jueves, 12 de febrero de 2015

febrero 12, 2015
Eduardo Ibarra Aguirre / Utopía 1499/ 13-II-15

La Estrategia de Seguridad Tamaulipas, anunciada con bombo y platillo el 2 de mayo de 2014 por los secretarios de Gobernación, Defensa, Marina y el procurador, no da resultados y menos en el norte: Matamoros, con 25 muertos en 11 días de febrero, Reynosa, Río Bravo, Valle Hermoso…

Y no es que el repunte de la violencia en la coloquialmente llamada Motamoros, Mataulipas, ensombrezca el panorama del estado, sino que no son claros los resultados tras de que el Ejército, la Marina y la Policía Federal se hicieron cargo de la seguridad para “desarticular en su composición y operación a las organizaciones delictivas; sellar las rutas de trasiego de drogas, armas y personas indocumentadas; garantizar instituciones de seguridad locales eficientes y confiables” (Utopía, 16-V-14). Desarticulaciones que lanzan a miles a engrosar las filas de nuevos y más agresivos grupos por inexpertos, como Guerreros Unidos y Los Rojos.

El presidente de México, Enrique Peña Nieto, y Egidio Torre Cantú, gobernador de Tamaulipas, en mayo del año pasado.

A su vez Egidio Torre Cantú –gobernador merced al asesinato de su hermano Rodolfo, por el Revolucionario Institucional que gobierna Tamaulipas desde hace 8.6 décadas–, dividió a “la altiva y heroica” en 11 coordinaciones regionales para el combate a la inseguridad.

Pues ni así. La criminalidad repuntó. En 2014 los delitos del fuero común superaron 20 por ciento los registrados en 2013. Los crímenes de alto impacto, como homicidio y secuestro, así como los sexuales, crecieron, de acuerdo a cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, actualizadas a diciembre de 2014 (El Universal).

Por ejemplo, la tasa de delitos del fuero común se redujo entre 2012 y 2013 (de mil 296 a mil 61 por cada 100 mil habitantes), en 2014 la incidencia delictiva en el estado regresó a los niveles que dejó Felipe Calderón.

También repuntó el homicidio. Entre 2013 y 2014 este crimen creció 30 por ciento, al pasar de 30 a 39 asesinatos por cada 100 mil personas. No obstante, la tasa de homicidios aún es inferior a la de 2012, cuando alcanzó su máximo. Lo mismo pasó con el secuestro que en 2010 se registraba uno por cada 100 mil tamaulipecos, pero en 2013 la tasa fue de seis. La tendencia, lejos de revertirse, siguió creciendo en 2014 hasta alcanzar los siete plagios por cada 100 mil personas, y ocupar el primer lugar nacional, así como en personas desaparecidas.

Otros delitos que tuvieron repunte fueron los sexuales. Entre 2013 y 2014 estos ilícitos pasaron de 25 a 27 por cada 100 mil personas, un nivel similar al que tenía Tamaulipas en 2012. Y así por el estilo en otros renglones.

El problema por supuesto que es multifactorial. Pero inexplicable sin la pugna por la decisiva e histórica plaza de Matamoros entre el Cártel del Golfo y Los Zetas, violentos como ninguno, así como anteriores disputas sanguinarias en otras regiones. Aquí no operaron los pactos delincuenciales para dirimir ambiciones sin colocar en medio a la ciudadanía.

Para recordarse es que Juan Camilo Mouriño pontificaba en 2007: Descabecemos a los cárteles y se matarán entre ellos. En efecto, sólo que en medio está la sociedad. Y el soldadito de plomo bautizó el demencial resultado “como daños colaterales”, que enlutaron a millones de mexicanos.

Tampoco es para omitirse que los otrora gobernadores con los que más crecieron las dos agrupaciones criminales de origen tamaulipeco, despachan cómodamente en lujosas oficinas públicas y privadas, y otro es prófugo de la justicia estadunidense. Por cierto, dos de ellos son nativos de Matamoros, uno lo presidió y desde allí forjaron sus exitosas carreras políticas e inmensas fortunas que Jesús Murillo no investiga.

Acuse de recibo

“(…) le escribo para felicitarle por su  acertada Utopía ‘Buscan distanciar al Ejército del pueblo’, personalmente me gustó su  claridad de ideas al publicar: ‘...Al alejamiento entre la milicia y la población coadyuva el creciente involucramiento en tareas ajenas a su mandato constitucional, en quehaceres de seguridad pública que con frecuencia son llevados a cabo violando garantías individuales... lo que deteriora en forma sensible la imagen que tiene entre la ciudadanía...’ Y por otro lado me pareció interesantísimo su comentario respecto a don Mario Vázquez Raña en su sección ‘Acuse de recibo’. Gracias mil”. Lo anterior escribió Abigail Bello Gallardo… Y Laura Cervantes añade: “Salvador Cienfuegos se hace uno y trino con el impostor en Los Pinos en sus propuestas para quienes realmente padecen la insensibilidad y el racismo de ambos, y encima pretenden tildarlos de desestabilizadores de la nación sólo por querer recuperar tanto a sus hijos como a la nación. Es la misma insensibilidad que la farsante CNDH perpetra contra la compañera Paloma Ruiz, y ante la que no debemos quedarnos de brazos cruzados”… El Instituto Nacional de Bellas Artes rendirá homenaje al escritor Federico Campbell el domingo 15 a las 12 horas en la sala Manuel M. Ponce, con motivo del primer aniversario de su fallecimiento.

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