miércoles, 24 de junio de 2015

junio 24, 2015
Armando "Catón" Fuentes Aguirre


Tolerancia inexplicable. Los invitados a la fiesta -y más las invitadas- se asombraron cuando don Chinguetas declaró: “Soy un hombre de tres veces cada noche”. Ya no se sorprendieron tanto, sin embargo, cuando doña Macalota, su mujer, manifestó: “Es cierto. Le digo que no tome tanto té antes de irse a acostar”… El paciente del doctor Duerf, psiquiatra de prestigio, le dijo con angustia: “Doctor: me he vuelto un zombie. He perdido por completo la facultad de comunicarme con los demás. Ando siempre silencioso, la cabeza baja, la vista fija en un mismo punto. De pronto me río solo, y sin que nadie me diga nada hago movimientos de aprobación o desaprobación. A veces dejo de comer, y aun de dormir. ¿Qué tengo, doctor? Dígame por favor: ¿qué tengo?”. Sin vacilar respondió el doctor Duerf: “Seguramente tiene un iPhone”… Al empezar la noche de bodas Simpliciano tomó por los hombros a su flamante mujercita y le preguntó, solemne: “Dime, Pirulina: ¿soy yo el primer hombre con el que haces esto?”. Respondió ella: “A lo mejor sí. Ahora que lo dices, tu rostro me parece familiar”… El día 30 de este mes –próximo martes- aparecerá aquí el chiste más pelado del primer semestre del año. Su inmoralidad excede todos los límites de la decencia. Por lo tanto está muy bueno. ¡Espérenlo mis cuatro lectores!...Un ominoso espectro cubre nuestra vida pública: el fantasma de la impunidad. El mismo Estado propicia que faltas graves, y aun delitos, queden sin castigo, como sucede en el caso de la nefasta CNTE, cuyos abusos y tropelías, en vez de ser condenados, son condonados por una autoridad que en verdad no merece dicho nombre, por su actitud sumisa y timorata, por su culpable lenidad. Los mal llamados profesores afiliados a esa banda no dan clases, y aun así reciben, completos, sus salarios y prestaciones. La federación y el gobierno del estado se culpan mutuamente de esos pagos, pero a final de cuentas pagan, y los desobligados “maestros” siguen jaques, ufanos y pimpantes, sin más trabajo que el de cobrar un sueldo que no devengan y que no se les debería entregar. Tan inexplicable tolerancia redunda en descrédito para el régimen que preside Peña Nieto. La actitud del gobierno de Oaxaca cobra ya visos de complicidad, pues ahí se deja todo lo relativo a la educación en manos de esa mafia que es la Coordinadora. La autoridad federal pretende lavarse las manos, pero las tiene metidas hasta los codos en esas sucias aguas, y es copartícipe también de la viciosa situación. Es una pena que el futuro de cientos de miles de niños y jóvenes dependa de autoridades que no tienen ninguna autoridad… Un chavo le preguntó a su amigo: “¿Por qué dejaste a Pretina, tu novia?”. Respondió el muchacho: “Tiene un grave impedimento de lenguaje”. “¿De veras? –dijo el otro-. ¿En qué consiste ese impedimento?”. Contestó el chavo, mohíno: “No sabe decir: ‘Sí’”… Consejo a una chica en edad de merecer: “No busques un marido. Eso puede traerte complicaciones. Búscate mejor un soltero”… Le contaba Pepito a Juanilito, su mejor amigo: “Cuando mi papá le pide sexo a mi mamá ella me llama y le dice: ‘¿No te basta con esto?’. Y de inmediato a mi papá se le quitan las ganas”… Indulgencio, piadoso joven muy de iglesia, fue a pedir la mano de su novia. Le preguntó don Aristarco, el papá de la muchacha: “¿Dispone usted de medios para mantener a mi hija?”. Respondió Indulgencio: “No. Pero Dios proveerá”. Inquirió de nueva cuenta el genitor: “¿Ya tiene usted la casa o el departamento donde vivirán?”. “No –dijo el muchacho-. Pero Dios proveerá”. Volvió a preguntar don Aristarco: “Si vienen los hijos ¿cuenta usted con lo necesario para alimentarlos, vestirlos y darles una buena educación?”. Nuevamente contestó Indulgencio: “No. Pero Dios proveerá”. Ante el asombro de la mamá de la muchacha don Aristarco le concedió al gaznápiro la mano de la chica. Cuando estuvieron solos la señora le preguntó llena de indignación: “¿Por qué accediste a la petición de ese muchacho? ¡Es un inútil, un bueno para nada!”. “Ya lo sé –repuso don Aristarco-. Pero me halagó que piense que yo soy Dios”… FIN.