miércoles, 2 de septiembre de 2015

septiembre 02, 2015
Carlos Loret de Mola Álvarez

Ayer en este sitio le presenté las primeras tres contradicciones en las que han incurrido autoridades federales y de Michoacán sobre lo que inicialmente se divulgó como sólo un enfrentamiento entre la Policía Federal y presuntos narcos del cártel Jalisco Nueva Generación, en el municipio de Tanhuato, el 22 de mayo de este año, con saldo de 42 supuestos delincuentes y un agente muertos.

Esos primeros tres incisos versaron sobre la negación oficial de que los cadáveres presentaran ya no digamos tiros de gracia, sino ni siquiera disparos en la cabeza o a corta distancia. Hay imágenes que contundentemente los desmienten y pueden ser consultadas en el siguiente enlace: http://carlosloret.com/politicos/columnas/tanhuato-las-pruebas-que-hacen-tropezar-al-gobierno-parte/

Seguimos:

4.- Otro de los datos divulgados en esta columna fue que según los peritajes realizados tanto por la PGR como por la procuraduría michoacana, la mayoría de las armas decomisadas a los presuntos narcotraficantes no habían sido accionadas y que también las pruebas periciales habían concluido que la mayoría de los supuestos narcos que terminaron muertos no habían disparado. Entrevistado por Ciro Gómez Leyva en Radio Fórmula, el procurador de Michoacán, Martín Godoy, primero dijo que “todos los cuerpos habían dado positivo en la prueba de radizonato” pero inmediatamente aceptó que eso no quiere decir que dispararon.

5.- La escena del crimen fue manipulada. Lo demuestran fotografías que circularon en internet y fueron publicadas por los portales Eje Central y Sin Embargo, la revista Proceso y retomadas por más medios de comunicación. En ellas se ven cadáveres que aparecen retratados primero sin armas y luego con ellas. Algunos ejemplos los puede consultar debajo de estas líneas:


6.- Los días 5 y 18 de agosto pasados dediqué esta columna al caso Tanhuato. El primer intento por desacreditar lo aquí publicado tuvo que ver con que yo mencioné peritajes federales como fuente de la denuncia de ejecuciones extrajudiciales, y que no había tales. El 13 de agosto, en conferencia de prensa, el director de la Agencia de Investigación Criminal de la PGR, Tomás Zerón, expresó primero que “no hemos hecho un solo peritaje”, pero luego, luego dijo que “realizamos un dictamen en balística sobre las armas, y es sobre lo que hemos estado trabajando con la procuraduría estatal”. Y cerró con que “no podemos afirmar ni negar categóricamente nada de lo que se ha dicho (en esta columna)”.

7.- El segundo intento por desmentir se centró en que lo que citaba yo era un simple documento y no peritajes oficiales. Este intento de manipulación quedó exhibido por sí mismo porque el documento al que hago referencia, y así lo precisé, resume las dos mil fojas de la averiguación previa y está fundamentado en los peritajes y dictámenes de las procuradurías de Michoacán y General de la República. Fotografías presentadas en este serial forman parte del documento. Una fuente del más alto nivel en la Comisión Nacional de Seguridad, que ha rechazado que los elementos se hayan excedido en Tanhuato, me confirmó que ese documento existe, que varios poderosos funcionarios lo han visto y atribuyó su autoría a la PGR.

8.- Antes de atraer el caso el viernes 21 de agosto, la versión oficial de la PGR era que simplemente coadyuvaban con las autoridades locales, pero no tenían abierta una averigaución previa sobre el asunto. Curioso, sobre todo si se considera que los únicos tres sobrevivientes del episodio fueron ese mismo día, 22 de mayo, trasladados a las instalaciones de la SEIDO de la PGR en el Distrito Federal.

A estas alturas no sé si pensar que las autoridades federales aprendieron de casos como Tlatlaya: esconder una ejecución extrajudicial les sale nacional e internacionalmente peor. Ahora los ojos están puestos sobre Tanhuato. (Fotos de Eje Central)