lunes, 13 de julio de 2015

julio 13, 2015
José Repetto

Aunque hay quienes celebran la imposición de la paridad de género en los congresos locales pocos se atreven a decir, por temor a ser considerados misóginos, que ésta sólo crea la ilusión de equidad.

La cantidad de diputados varía en cada entidad. En Yucatán, el Congreso está compuesto por 15 legisladores de mayoría relativa, correspondientes a los 15 distritos en los que está dividido el estado, y 10 de representación proporcional.

Las 10 curules mencionadas se reparten acorde con la votación obtenida por cada partido y algunas de éstas son asignadas "por repechaje", esto es, para los "mejores perdedores".

Sin embargo, a raíz de la más reciente reforma electoral varias de estas diputaciones no son designadas en base a logro alguno, ni siquiera respetando el orden de los listados de representación proporcional de cada partido, sino a equis número de mujeres con el fin de garantizar que el Congreso esté integrado por igual número de hombres y mujeres.

Al ser impar el número de curules en Yucatán esto es simplemente imposible, por lo cual se conformaron, en esta ocasión, integrando el congreso con 13 hombres y 12 mujeres.

Para lograr este fin se regalaron 3 diputaciones de cuota de género a las candidatas del Partido Acción Nacional que perdieron en los distritos II, III y XIV.

Ellas, cabe mencionar, distan por mucho de ser las mejores perdedoras en base a los sufragios obtenidos el 7 de junio, por lo cual además se ve pisoteada la voluntad popular.

Los defensores de la cuota de género creen que con esta medida se logra la equidad, sin embargo la sociedad sabe que el único mérito que se tomó en cuenta para llenar estas curules es el hecho de que quienes las ocuparán son mujeres.

No están ahí por la cantidad de votos obtenida, ni por la calidad de sus propuestas, sólo están para cumplir una cuota, de relleno.

Esto es especialmente trágico en Yucatán, donde fue electa la primera diputada local en la historia de México. En vez de reivindicar a las mujeres yucatecas, la paridad de género las demerita ya que, sin esforzarse de la misma manera que lo hacen los candidatos hombres, tienen garantizada su entrada al Congreso porque, pensarán alguno, solas jamás podrían llegar. Ése es el mensaje que envía la aberración antidemocrática denominada paridad de género.