar para proteger a Asad ha sido mayor y existe desde el principio de la crisis. Aunque la intervención aérea rusa iniciada el pasado 30 de septiembre ha cambiado la dinámica, las fuerzas de Asad tienen un componente iraní fundamental. En todo caso, el ministro de Exteriores iraní, Javad Zarif, dijo antes de la reunión que llegaba sin condiciones previas de "mantener a Asad en el poder para siempre".

Siete horas de negociación

Las negociaciones han durado siete horas y continuarán dentro de dos semanas. En el encuentro participaron, además de Estados Unidos, Rusia, Irán, y Arabia Saudí, representantes de Turquía, Líbano, Jordania, Irak, Egipto, Qatar, Francia, Reino Unido, Italia, Alemania, Emiratos Árabes Unidos, Omán y China. La UE y la ONU también estaban en la cita. En la mesa faltaba el Gobierno sirio y los rebeldes.

El ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov, recordó que "todavía no hemos visto una delegación unida de la oposición". Ambos disienten, y ayer no lo ocultaron, respecto al futuro de Asad. Pero el cuello de botella puede estar mucho antes, porque los rebeldes no quieren tratar con el presidente. Algunos actores del proceso, como por ejemplo Moscú, desconfían del término "rebeldes moderados" y tienen serias dudas sobre quién está detrás del Ejército Libre Sirio. Tampoco los rebeldes han dado la bienvenida a Rusia e Irán a estas conversaciones de paz. Aunque ambos países son útiles de cara a influir sobre el presidente Asad, la realidad es que ahora mismo están combatiendo contra muchos de esos rebeldes que hay que incluir en el proceso. La confianza mutua es casi nula.

Preguntado por un medio ruso sobre la decisión de Obama, Kerry no ha querido explicar por qué la decisión de poner militares de EEUU en suelo sirio se ha conocido mientras las negociaciones estaban teniendo lugar. "Es una coincidencia" y la razón de fondo es que "se necesita hacer más", ha explicado. En todo caso, supone un cambio en la política del presidente Barack Obama, que afirmó en 2013 que no enviaría tropas ni aviones a Siria y al final ha optado por ambas cosas.

Kerry defendió la ofensiva que EEUU inició en Siria en septiembre del año pasado y recordó que los bombardeos han impedido al IS tomar más territorio. "Hemos acordado cooperar para garantizar la integridad territorial de Siria como estado laico", ha dicho Lavrov, que ha invitado al Gobierno sirio y a la oposición a iniciar un proceso político "creando una estructura que incluya a todas las partes, creando una nueva constitución e instituciones".

Las elecciones, ha dicho en la rueda de prensa, deben llevarse a cabo bajo el control de la ONU y con la participación de todos los ciudadanos sirios, también los que se encuentran refugiados en otros territorios. Respecto a un eventual alto el fuego que ponga fin al aluvión de muertos, que supera los 200,000, Lavrov ha avanzado que una tregua no afectaría a la lucha contra el terrorismo, al que después definió como el "enemigo común".

Ni el canciller ruso ni el de EEUU escondieron las aristas de su postura: "No estamos de acuerdo respecto a la manera de decidir el futuro del presidente sirio", ha dicho Lavrov. Kerry cree que "hay demasiada gente que cree que en Siria sólo se puede elegir entre Asad y el Estado Islámico, y tenemos que enseñarles a los sirios que hay una alternativa mucho mejor que es el proceso político".

De hecho en la declaración conjunta se explica que los sirios deben determinar el futuro de su país, una fórmula con la que Moscú se siente cómoda y que EEUU no ha objetado. "Rusia aboga por luchar contra el terrorismo siempre dentro del derecho internacional, con el visto bueno de la ONU o del Gobierno [sirio]", ha dicho Lavrov. Staffan de Mistura se ha felicitado por el tono de las conversaciones: "Nadie se salió de la sala, tenemos discrepancias pero volveremos a reunirnos". (elmundo.es)