miércoles, 15 de julio de 2015

julio 15, 2015
TEHERÁN, Irán, 15 de julio.- Las bocinas de los autos sonaban en las calles, la gente se saludaba haciendo la V de la victoria con las manos, mientras otros expresaban su alegría en internet. Porque la noticia del acuerdo alcanzado ayer en Viena sobre el programa nuclear iraní desató una gran alegría en Teherán, abriendo una nueva etapa desde la revolución de 1979.

El acuerdo -entre el grupo 5+1 (Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Rusia, China y Alemania) e Irán-  aleja la posibilidad de que el gobierno iraní construya una bomba nuclear. Mediante el pacto se levantarán las sanciones internacionales petroleras y financieras a Irán, a cambio de duros límites en la producción atómica iraní por los próximos 15 años.


Así, el acuerdo obliga a Teherán a desprenderse de dos tercios de sus centrífugas para enriquecer uranio. Además, debe reducir su stock de uranio. Para garantizar que cumpla con estos compromisos, el acuerdo conlleva una serie de revisiones. Los inspectores podrán acceder a los sitios militares, pero se deberá seguir un protocolo, que consiste en acudir a un comité de arbitraje.

Respecto de las sanciones, impuestas entre 2006 y 2010, éstas serán levantadas una vez que el Aiea (Agencia Internacional de la Energía Atómica) compruebe que Irán cumple con lo pactado. El acuerdo prevé un mecanismo para reinstalar las sanciones en 65 días en caso de incumplimiento. La prohibición de importación y exportación de armas se extiende por cinco años más, mientras que el embargo de compuestos para su programa de misiles se mantiene por ocho años.

“Hemos frenado la expansión de las armas nucleares en Medio Oriente”, anunció, triunfante, Barack Obama. “Este acuerdo nos ofrece la oportunidad de avanzar en una nueva dirección ”, agregó. Su contraparte iraní, Hasan Rouhani, respondió por Twitter: “El pacto muestra que el diálogo constructivo funciona”.

Ahora la batalla se trasladará al Congreso de Estados Unidos, que tiene 60 días para examinar el documento. Obama puede vetar una decisión en contra, pero los analistas señalan que no es probable que el Congreso pueda conseguir una mayoría de dos tercios para derrotar ese veto. En todo caso, no sería positivo para el mandatario que tuviera que recurrir al veto para conseguir la aprobación del acuerdo.

Por su alcance regional y consecuencias geopolíticas, el acuerdo ha sido equiparado por algunos analistas con el de Camp David en 1978,  que selló la paz entre Egipto e Israel. También tiene paralelos con la reconciliación entre Washington y Beijing en 1972.

Estados Unidos, que protegió al sha de Persia hasta la revolución de 1979 del ayatola Jomeini, rompió relaciones diplomáticas con Irán después de la dramática toma de la embajada estadounidense en Teherán. Hasta hace unos años, Irán era para Washington un miembro del “eje del mal”. Y el programa nuclear agravó las tensiones.

En su editorial, The New York Times señaló que el pacto pone límites fuertes y verificables a la capacidad de que Irán desarrolle un arma nuclear al menos dentro de los próximos 10 a 15 años y es, potencialmente, uno de los acuerdos más significativos en la historia diplomática reciente, porque tiene la capacidad no sólo de alejar a Teherán de la fabricación de un arma nuclear, sino que de remodelar la política de Medio Oriente.

Para muchos analistas, el acuerdo puede ser considerado un gran triunfo para el Presidente estadounidense, Barack Obama, quien asumió el cargo en 2009 ofreciendo un diálogo a los líderes iraníes si ellos “aflojaban el puño”. De acuerdo con el diario español El País, el primer resultado puede ser una mayor cooperación frente al Estado Islámico.

En este contexto, Alemania, la UE, Francia y Siria aplaudieron el acuerdo, mientras que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, lo calificó como “un gran error de proporciones históricas”. Arabia Saudita, el enemigo regional de Teherán, llamó a Irán a no provocar inestabilidad. Según el corresponsal de la BBC, Kevin Connolly, existe ahora el peligro de que “Arabia Saudita sienta que un Estado chiita nuclear pueda equiparar la capacidad nuclear de Estados sunitas”. (Cristina Cifuentes / La Tercera / Repubblica)