domingo, 8 de marzo de 2015

marzo 08, 2015
MÉRIDA, Yucatán, 8 de marzo.- Mensaje pronunciado por don Habib Becil Dájer, Presidente del Club Libanés, este mediodía con motivo del Día del Emigrante Libanés:

Durante la segunda mitad del siglo XIX, por motivos relacionados con la Ocupación Otomana, y el control que por medio del hambre ejercía sobre la población, se inició una dolorosa pero valiente osadía. Mucho ciudadanos Libaneses, dejaron a sus padres, y hermanos, y muchos incluso a sus esposas e hijas, y salieron en busca de nuevas y mejores oportunidades de vida. Buscaban un lugar donde pudieran trabajar, y que con el fruto de ese trabajo, pudieran comer y vestir. Así de simple. Algo a lo que cualquier ciudadano de cualquier país aspiraría, pero que no alcanzaban en su tierra. Un nutrido grupo llegó a México, pero este mismo proceso dividió a muchas familias. No solo por los familiares que se quedaron en el Líbano, sino porque no todos llegaron al mismo País a instalarse, y hoy, habemos descendientes de esos migrantes en casi todos los países del Mundo.

Encabezaron la ceremonia al pie de la escultura del inmigrante, en la entrada del club, don Roberto Abraham Mafud, Cónsul Honorario de Líbano en Yucatán; Habib Becil Dájer, Presidente del Club; la joven Ailyn Salomón Lomas, Embajadora del Club; el Padre Antonio Escalante Pantoja, rector de Nuestra Señora del Líbano y Janette Becil Dájer, Presidenta del Comité de Damas (foto: Nazhja Borge) 

Los que llegaron a México, lo hicieron por el Puerto de Veracruz, y de estos, algunos mas viajaron por barco al Puerto de Progreso, y de ahí para acá, ya conocemos la historia. 

En Octubre del año 2000, miembros de la Comunidad de Ascendencia Libanesa de México, enviaron por medio de la Embajada del Líbano en México, una petición al Parlamento Libanés para instituir el Día Mundial del Emigrante Libanés, mismo que fue aprobado para el segundo domingo de Marzo de cada año, y hoy nos encontramos aquí, celebrándolo, al igual que lo hacen en México, Puebla, Nueva York, Uruguay, Argentina, Africa, y en donde haya descendientes de Emigrados Libaneses, como un homenaje a esos valientes hombres y mujeres que al encontrar tierra fértil fuera de su país, supieron aprovecharla, y aplicando su talento, y su trabajo, forjaron ese futuro con el que soñaban y que nosotros, hoy, disfrutamos en nuestro presente.

Cuando transitamos por nuestra flamante Avenida Líbano, o vemos en la calle el Monumento que la anuncia, o entramos a este club, o vemos una estatua como esta. Cuando conocemos de los logros de vida de hombres y mujeres que han sido acreedores del Premio Cedros, o han presidido importantes organizaciones Empresariales o Sociales. Cuando sabemos de las aportaciones que dan a nuestra forma de vida actual, tantos empresarios, profesionistas, filántropos, policías, funcionarios, deportistas. Cuando compartimos la Comida Libanesa, en casa, con los amigos. Cuando nos percatamos de todo eso…. Que orgullo nos da. ¿verdad? Y pensar que esa avenida, esos monumentos, este club, esta estatua, esos ejemplos de vida, y esos momentos con los amigos, no existirían, sin el esfuerzo, el trabajo, el sacrificio y la dedicación, que nos regalaron de esos emigrantes y de sus descendientes. Razón de sobre para celebrar. No creen?

Algunos podrán opinar que vivimos de la nostalgia y de las románticas anécdotas de los emigrantes, de sus miedos al viajar por meses en barcos, de sus vicisitudes al tratar de ser registrados con sus nombres, de la forma en que fueron recibidos, de sus inicios en el trabajo, de su esfuerzo diario por sobrevivir, y de los logros obtenidos en toda esta odisea. También podrán decir que los valores del trabajo constante y dedicado, el amor a la familia, y la fidelidad con el amigo, con el que se distinguieron desde su llegada, son solo palabras ostentosas y ensalzantes. 

Hoy afirmo, que Ignorar cómodamente la Odisea de la Migración Libanesa, y los valores que con ella trajeron sus personajes, es negarnos a nosotros mismos. Es tirar al basurero la esencia que traemos dentro. Es eliminar los conceptos que explican nuestra forma de ser, de actuar, de vivir y de relacionarnos con los demás. La historia de los hombres y mujeres cuyos nombres han quedado grabados para la historia en las placas que se encuentran alrededor de este monumento, es lo UNICO que nos puede explicar quienes realmente somos.

Hoy estamos aquí para celebrarlos. Para conmemorar el Dia Mundial del Emigrante Libanes, para rendirles un homenaje y para ser agradecidos. Para hacerlo, solo existe una forma: mantengámonos unidos. En el Club Libanés, nos hemos impuesto la tarea de convertirnos no solo en el mejor lugar para practicar deportes, sino en el Centro Comunitario de los Yucatecos de Ascendencia Libanesa, donde los miembros de nuestra Comunidad y sus Amigos, se sientan como en su propia casa, canten, jueguen, paseen, bailen, coman, se rían, lloren, recuerden el pasado, vivan su presente, y sigamos construyendo el futuro, JUNTOS. De nada sirve ser y no pertenecer. Yo les invito a seguir cerca los unos de los otros, a seguir apoyando con su presencia y participación, las actividades que desarrollamos, e invitar a otros a sumarse y así, conservar viva para sus hijos y nietos, la historia de sus padres, y abuelos. 

Y así, mantener vivo el legado del Emigrante Libanés.