jueves, 3 de septiembre de 2015

septiembre 03, 2015
BUDAPEST, Hungría, 3 de septiembre.- Apenas unos minutos ha durado la esperanza para los miles de refugiados que se apostaban desde hace días a las puertas de la estación de trenes de Keleti, en Budapest, para subir a un tren con destino a Alemania o Austria. En torno a las 08.30 horas de la mañana, los agentes de Policía que se atrincheraban a las puertas para impedir el paso al recinto se retiraban dejando libre la entrada. Sin embargo, poco después las autoridades anunciaban que las conexiones ferroviarias internacionales quedaban interrumpidas "por un periodo indeterminado" alegando razones de seguridad.

El caos se ha instalado en la escena, con cientos de personas corriendo de un lado para otro para tratar de subirse a una de las máquinas estacionadas en los andenes. La desesperación ha sido tal que muchos no han reparado ni siquiera en que se trataba de un tren regional y no internacional.

Los vagones se han llenado en minutos de niños y adultos hacinados y aplastados contra las ventanas sin intención de abandonarlos, con la esperanza de que en algún momento iniciasen el movimiento.

Mientras, en el exterior, los altavoces de la estación repetían una y otra vez la suspensión de las conexiones internacionales. "Atención por favor, el tren del andén 8 no efectuará salida. Por favor, bajen del tren", se podía escuchar a primera hora de la mañana por la megafonía. Ni este mensaje ni los avisos que los propios periodistas trasladaban a los refugiados han sido suficiente para hacerles apearse de los trenes.


Hacia el mediodía, el ambiente dentro de Keleti ha ido retomando la calma.

Tras la suspensión del tráfico ferroviario con el extranjero, las autoridades húngaras han anunciado que los billetes internacionales sí tendrán validez para desplazarse a nivel nacional.

Durante toda la mañana, los refugiados han seguido subiendo a los vagones, aunque algunas familias optaban por bajarse con sus hijos ante la acumulación de personas que convertía el ambiente en irrespirable.

El tráfico ferroviario internacional sigue suspendido y los únicos trenes que salen tienen destinos nacionales. Inicialmente se pensaba que la intención de las autoridades húngaras era trasladar al mayor número de refugiados posible hasta las fronteras septentrionales del país y hasta los países limítrofes, que son su verdadero objetivo.

Sin embargo, los voluntarios que están presentes en la estación han comentado a EL MUNDO que los trenes que hasta ahora han partido tenían como destino los campos de refugiados que se han levantado en distintos puntos del país.

Anoche las autoridades informaron a los miles de refugiados reunidos a las puertas del edificio que sólo podrían continuar su viaje después de ser registrados, para lo que deberían ir a algunos de los campamentos de acogida situados fuera de la capital, recoge la agencia Efe citando al portal de noticias Hvg.

Protesta y tensión en Bicske

Un tren regional que ha salido este jueves con cientos de refugiados a bordo de la estación de Keleti hacia la frontera con Austria fue detenido en la ciudad Bicske, donde permanecía varado por la tarde en medio de creciente tensión, ha informado la agencia de noticias MTI.

La policía húngara intentó bajar a los estimados 300 refugiados, en su mayoría sirios, para trasladarlos en autobuses a un centro de acogida no especificado, aunque numerosos inmigrantes comenzaron a protestar, por no querer ir a un campamento. Después de varios intentos fallidos, la policía desistió y los refugiados se subieron de nuevo al tren.

La policía húngara acudió al lugar con decenas de agentes y con una veintena de vehículos, entre ellos autobuses. Muchos de los 300 refugiados protestaron contra la medida, gritando "No camp! No camp!" (No al campamento).

A las 16.30 hora local (14.30 GMT) el tren seguía en Bicske y la policía empezó a llevarse los refugiados en pequeños grupos, en un primer transporte a 4 personas, supuestamente al campamento situado en la localidad, ha informado a Efe. Algunos refugiados trataron de huir y salir corriendo de la estación, pero la policía los llevó de vuelta al tren.

Además, la policía húngara prohibió a los periodistas permanecer en los andenes de la estación, donde se produjeron varios forcejeos entre agentes y refugiados.

Nuevas leyes

Mientras tanto, el Parlamento de Budapest continúa con sus trabajos para endurecer la legislación sobre inmigración y comenzará este jueves los debates sobre unos proyectos de ley al respecto presentados por el Gobierno.

Estas leyes, entre otros, castigarán con penas de hasta 3 años de cárcel el cruce ilegal de la frontera, crearán zonas de tránsito cerradas en la frontera y abrirán las puertas a la movilización del ejército en la defensa de las fronteras. Se espera que el Parlamento apruebe estas leyes a más tardar la semana próxima, informa Efe.

Mientras, anoche miles de húngaros participaron en una marcha en contra de estos proyectos del Gobierno del conservador Viktor Orbán.

Por otra parte, se espera que Orbán se reúna hoy en Bruselas con la cúpula de la Unión Europea (UE) para tratar el asunto de la inmigración.

En lo que va del año, Hungría interceptó más de 150.000 refugiados provenientes de países en conflicto, como Siria, Afganistán o Pakistán. (Alberto Di Lolli / El Mundo / Spiegel)