martes, 1 de septiembre de 2015

septiembre 01, 2015
La Academia Liberal de Yucatán AC, llevó a cabo anteayer por la mañana su acostumbrada sesión mensual de desayuno y análisis de temas relevantes sobre historia, política, poder y religión en el Hotel Plaza Mirador. Correspondió al Dr. Iván Franco (CINAH-Yucatán), especialista en relaciones Estado-Iglesia Católica, presentar la conferencia El Pastor Acotado. ¿Teología caritativa versus modelo franciscano por los
pobres? Según el expositor, el V arzobispo de Yucatán Gustavo Rodríguez Vega (GRV),oriundo de Monterrey, llega a una arquidiócesis definida por una teología caritativa muy conservadora, que desde su creación en la plenitud del porfiriato (1906) se caracterizó por responder a los intereses del Estado, la clase gobernante y sectores de la elite porfirista, esencia que poco ha cambiado desde entonces. Rodríguez Vega es, en cambio “un pastor cercano a teologías revitalizadas por el Papa Francisco como el cristianismo primitivo y de la liberación”.

Con su charla, organizada en partes integradas, el Dr. Franco expuso que un aspecto que motivó al Papa Francisco para que GRV llegara a gobernar Yucatán es el hecho de que a partir de 2011, en su anterior diócesis de Nuevo Laredo, empezó a apoyar a sacerdotes que han destacado por defender causas sociales como Alejandro Solalinde, defensor de población migrante y marginada. No son comunes esas posturas en la CEM, agregó. Asimismo, en noviembre del año pasado y dentro de las sesiones de la 98ª Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), pocos meses después de la visita Ad Limina a Roma, Rodríguez Vega destacó por demandar de forma abierta “el esclarecimiento de la desaparición forzada de 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa”. Para Franco estos fueron sin duda elementos claves considerados por el Papa Francisco para inclinarse dentro de una terna propuesta por la CEM para designar a GRV como sucesor del ahora emérito Emilio Carlos Berlie Belaunzarán. 


Aparentemente apoyado por el ahora cardenal Jorge Carlos Patrón Wong para entender lo que ocurre en la arquidiócesis de Yucatán, el Papa Francisco ha puesto mucho interés porque los nuevos jerarcas católicos que ha nombrado en México, asuman compromisos más allá de posturas conservadoras y sacramentales, más distanciadas de las visiones e intereses de la clase política. Y ese parece ser uno de los objetivos y expectativas del Papa en torno a GRV. Sin embargo, según Franco Cáceres, el V arzobispo no la tiene del todo fácil en su nuevo encargo toda vez que el nuevo pastor llega a una sede religiosa que opera casi como “cuerpo de Estado”. Para el analista la yucateca es una arquidiócesis anclada en una teología caritativa con amplio espectro social y fuerte protagonismo de elites económicas y mediáticas, que se destacan en algunos casos por su tradicionalismo de corte integrista, además que disputan palmo a palmo “el control del aparato arquidiocesano”.

El V arzobispo, subraya el doctor en ciencias políticas “ha tenido o ha sido obligado” a conceder posiciones dentro de la curia local al grupo o “camarilla” de su antecesor quien luego de 20 años de ministerio pastoral mantiene muchas relaciones “con grupos de poder, elites y sectores externos e internos de la Iglesia católica local como en la misma Roma”. Tal parece que por su acumulación de poder y relaciones el arzobispo emérito “continúa operando espacios, pactos y alianzas para incidir en la dinámica de parroquias con feligresía rica o muy activa, pese a que en su período el número de católicos descendió hasta en 6 o 7 puntos”. Berlie y su camarilla “ocupan espacios que extrañamente el mismo Rodríguez Vega no ha querido o no ha podido ocupar”. Tal es el caso, señaló “de por qué no él (GRV) se encargó de los festejos del 66º aniversario de la coronación de la virgen de la Concepción de Izamal y quien operó esa celebración con márgenes de falsa discreción un tanto extraña fueron el emérito Berlie Belaunzarán y uno de los opositores principales a Francisco como el ex secretario de Estado Tarcisio Bertone”.

Según el expositor, el ex secretario Bertone por su “discreta visita a Izamal y a Umán”, es ubicado por él como por otros estudiosos parte de un grupo de elite dentro y fuera de la Iglesia católica organizados para presentar un frente común “contra las posturas progresistas que Francisco intentará impulsar en el Sínodo sobre la familia en octubre próximo”. Esos grupos, recalcó, se oponen a la visión promovida por el Papa respecto de abrirse teológica y pastoralmente “a la situación de las familias de divorciados vueltos a casar, a ser tolerantes con la diversidad sexual, entre otros aspectos que marcan las amplias distancias entre el catolicismo con la compleja sociedad globalizada de hoy día”. Paralelamente son el grupo que mayor volumen de críticas recibió durante el último cónclave por los escándalos financieros, abusos sexuales y pederastia que metieron a la Iglesia católica en una de las crisis de credibilidad y financieras más escandalosas de su historia. Ellos eran quienes protegían, por ejemplo, al recién fallecido pederasta ex nuncio apostólico en República Dominicana Josep Wesolowski.

Un aspecto novedoso que presentó en su charla el Dr. Franco Cáceres fue el análisis de las tres ceremonias que enmarcaron la toma de posesión como V arzobispo de Yucatán, el pasado 29 de julio, del ex obispo de Nuevo Laredo Rodríguez Vega. Citando a autores como David Cannadine y David McMullen expuso que dos de los objetivos del ceremonial son establecer un ritual del poder y una demostración del orden. El ceremonial, añadió, es el instrumento de los grupos dominantes para hacer patente su composición y ámbitos de control, en donde el rango debe quedar también claramente expuesto. Sobre esta base el investigador aportó datos y gráficas interesantes sobre mensajes, asistencia y tiempos que se ocuparon en las recepciones a GRV en Catedral (1 hora con 250 asistentes), en el Centro de Convenciones (7 horas con 12000 asistentes) y en Club Libanés (3 horas con 600 asistentes). Tal parece que los “templos” mundanos han sustituido a los “espacios espirituales” ya que solo 1.94% de católicos del total que asistieron a las 3 ceremonias se hicieron presentes en el principal edificio religioso de Yucatán.

Cada uno de esos actos representaron mensajes específicos. En Catedral se dio el mensaje a un sector del catolicismo de que tienen un nuevo pastor, pero en el Centro de Convenciones Siglo XXI “pareció que se recibía a un funcionario del régimen, con escenarios definidos, rangos explícitos y hasta rechiflas generalizadas a la ex gobernadora Ivonne Ortega”. Como se difundió, Ivonne Ortega fue asignada a una segunda fila y al sentirse “relegada” se vio obligada a gestionar su pase a la primera fila en la ceremonia, esta al parecer reservada a funcionarios del gobierno en turno. Finalmente, en la comida-recepción en el Club Libanés, Franco ve el mensaje “más contundente que las elites arraigadas en la hegemónica teología caritativa presentan al nuevo jerarca, dándole a entender que ese es el tipo de Iglesia que manda en la entidad”. Y esto, añadió el expositor, es quizás uno de los aspectos que más “acotarán” el deseo o probable voluntad del nuevo jerarca católico por “desplegar una teología franciscana por los pobres desde la óptica social de la misericordia radical y la rebeldía que despliega el Papa Francisco”.

El V arzobispo se encuentra por lo expuesto frente a una teología caritativa que, además, recibe mucho apoyo desde los espacios de gobierno “porque en los hechos esos grupos de elite retribuyen apoyos sociales, mediáticos, quizá económicos e indiscutiblemente políticos a los gobernantes por lo que está claro que ningún político de la actualidad pretende desecharlos, con todo y que el Estado se define formalmente laico”. En definitiva, el investigador Franco Cáceres observa un panorama no poco fácil, no solo para el nuevo jerarca y su anunciada agenda social contra la marginación y la injusticia, sino para el Papa Francisco en México y toda Latinoamérica. Está claro, afirma, que la Iglesia católica mexicana y buena parte de su alta burocracia transita en pactos y acuerdos con los poderes fácticos que les reditúan “confort e imagen benevolente desde su propia autoconcepción de cristianos comprometidos con la pobreza”.