jueves, 10 de septiembre de 2015

septiembre 10, 2015
Carlos Loret de Mola Álvarez / Historias de reportero

Los criminales más buscados de México suelen poner a sus familias en lugares que son una especie de santuario, sitios en donde hay acuerdos tácitos o explícitos para no “calentar la plaza” o bien localidades en las que las condiciones de seguridad son óptimas.

Durante muchos años del siglo pasado, los narcotraficantes mexicanos encontraron en Guadalajara un oasis en medio de su rivalidad. La familia de Rafael Caro Quintero, por ejemplo, logró amalgamarse con un sector de la sociedad tapatía y llevar una vida “normal”.

Servando Gómez Martínez La Tuta, en su breve reinado como dirigente de La Familia Michoacana y luego de Los Caballeros Templarios, mandó a su mamá a vivir a Yucatán, uno de los estados con menores índices delictivos del país.


Enlace a Familias de narcos se instalan en Yucatán con la complicidad de las autoridades: Rafael Loret de Mola

Víctor Aguirre Garzón El Gordo no alcanzó a hacerse famoso porque fue detenido en marzo de este año en la yucateca playa de Chelem. Estados Unidos le atribuía haber desplazado nada más y nada menos que a los talibanes de Afganistán del negocio de la heroína, y por tanto lo consideraban tan peligroso como Joaquín El Chapo Guzmán. 

Fuentes de los gobiernos de México y Estados Unidos me han revelado que uno de los nuevos destinos predilectos de los narcotraficantes mexicanos para mandar a vivir a sus familias es Canadá. 

Según sus indagatorias, dos hijos de Ismael El Mayo Zambada, líder del Cártel de Sinaloa y compadre de El Chapo, tiene a dos hijos en Ottawa, capital de Canadá, una ciudad con altos índices de escolaridad y tecnología, con una población dedicada mayormente a las actividades del sector público.



Los colombianos Alex y Dolly Cifuentes Vila, considerados por el Departamento del Tesoro estadounidense como los más importantes “lavadores” de dinero del Cártel de Sinaloa junto con su familia, fueron capturados siguiendo la pista de sus seres queridos en Quebec, Canadá.

Más recientemente, la misma dependencia estadounidense prohibió a sus ciudadanos hacer negocios con Abigaíl González Valencia El Cuini y su esposa Jeniffer Beaney Camacho Cazares, a quienes detectó, según información a la que tuve acceso, un penthouse de lujo en Montreal, Canadá, donde residen dos de sus hijos.

Las leyes señalan que una persona no puede ser imputada sólo por el hecho de ser familiar de un criminal pero sí cuando se le descubre participación directa en la comisión de un delito.

Otro caso de escándalo en México fue el del añejo líder del sindicato minero (sucedió en el cargo a su papá) Napoleón Gómez Urrutia, alias El Napito, quien huyó a Canadá, cuando el gobierno del entonces presidente Vicente Fox arrancó un proceso en su contra por el presunto desvío de 55 millones de dólares de los trabajadores.

Napito alegó que era perseguido político y los canadienses le creyeron. Sus abogados ya lograron ganarle el caso de manera inapelable pero él no ha regresado a México… sigue feliz en Canadá.

Con este contexto, no extraña que Canadá haya declarado ayer que México no cumple aún con los parámetros de seguridad requeridos para no pedir visa a sus ciudadanos.

historiasreportero@gmail.com