miércoles, 7 de octubre de 2015

octubre 07, 2015
ESTRASBURGO, Francia, 7 de octubre.- "El nacionalismo es la guerra. El debate no está entre si más o menos Europa sino entre la reafirmación de Europa o el fin de Europa. No hay otra solución que una Europa fuerte para garantizar nuestra soberanía". El mensaje del presidente francés, François Hollande, desde el centro del Parlamento Europeo, ante cientos de diputados y con millones de ojos mirando, no ha podido ser más claro.

"No podemos volver a pensar en nacionalismos, todo lo contrario. Necesitamos más Europa, no menos", ha coincidido Angela Merkel apenas unos minutos después.Por primera vez desde 1989, el presidente de la República francesa y la canciller de Alemania han intervenido de forma conjunta ante el pleno del Parlamento Europeo en Estrasburgo. Entonces fueron Kohl y Mitterrand, hoy Merkel y Hollande. Entonces Europa se reencontraba poco a poco tras el derribo del Muro de Berlín. 

La última aparición conjunta de un canciller alemán y un presidente francés ante la Eurocámara fue hace 26 años, cuando hablaron allí sobre la reunificación alemana Helmut Kohl y François Mitterrand. (Reuters)

Hoy, las grietas se vuelven a abrir por el Este por la crisis de refugiados, por la falta de gobernanza económica y por las retóricas populistas. Hollande citaba a Mitterrand y añadía cosecha propia. Elevaba la voz entre los abucheos del ala derecha y el ala izquierda del euroescepticismo, y arrancaba con una reflexión concreta: "En 1989, soplaba un viento de libertad que derribaba muros y daba esperanza a las naciones.

Kohl y Mitterrand presentaron, con el beneplácito de Delors, los pilares de solidaridad para acoger a esas personas que llamaban refugiados; toda Europa se construyó de esa manera. El mensaje era construir una unión política ampliando el mandato de los padres fundadores".

Apoyaba poco después Merkel: "Ha merecido la pena. Somos más fuertes con la ampliación. No se ha mermado la diversidad, ahora tenemos más Europa. Hemos aprendido las lecciones: de lo poco que hay, sacamos todo lo que se puede sacar".Los refugiados han sido los protagonistas del día. En el discurso del Rey de España, Felipe VI, que se ha declarado "sobrecogido" en su aparición por la mañana, y en las intervenciones de los dos líderes europeos que han apostado con más fuerza por el trabajo conjunto para resolver crisis como la de Ucrania, Grecia y ahora la de los cientos de miles de personas que piden asilo por las guerras y persecuciones en Siria, Afganistán o Eritrea. El mensaje de la líder alemana no puede ser más claro: "Nunca habrá muros lo suficientemente altos para detener a los refugiados. Por eso necesitamos una solución real".

Ambos líderes dieron un apoyo claro, imposible de malinterpretar a los esfuerzos de la Comisión Europea para el reparto de refugiados. "El procedimiento de Dublín está obsoleto. La idea era buena, pero no es viable. Me pronuncio a favor de un nuevo sistema de distribución. Europa es una unión de valores, de derecho y de responsabilidad", ha afirmado la canciller. "Europa no se puede abstener, no puede escapar a los acontecimientos mundiales".

En su intervención de cierre, con una sonrisa poco habitual de Merkel y su aplauso encendido, Hollande respondió con dureza a Marine Le Pen y todos los escépticos que desde la bancada abucheaban. "Los que no están convencidos que se vayan de Schengen, que se vayan de Europa y que se vayan de la democracia si quieren", zanjó con mucha más rotundidad que en los 25 minutos de su primera intervención. Una afirmación agresiva que fue recibida, curiosamente, con el consenso de todas las partes. De los que, como Merkel, piensan igual; y de los que, como la propia Le Pen, creen que es la única respuesta para acabar con el "vasallaje alemán".

Apenas unos minutos antes de comparecer ante el resto de eurodiputados, Merkel había adelantado parte de su visión europea en una reunión con los miembros del Partido Popular Europeo (PPE), al señalar como indispensable "que seamos capaces de cambiar los tratados si es necesario, si queremos que la UE evolucione", según resumió en un 'tuit' el español Pedro López de Pablo, responsable de comunicación del PPE. "Necesitamos estar listos para actuar. ¿Podemos desarrollar Europa políticamente? Estoy lista para ello", siguió la canciller.

Los discursos de ambos dirigentes no han sido épicos. No han sido especialmente brillantes. La intervención de Hollande ha sido caótica a ratos, con referencias a decenas e asuntos pero sin cerrar ninguno. La canciller ha sido más concreta, menos vaga, pero sin alardes retóricos. Su mensaje ha sido de unión, "de una nueva reunificación, la de los pueblos".

Con referencias útiles a un cambio a futuro en la gobernanzas, sin mención alguna a Reino Unido y sus debates y concentrada en la necesidad de reforzar la unión. El apoyo al sistema de cuotas ha sido mutuo. La necesidad de involucrar a toda Europa y la comunidad internacional en la crisis de Siria para "lograr una solución política", también; porque, de lo contrario, "hay riesgo de guerra total".Ha habido un mensaje al Este, a Hungría, República Checa o Eslovaquia y su postura en los últimos meses.

"Toda la UE tiene que asumir su responsabilidad. No podemos volver a pensar en nacionalismos, todo lo contrario. Necesitamos más Europa, no menos. Más cohesión. Millones de personas vienen rumbo a Europa camino de la salvación. Personas que huyen de guerras civiles horribles, como la de Siria, que se ha cobrado 250,000 víctimas. La crisis de refugiados es un desafío para nuestros valores". (Pablo R. Suanzrs / El Mundo / Spiegel)