martes, 28 de abril de 2015

abril 28, 2015
BALTIMORE, 28 de abril.- El gobernador de Maryland, el republicano Larry Hogan, optó por la mano dura: declaró el estado de emergencia el lunes y la Guardia Nacional estaba llegando a la ciudad.

También se impuso una semana de toque de queda en la localidad de mayoría negra desde la noche del martes, con excepciones para emergencias laborales y médicas.

Respondiendo a las críticas que aseguraban que no respondió lo suficientemente rápido a los hechos del lunes, la alcaldesa, Stephanie Rawlings-Blake, dijo a CNN: "Fue un incidente que comenzó este mediodía (...) Creo que no habría sido apropiado traer a la Guardia Nacional cuando lo teníamos bajo control".

Blake dijo el martes en Twitter que estaba comenzando la jornada con una visita a las zonas más afectadas.

El lunes, grupos de jóvenes lanzaron piedras y ladrillos a la policía. Los alborotadores reventaron los vidrios de varios autos al exterior de un gran hotel y cortaron dos veces la manguera de los bomberos que intentaban apagar un incendio en una farmacia que fue saqueada previamente.



La policía efectuó al menos 27 arrestos y los colegios de Baltimore cerraron el martes. Un partido de béisbol de los Orioles fue cancelado y los negocios y estaciones de tren no abrieron en esta ciudad de 620,000 habitantes situada a 64 kilómetros de la capital.


Gray fue arrestado el 12 de abril cuando huía de la policía. Fue transportado a la comisaría en un furgón, sin cinturón de seguridad, y sufrió una lesión en su espalda que acabaría causándole la muerte una semana después.

Un abogado de la familia Gray asegura que su espina dorsal estaba cortada en un 80 por ciento a la altura del cuello mientras permanecía bajo custodia.

Seis oficiales fueron suspendidos y el Departamento de Justicia está investigando posibles violaciones de los derechos civiles. Los bomberos de Baltimore luchaban el martes por apagar los edificios incendiados en los disturbios surgidos tras el funeral de un joven negro de 25 años, quien murió luego de una herida en la columna vertebral mientras estaba bajo custodia policial.

Un humo acre invadía las calles donde los bomberos intentaban contener los daños causados por la violencia que se desató el lunes a pocas cuadras del funeral de Freddie Gray, extendiéndose por gran parte de West Baltimore.

Los disturbios, en los que hubo saqueos en tiendas, farmacias y un centro comercial, así como enfrentamientos con policías antidisturbios, fueron los más violentos registrados en Estados Unidos desde los de Ferguson, Misuri, del año pasado.

La policía informó que el lunes hubo 15 oficiales heridos, seis de ellos de gravedad.

La muerte de Gray dio nuevos bríos al malestar ciudadano por el trato policial a los afroamericanos, que explotó el año pasado tras la muerte a manos de la policía de hombres negros desarmados en Ferguson, Nueva York y otras partes.

La violencia pareció sorprender con la guardia baja a los funcionarios y líderes comunitarios de la ciudad, tras una semana de manifestaciones pacíficas en su mayoría por la muerte de Gray el 19 de abril.

Baltimore amanece tomada por las fuerzas de seguridad

Baltimore ha manecido este martes como una ciudad prácticamente tomada por las fuerzas de la ley tras los violentos disturbios de ayer, cuando el último adiós a Freddie Gray, el joven afroamericano que murió el 19 de abril bajo custodia policial en Baltimore, Maryland, se convirtió en un nuevo clamor contra los prejuicios y abusos de la policía de Estados Unidos contra la población negra. La jornada, que había comenzado de forma pacífica, acabó derivando en fuertes desórdenes por parte de un grupo de violentos manifestantes, en su mayoría jóvenes, que causaron pillaje y destrozos en algunas partes de la ciudad y llevaron a las autoridades a ordenar fuertes medidas de seguridad.

Los agentes guardan este martes los principales edificios y zonas turistas de la urbe, mientras equipos de ciudadanos se contactan por las redes sociales para organizarse y ayudar a limpiar el caos de una noche de violencia y pillaje. Policías, miembros de la Guardia Nacional activada la pasada noche y otros agentes de la ley están apostados en calles del centro de Baltimore que también aparecen fuertemente valladas.

En la ciudad están ya desplegados unos 5,000 policías y 1,500 miembros de la Guardia Nacional, según reportes locales. Al menos 15 agentes resultaron heridos en los incidentes que se empezaron a registrar tras el sepelio de Gray y que causaron la detención de casi tres decenas de personas, en su mayoría jóvenes. El gobernador del Estado de Maryland, Larry Hogan, declaró el estado de emergencia a petición de Baltimore y anunció la activación de la Guardia Nacional para responder a la "creciente violencia y disturbios" en esta ciudad. Hogan calificó anoche estas medidas como "el último recurso" para restaurar el orden. De hecho, en declaraciones posteriores a la prensa reconoció que la orden estaba lista desde el sábado, pero que las autoridades estatales y locales prefirieron esperar a tomar una medida tan drástica.

Las sirenas de la policía siguen siendo una constante en una ciudad que se ha despertado con la inquietud e incertidumbre de no saber si los actos de violencia de anoche fueron un incidente único o se prolongarán en los próximos días, como ya ha ocurrido en ocasiones anteriores y en otras ciudades del país en el último año en que han aflorado las tensiones raciales.

Este martes entra en vigor, en horas de la tarde, el toque de queda decretado por las autoridades locales para toda la semana. Preventivamente, las escuelas permanecen cerradas, al igual que la mayoría de los museos y atracciones locales —como el famoso Acuario Nacional— y algunas oficinas públicas. Algunos transportes públicos han sido suspendidos y el resto funcionan con graves retrasos, aunque el tráfico era más o menos fluido en la mañana en las zonas no afectadas por los disturbios de la pasada noche. (Reuters / Silvia Ayuso / El País)