sábado, 27 de junio de 2015

junio 27, 2015
CHARLESTON, Carolina del Sur, 27 de junio.- Casi cinco horas duró el funeral por el pastor y senador de Carolina del Sur, Clementa Pinckney. Una de las nueve víctimas de Madre Emanuel, la histórica iglesia de la comunidad negra en Charleston, sacudida hace 10 días por un tiroteo racista mientras feligreses estudiaban la biblia.

Durante la ceremonia, y ante más de 5,000 personas, se rindió tributo por las almas de las nueve víctimas. "Wrong church, wrong people, wrong day (iglesia equivocada, gente equivocada, día equivocado) se podía leer en varios carteles del escenario construido en el pabellón TD Arena de la Universidad de Charleston.


Por esa plataforma desfilaron líderes religiosos y amigos de Pinckney que recordaron cómo era el pastor, el amor que sentía por su familia y las batallas que dio en vida. Pasadas las ocho de la noche, Barack y Michelle Obama ocuparon sus sillas en la primera fila. Durante la elegía, el presidente destacó el sentido del humor de Pinckney a quién conoció "cuando las canas aún no eran visibles". Tras repasar su curriculum, subrayó que "era un buen hombre" como los otros ocho feligreses que perdieron la vida en la iglesia.

En su intervención -con un tono de predicador y que acabó entonando el himno 'Amazing Grace'-, Obama destacó la importancia de las iglesias para la comunidad negra que han sido "bunker para los soldados rasos del movimiento por los derechos civiles", centros comunitarios donde se ayudan unos a otros y donde se dice a los chicos "que importan, que son inteligentes y guapos".

Las cegueras que destapó la tragedia

Tras señalar que posiblemente el asesino de las víctimas de Emanuel no conocía la historia de la iglesia Emanuel, Obama apuntó que había estado reflexionando sobre la idea de "gracia de Dios" y cómo esta tragedia ha abierto los ojos en varios temas.


"Hemos estado ciegos demasiado tiempo al dolor que la bandera de la Confederación provoca en muchos de nuestros ciudadanos", apuntó antes de señalar que no es la causa de estos asesinatos, pero que "representa más que sólo el orgullo ancestral". De ahí que instase a su retirada.
El presidente añadió que "Dios no quiere que paremos aquí". Así se refirió a otras cuestiones que la masacre de Charleston ha sacado a la luz. "Por mucho tiempo hemos estado ciegos a cómo justicias pasadas agitan el presente. Quizá lo vemos ahora", dijo antes de referirse las preguntas que surgen sobre los niños y los prejuicios raciales.

Tampoco se olvidó el control de armas, un tema que ya enunció en la Casa Blanca cuando hizo sus primeras declaraciones tras la tragedia. "Hemos estado ciegos demasiado tiempo al caos sin igual que la violencia armada inflige a esa nación", apostilló, recordando que los ojos se abren "esporádicamente" al contar las víctimas en otras masacres.

Convencido de que la transformación no será de la noche a la mañana, el presidente insistió en que hay que actuar porque "no necesitamos más conversaciones. Sería una traición a todo por lo que se levantó el reverendo Pinckney, si nos permitimos caer en el silencio confortable de nuevo", dijo arrancando los aplausos del público. Estos se convirtieron en ovación cuando empezó a entornar el himno 'Amazing Grace' y resaltar que el pastor Pinckney y los otros ocho 'héroes' de Emanuel habían encontrado la gracia de Dios.

Padre de familia

Picnkney se convirtió en el afroamericano más joven en la Cámara de Representantes tras su elección en 1996, con 23 años. Se subió al púlpito con 13 años y a los 18 era pastor, como recordó Obama. Casado y con dos hija, la más pequeña Malana puso una de las notas más emotivas del servicio religioso. El programa del funeral incluía una carta de ella a su padre. "Se que te dispararon en la Iglesia y que fuiste al cielo", se puede leer, antes de expresarle su amor y de saber que le estaría viendo desde el cielo.

Entre el público no sólo estaban lo políticos locales como el alcalde de Charleston, Joseph Riley, o la gobernadora Nikki Haley. En primera fila tomó asiento el congresista republicano, Jim Clyburn, junto a la aspirante demócrata a la Casa Blanca, Hillary Clinton. También asistió el senador republicano por Carolina del Sur y aspirante a la Presidencia, Lindsey Graham.

En posiciones menos 'privilegiadas' había más representantes institucionales como el portavoz republicano de la Cámara de Representantes, John Boehner, que viajó con el presidente desde Washington DC. (elmundo.es / vox.com)