lunes, 6 de julio de 2015

julio 06, 2015
GUAYAQUIL, Ecuador, 6 de julio.- El papa Francisco llegó esta tarde al gigantesco parque Samanes en Guayaquil, en medio de una multitud profundamente emocionada que lo recibía con cánticos, flores y agitando banderas del Vaticano y de Ecuador.

La multitud, dividida en 30 bloques, algunos de los cuales lucían a media ocupación, se revolvía al paso del Papamóvil, desde donde Francisco saludaba, bendecía y prodigaba sonrisas a todos, que le devolvían los saludos ondeando banderas.

Agentes de policía e infantes de marina brindaban seguridad adicional al sumo pontífice. Los uniformados no dudaban en romper su propia misión para darse vuelta y tomar una fotografía al papa, que luego oficiaría una misa campal en el lugar.

Poco antes estuvo en el Santuario de la Divina Misericordia, donde oró con cientos de enfermos oncológicos, ancianos y gente muy pobre con quienes bromeó al ofrecer no cobrar por su bendición.


"Antes de irme, les doy la bendición. No les voy a cobrar nada, pero les pido por favor que recen por mí, ¿me lo prometen?’’ y la gente respondió al papa con un sonoro ¡Sí!

El papa Francisco llegó el lunes a Guayaquil para su primer acto masivo desde su llegada a Ecuador donde convocó al diálogo y pidió compasión por los débiles.

El papa fue recibido en el aeropuerto de esa ciudad por el vicepresidente Jorge Glass, el canciller Ricardo Patiño y el alcalde Jaime Nebot, quien le entregó las llaves de la ciudad, una joya diseñada con un topacio, perlas oro y plata.

A las afueras del aeropuerto miles de personas gritaban al unísono "¡Francisco, Francisco!’’.

Algunos monaguillos que aguardaban en la pista se acercaron al Papa, quien aceptó tomarse unas fotografías con ellos.

El pontífice arribó la tarde del domingo a Quito, donde fue recibido por decenas de miles de ecuatorianos que lanzaban pétalos, gritos de emoción y aplausos al paso de su comitiva. La única actividad que cumplió fue un discurso en el aeropuerto.

Ecuador es la primera parada del papa en una gira que lo llevará también a Bolivia y Paraguay, tres de los países más pequeños y pobres de Sudamérica.

En el gigantesco parque Samanes tenía previsto oficiar misa campal ante al menos 1.2 millón de personas que desde la noche del domingo mantienen una vigilia en medio de cánticos, oraciones y bailes. En sus manos llevan estampas, rosarios, estatuillas de santos y hasta del papa.

Rosa Elena Lata, una anciana de 82 años, viajó por tierra 16 horas desde el sur de Ecuador para intentar "el milagro celestial" de ver al papa entre la multitud en Guayaquil.

"Realmente parece Jesús. Yo le quiero ver porque viéndolo voy a ver a Jesús", dijo esta mujer mientras se alistaba para pasar la noche del domingo bajo el calor y la humedad de Guayaquil, el principal puerto de Ecuador.

Ya con la piel enrojecida y sofocados, decenas miles de personas guardaron vigilia en carpas y bolsas de dormir o incluso sobre cartones.

Concluido el acto litúrgico, se dirigirá al colegio Javier de los jesuitas donde almorzará con otros religiosos y descansará un poco antes de regresar a Quito para una reunión con el presidente Rafael Correa y una visita a la catedral metropolitana, en el corazón histórico de la capital.

El papa Francisco pidió rezar hoy en la misa de Guayaquil por el Sínodo de los obispos que se celebrará en octubre para que "se encuentren soluciones concretas a las muchas dificultades e importantes desafíos que enfrenta la familia".

Al final de la homilía de la misa celebrada en el parque de los Samanes que estuvo dedicada a la familia, Francisco pidió oraciones para que los obispos en esta ocasión puedan "madurar un verdadero discernimiento espiritual y encontrar soluciones concretas a las muchas dificultades e importantes desafíos que la familia debe afrontar en nuestros días".

Les invito, agregó, "a intensificar su oración por esta intención, para que aún aquello que nos parezca impuro, nos escandalice o espanta, Dios lo pueda transformar en milagro", dijo a propósito de los desafíos del Sínodo.

"La familia necesita este milagro", agregó. En esta ocasión, los obispos volverán a debatir sobre temas como la acogida a los homosexuales, o los divorciados. "El mejor de los vinos está por ser tomado, lo más lindo, profundo y bello para la familia está por venir", aseguró el papa en otro de los pasajes de su homilía en la que citó el milagro de las
bodas de Caná.

Y agregó: "Está por venir aunque todas las variables y estadísticas digan lo contrario; el mejor vino está por venir en aquellos que hoy ven derrumbarse todo". (clarin.com / EFE / lahora.com.ec)