miércoles, 20 de mayo de 2015

mayo 20, 2015
José Repetto

La filtración de un audio donde el Consejero Presidente del Instituto Nacional Electoral (INE) Lorenzo Córdova Vianello se burla de un vocero indígena por su tono histriónico y teatral se ha convertido en un escándalo nacional por los motivos equivocados.

De un día para otro, miles de cibernautas, de twitteros y facebookeros, se volvieron incansables defensores de los pueblos indígenas y se rasgaron las vestiduras exigiendo la renuncia del funcionario, a pesar de tratarse de una conversación estrictamente privada en el ámbito personal, por lo cual su filtración constituye un delito y una violación a sus derechos humanos.

Curiosamente los más indignados no son los mismos indígenas. Por sus perfiles, estilos y el hecho de que están comentando en redes sociales se puede apreciar que se trata de gente de ciudad, perteneciente a la clase media o alta, con formación media superior para arriba y, oh sorpresa, prácticamente todos tienen apellidos europeos.

En otras palabras, la mayoría de los quejosos no son indígenas, no pertenecen a ninguna etnia, son gente ajena al problema que busca capitalizarlo en vísperas de las elecciones. 

Son pocos quienes piden castigo para el o los responsables por el hecho de que las conversaciones personales y privadas de un ciudadano con una persona de su confianza hayan sido intervenidas ilegalmente y sean utilizadas para perjudicarlo tanto a él como la institución donde labora.

¿Cuántos de los quejosos no correrían la misma suerte, o peor, si su jefe viera sus conversaciones privadas de Facebook y sus chats de WhatsApp, o bien si le llegaran audios de las pláticas que sostiene con sus amigos?

Opinadores de izquierda han señalado que por ser en horarios de trabajo las conversaciones son información pública, sin embargo el audio filtrado no indica el día ni la hora en que la plática se registró y no existe precedente alguno, al menos en México, donde un ciudadano haya obtenido vía solicitud transparencia grabaciones de las conversaciones telefónicas de un funcionario público.

Desafortunadamente, por la naturaleza políticamente incorrecta de sus comentarios el papel de Córdova para dialogar con los pueblos indígenas se ha visto injustamente afectado. El daño está hecho.

Sin embargo, debemos preguntarnos qué es más importante ¿la corrección política, tan de moda en estos tiempos, o las garantías individuales y derechos humanos de todos los mexicanos? cometemos un gran error al poner las sensibilidades de un grupo que no fue afectado de manera real en forma alguna, sobre nuestro derecho a la privacidad.

Es preciso subrayar que esta filtración se dio a sólo 19 días de las elecciones del 7 de junio y que ha aparecido una petición en Change.org exigiendo la renuncia de Córdova que al parecer fue creada por el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), instituto político que ha subsistido a raíz de sus alianzas y candidaturas comunes con el PRI y actualmente en riesgo de perder su registro debido a que los meses previos a la contienda se ha dedicado a delinquir abiertamente, repartiendo mochilitas, boletos de cine y cachivaches a diestra y siniestra, hecho por el cual ha sido multado en reiteradas ocasiones por el órgano electoral.