martes, 18 de agosto de 2015

agosto 18, 2015
Carlos Loret de Mola Álvarez / Historias de reportero

En Gobernación y la PGR hay dos engargolados idénticos. Las pastas, transparente al frente y negra detrás. Adentro, más de 80 páginas y cada dos de ellas, un post-it de colores fosforescentes funciona como división de los casos. Al final de cada página, las fotografías de los cadáveres.

Es el informe de lo sucedido el 22 de mayo en Tanhuato, Michoacán, dentro del rancho “El Sol”, ubicado a un lado de la autopista Morelia-Guadalajara, cuando la Policía Federal informó que enfrentó a un comando del cártel Jalisco Nueva Generación con un asombroso saldo de 42 presuntos narcos y solo un agente muertos.

Los párrafos están impresos en colores negro, rojo, verde y negritas según lo que se quiera resaltar: el nombre del presunto delincuente muerto, el número que se le asignó, si salió positivo en las pruebas de radizonato, si había un arma cerca de él, el tipo de heridas que le causaron la muerte.

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Se trata de un resumen de las más de 2 mil fojas que contiene el expediente elaborado por la procuraduría de Michoacán, con peritajes de balística realizados por la PGR.

El informe apunta inequívocamente a una ejecución extrajudicial:


1.- De los 42 muertos del lado de los presuntos criminales, 23 presentan heridas que no son consistentes con un enfrentamiento y buena parte de ellos murieron por múltiples balas con trayectoria de espalda a pecho, disparadas a corta distancia. Jorge Sánchez Arias, por ejemplo, es uno de esos 23. Según el documento, murió por 9 heridas de bala, todas con trayectoria de espalda a pecho, contrario a cuando hay intercambio de fuego y el recorrido de los proyectiles es del pecho hacia la espalda. Este tipo de dictamen se repite una y otra vez.

2.- De las 66 armas que presentó la Policía Federal como propiedad de los presuntos delincuentes, nada más 12 fueron accionadas. Es decir, que el 80 por ciento de las armas confiscadas no fueron disparadas durante la batalla.

3.- Las fotografías que acompañan los documentos exhiben cadáveres con las manos llenas de lodo seco, pero las armas junto a ellos, que supuestamente habrían utilizado en la refriega, están limpiecitas. Incluso una imagen muestra a un hombre calcinado, pero el arma en sus manos luce intacta.

Por tanto, la indagatoria delinea que la escena, las armas y los cadáveres fueron manipulados.

La procuraduría de Michoacán no ha dado por concluida su investigación pero sí ha declarado que, por lo hallado, debe pasar a competencia federal.

La PGR, en voz de Tomás Zerón, admitió que el peritaje de balística fue hecho por esa dependencia y dijo que esperan atraer el caso una vez que concluya el “análisis” de las autoridades locales. Los únicos tres detenidos por el caso fueron llevados a SEIDO.

Si como lo indican estos peritajes oficiales hubo ejecuciones extrajudiciales, ojalá se reconozca y no se pretenda seguir el camino inicial de Tlatlaya.

SACIAMORBOS

Aquí están más datos. Los presuntos desmentidos han sido más enjundiosos de parte de algunos colegas periodistas que de las autoridades que llevan a cabo la investigación, quienes se muestran cautelosas… a excepción obviamente de Enrique Galindo, jefe de la PF, que asegura que en Tanhuato su corporación no actuó fuera de la ley.