miércoles, 1 de abril de 2015

abril 01, 2015
Historias de reportero | Carlos Loret de Mola Álvarez


Un truco de magia política, una suerte de prestidigitación, una trampa a la vista están llevando al cabo tres secretarías de Estado del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto.

Escondiendo la bolita de esponja entre tres vasos, como engañabobos callejeros, las secretarías de Hacienda, Gobernación y Educación Pública. La historia es la siguiente:

El Inegi realizó un censo educativo hace año y medio. Recorrió prácticamente todas las escuelas del país y detectó quiénes eran los maestros.

El objetivo central de éste era detectar falsos profesores: los que cobraban en la nómina, pero no estaban realmente dando clases. La Constitución prohíbe pagarles y el chiste era detectarlos y cancelarles sus quincenas.

Y hubo muchos, muchísimos que aparecían en la nómina de maestros pero nunca fueron localizados en los colegios. La razón es sencilla: por décadas, las plazas de profesores eran negociadas entre los gobernadores y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) o su peor cara (la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, CNTE). Entre ellos definían si metían a cobrar como maestros a políticos, sindicalistas, choferes, secretarias, operadores electorales, lo que hiciera falta.

Con el censo del Inegi iba a quedar claro quiénes realmente eran maestros. Los demás debían de ser erradicados de la nómina.

Nada de esto está sucediendo.

El truco de magia es que entre las tres secretarías, en complicidad con los gobiernos estatales, dicen que están “depurando” la nómina de maestros, pero no es tan cierto.

¿Qué debió haber sucedido? Desde enero, el gobierno federal es quien paga a los maestros, en lugar de los gobiernos estatales. Para ese momento, con la nómina que servía para pagar hasta 2014 se debió haber realizado un cruce de datos con el censo del Inegi para determinar quiénes eran “maestros” y quiénes aviadores, y sólo pagarles a los primeros. Así de sencillo.

¿Qué está pasando? El censo del Inegi está en el baúl del olvido. Entonces, el gobierno federal está negociando con cada gobernador cuántas plazas les dejan, pero aquella “depuración de aviadores” no está sucediendo. La negociación la encabezan las secretarías de Hacienda en primerísima instancia, y cuando se trata de estados con problemas de rebelión social del magisterio, Gobernación. Y lo que queda, la secretaría de Educación Pública. En síntesis, los gobernadores siguen decidiendo quiénes están en la nómina, que era justo el problema que se quería abatir.

SACIAMORBOS: Hay datos sorprendentes en el Cuestionario sobre Financiamiento Educativo, como saber que 97% de la nómina de Oaxaca la paga el gobierno federal desde siempre. Es el estado al que la Federación aporta más en proporción. ¿En serio con tal arma el gobierno federal está atemorizado ante la CNTE, como se nota en cada movilización y “negociación” en Gobernación? Quizá hay que dejar de culpar sólo a un tal Gabino, y empezar a exigir que rindan cuentas dos que se llaman Luis.

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