domingo, 26 de julio de 2015

julio 26, 2015
Armando "Catón" Fuentes Aguirre


Mejor alimento. La lindísima enfermera iba por el corredor del hospital. Se topó con ella uno de los médicos del nosocomio, y lo que vio lo dejó estupefacto: la atractiva chica llevaba una bubis fuera del uniforme. Le dijo el facultativo: "Perdona, Florencina. No sé si te has dado cuenta, pero vas exponiendo a la vista una de tus hermosas bubis". "¡Caramba! -exclamó la enfermera al tiempo que se cubría apresuradamente-. ¡Esos internos, que nunca dejan en su lugar lo que agarran!". Una señora le preguntó a otra: "¿Qué cargo tiene tu marido en la fábrica?". Respondió la interrogada: "Es supervisor". Quiso saber la otra: "Y ¿qué hace en ese puesto?". "No lo sé exactamente -contestó la señora-. Pero por lo que me ha contado, si lo que hace en la fábrica lo hiciera aquí en la casa yo le estaría diciendo siempre: 'No estés jodiendo'". La novia de Babalucas le dijo al tonto roque: "Me haces que crea en la reencarnación. Nadie puede llegar a ser tan indejo como tú en una sola vida". Los organizadores del baile de disfraces se sorprendieron al ver llegar a una muchacha completamente en peletier, es decir, nuda, corita, sin ropa alguna. Explicó ella: "Es mi disfraz". Le preguntó el encargado del orden, suspicaz: "¿De qué viene disfrazada?". Respondió la chica: "De departamento vacío. Espero encontrar aquí a un soltero que lo quiera ocupar". El gerente del banco dijo en la junta del consejo de administración: "Señores: necesitamos encontrar un cajero". Uno de los consejeros preguntó: "¿Cómo es eso? Hace dos meses nos pidió autorización para contratar un cajero". "Y lo contraté -respondió el gerente-. A ése es al que necesitamos encontrar"... Pepito le dijo a Juanilito: "Yo tengo 5 años. ¿Cuántos tienes tú?". Respondió el pequeñín: "No sé". Volvió a preguntar Pepito: "¿Ya te atraen las mujeres?". Contestó Juanilito: "No". "Entonces tienes 4 años" -concluyó Pepito. Una comadre le preguntó a otra: "¿De modo que a mi compadre le dieron una patada en la trifulca?". "No, comadre -respondió la otra-. Más bien se la dieron entre la trifulca y el ombligo". Don Chinguetas y su esposa doña Macalota caminaban por el centro comercial. Ella advirtió, molesta, que cada vez que pasaba una muchacha hermosa a su marido se le iban los ojos. "¡Esto es intolerable! -le dijo hecha una furia-. ¡Siempre que ves una mujer bonita se te olvida que eres casado!". "Al contrario -replicó él-. Entonces es cuando me acuerdo más". Don Cornulio y doña Facilisa, casados entre sí, pasaron a mejor vida al mismo tiempo y llegaron juntos a las puertas del Cielo. Los recibió San Pedro, que le preguntó al esposo: "¿Engañaste a tu mujer alguna vez?". "Una sola" -contestó él. Dictaminó el apóstos de las llaves: "Tendrás que dar una vuelta en torno de la muralla que rodea el Cielo. Después podrás entrar". "Y tú -le preguntó enseguida a doña Facilisa-, ¿cuántas veces engañaste a tu marido?". La señora hizo una larga pausa y luego le dijo a San Pedro: "¿Podrías prestarme una bicicleta?". Terminó al fin la interminable farra que aquellos dos amigos se corrieron. Dijo uno al salir del antro donde habían estado: "A esta hora me asalta el temor de llegar a mi casa. Tomo todas las precauciones posibles para escapar del enojo de mi esposa: apago el motor del coche antes de llegar; abro la puerta sin hacer ruido; me quito los zapatos y subo de puntillas. Pero, haga lo que haga, mi mujer se despierta siempre y me hace una escena terrible". Le aconsejó el otro: "Haz lo que yo. Llego haciendo sonar el claxon del coche; doy un portazo tremendo al entrar: subo silbando y dando gritos, y cuando entro en la recámara le doy una palmada en el trasero a mi esposa y le digo: '¿Entonces qué, vieja? ¿Nos echamos uno?'. Y ella siempre se hace la dormida". Don Veterino, señor octogenario, se iba a casar con una mujer joven. Uno de sus hijos le preguntó muy preocupado: "Papá: ¿y si se nos muere?". Respondió el carcamal: "Si se nos muere me busco otra". Dulciflor, muchacha recién casada, le contó a su mamá: "Siempre que Vehementino llega del trabajo me come a besos. Dice que mis labios son su mejor alimento". Preguntó con una sonrisa la señora: "¿Y no le cansa esa comida?". Respondió Dulciflo: "No -contesta la muchacha-. Lo que lo tiene agotado es el postre". FIN.