jueves, 30 de abril de 2015

abril 30, 2015
Historias de reportero | Carlos Loret de Mola Álvarez

Mucha gente sigue pensando que las redes sociales son un medio de comunicación que no está manipulado. Nada más falso. No pocos consideran que los trending topics (TT, esa decena de temas de actualidad que enlista Twitter en su página inicial) son una especie de genuina voz del pueblo. Nada más falso.

Twitter es quizá el medio de comunicación más fácil de manipular. Los partidos políticos lo han demostrado en el arranque de estas campañas.

Como ya no les duran mucho tiempo los spots con difamaciones contra sus rivales porque el INE los cancela, han recurrido a las redes sociales como herramienta central de la “guerra sucia electoral”. 


El 5 de abril se inició oficialmente la pelea por los votos. Ese día, #NiUnVotoAlPRI se colocó como TT. Duró 55 minutos entre los 10 más populares en Twitter en México. Al día siguiente, #SonPRIngaderas lo fue 9 horas con 20 minutos.


La respuesta no se hizo esperar. El 7 de abril #PaMochesLosDelPAN fue tendencia nacional por 7 horas y media. Entre el 8 y el 16 de abril fueron TT en México #VendoAvonComoAMLO, #TodoPorCulpaDelPeje y #ConLos200QueMeDaMorenaYo.

De acuerdo con expertos en el tema, hay tres maneras de que un tema se coloque como TT en México:

La primera y más genuina es que el asunto sea realmente del interés del público y se vuelva TT a partir de los tuits de la gente.

La segunda es pagar a Twitter para que coloque el hashtag, que normalmente aparece señalado con una etiqueta amarilla para que los usuarios identifiquen que es parte de una pauta pagada. Según información extraoficial, en México, un TT que dure un día puede costar unos 50 mil dólares.

La tercera —el gran truco— es utilizar cuentas de influencers (tuiteros que por tener decenas de miles de seguidores se consideran líderes, capaces de poner de moda temas). A estos influencers les pueden pagar para que coloquen el tema y se vaya replicando entre sus seguidores. De esta manera, el hashtag no aparece marcado con una etiqueta amarilla, tiene facha de legítimo, como si fuera fruto del pensar de los usuarios, pero en realidad está financiado tramposamente. Hay gente dedicada a este negocio bajo el agua.

Según expertos en manejo de redes, en un día normal un TT puede costar 50 mil pesos la hora. Hoy, con las campañas electorales a tope, su costo se incrementa hasta cinco veces, pues es mayor el esfuerzo que deben hacer los influencers por colocar el hashtag.

En tal atmósfera, prácticamente todas las fuerzas políticas contratan gerentes de redes sociales, que delinean estrategias, no pocas veces fundadas en la manipulación: bots que aparentan ser personas pero no lo son o personas de verdad que manejan varias identidades para seguir a tal o cual candidato o personalidad y tratar de influirla.

Es fraude. Tanto como el ratón loco o la operación carrusel, pero en la era digital. Es una manipulación sofisticada. Y por eso hay quien sigue difundiendo y creyendo ese demagógico discurso de que las redes sociales son la verdadera ventana para escuchar lo que piensa la gente.

historiasreportero@gmail.com