miércoles, 21 de octubre de 2015

octubre 21, 2015
MÉRIDA, Yucatán, 21 de octubre.- El amplio conocimiento y cosmovisión milenaria de la cultura maya son las bases para sustentar una propuesta que promueva sus raíces ancestrales como parte del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, aseguró la directora del Centro de Epigrafía Maya “Yuri Knorosov”, Galina Ershova.


En el marco del Festival Internacional de la Cultura Maya (FICMaya) 2015, la especialista sostuvo un diálogo con medios de comunicación en el que señaló que se deben revisar a fondo las bases de esta civilización con más de tres mil 500 años de historia.

Detalló que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) define el Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad como las prácticas, representaciones, expresiones, conocimientos y habilidades que las comunidades reconocen como parte de su legado cultural.

“Tal es el caso de los mayas, quienes ostentan un conjunto de tradiciones basadas en su lengua, literatura, música, juegos, rituales, mitología y tradiciones culinarias, así como una gran cantidad de conocimientos relacionados con sus usos y costumbres; además de los conocimientos técnicos relacionados con la artesanía y los espacios culturales”, aseguró la doctora.

Lo anterior, expresó, garantizaría la salvaguarda de los saberes, conocimientos y formas de esta civilización, alentando a identificar, documentar, proteger, promover y revitalizar su legado. También se impulsaría el respeto por la diversidad y la creatividad milenaria que existe entre los mayas de hoy.

Por esta razón, Galina Ershova destacó que actualmente se trabaja en el análisis de una reinterpretación más integral de los códices que sobrevivieron a la colonización española, lo cual daría pie a determinar nuevas interpretaciones de lo que constituye un conocimiento universal, como es el uso del cero.

Al respecto, detalló que dicha cifra tradicionalmente era asociada, desde el punto de vista de la iconografía y epigrafía maya, con un caracol.

“Gracias a un trabajo de desciframiento que inició Yuri Knorosov cuando estudiaba el Códice Madrid, sabemos que el cero en su etapa más temprana era representado con una semilla de cacao, hoy lo vemos incluso asociado en los relatos sagrados del Popol Vuh”, finalizó. (Boletín)