jueves, 25 de junio de 2015

junio 25, 2015
Historias de reportero | Carlos Loret de Mola Álvarez 

No son sólo las que ya hizo, sino las que sigue acumulando.

Los aviones que salen de Xalapa, Veracruz, cargados de dinero en efectivo y con personajes cercanos al gobernador Javier Duarte a bordo parecen ser práctica común.

Usted leyó en esta columna el caso por el que en 2012 detuvieron a funcionarios de la Secretaría de Finanzas estatal encabezada por Tomás Ruiz con 25 millones en efectivo en Toluca. A consecuencia de ello, como “gran” consecuencia política, Tomás Ruiz fue destituido como secretario… para regresar después como titular de la Secretaría de Obras Públicas… y hasta les devolvieron el dinero.

Javier Duarte de Ochoa, gobernador de Veracruz.

Hace unas semanas, la misma historia: avión que despegó de Xalapa, gente cercana a Javier Duarte, millones de pesos en efectivo, ninguna consecuencia real.

Cuando cacharon a sus operadores poniéndose de acuerdo para meter mano a recursos públicos para beneficio electoral del gobernador y su partido, Duarte optó por otra simulación: nombró secretario de Desarrollo Social estatal al ex delegado de la Sedesol, a quien la secretaria federal Rosario Robles tuvo que despedir cuando fue exhibido en conversaciones telefónicas planeando el condicionamiento de programas sociales al voto por el PRI. Ni tantito pudor.

No es sólo esto. Las cosas que más importan a la gente andan mal: altos índices de inseguridad en general y de secuestros en particular, primer lugar en crímenes contra periodistas, en el medallero por opacidad ante la Auditoría Superior de la Federación, por sospechas de corrupción, y un estado al borde de la quiebra financiera.

En el gabinete del presidente Enrique Peña Nieto están particularmente hartos de Duarte. Los que se encargan de la seguridad me confían que “no tiene madre” la manera en que elude los problemas y no informa a la Federación de lo que realmente sucede en su estado. Que todo se lo sacude tratando de colar una gracejada.

Los encargados del desarrollo social y económico apuntan hacia el mismo sitio: la irresponsabilidad en el manejo de la deuda, el peligro de quiebra en las finanzas públicas y la sorprendente cantidad de dinero en efectivo que sospechosamente circula en el estado, que no se sabe bien a bien si es para la “operación política” a favor de su partido o si es simple y vulgar lavado de dinero.

Lo que da mayor relevancia al asunto es que son del mismo partido. El gobierno federal es del PRI al igual que Javier Duarte, que, detecto, irrita a cada vez más funcionarios federales de alto nivel.

El gobernador nomás se ríe.

SACIAMORBOS. ¿Será que en la elección federal reciente la mano de Fidel Herrera, poder verdadero en el estado, exhibió sin equipo propio a Duarte? ¿Quién realmente elegirá al candidato del PRI a la gubernatura que se renueva el próximo año? Van a ser sólo dos años de gestión (para empatarse con la elección presidencial de 2018), pero suficientes. Una familia está al acecho. Varios Yunes parecen interesados en el cargo: Héctor, José, Miguel Ángel, Miguel Ángel júnior y Fernando. Los primeros dos son del PRI. Los otros tres, del PAN. ¡Qué bonito!

historiasreportero@gmail.com