viernes, 6 de febrero de 2015

febrero 06, 2015
TOKIO, Japón, 6 de febrero de 2015.- En Japón, donde la concordia tiene prioridad sobre la individualidad, uno de los valores más importantes es evitar "meiwaku"; o sea, ocasionar problemas a otros; y, compasión aparte, los dos japoneses ejecutados por el grupo Estado Islámico son ahora vistos ampliamente como creadores de conflictos.

Kenji Goto y Haruna Yukawa con su verdugo.(AP)
De la misma manera es visto el primer ministro Shinzo Abe. Muchos japoneses sienten que si los rehenes no hubieran pasado por alto las advertencias de que no viajaran a Siria, o si Abe no hubiera exhibido el apoyo de Tokio a la coalición multinacional contra los milicianos del grupo Estado Islámico, Japón no hubiera estado expuesto a esta nueva percepción de inseguridad y a una atención no deseada por parte de extremistas islámicos.

"Para ser honestos, ellos ocasionaron un tremendo problema al gobierno japonés y al pueblo japonés. En tiempos antiguos, sus padres hubieran tenido que cometer harakiri (un suicidio ritual) para disculparse", dijo Taeko Sakamoto, un trabajador de medio tiempo de 64 años de edad, después de expresar compasión por la muerte de Kenji Goto y Haruna Yukawa.

Sakamoto también ve a Abe como parte del problema, por no ser más consciente de los riesgos en un momento en el que ya había estado presionando para expandir la participación militar de Japón, la cual está limitada a la autodefensa bajo la Constitución pacifista redactada por Estados Unidos después de su derrota en la Segunda Guerra Mundial.

"No quiero que el señor Abe haga nada más que pueda ser visto como una provocación, porque eso es lo que nos pondría en mayor riesgo", agregó Sakamoto.

Hasta recientemente, Japón no se había involucrado directamente en la violencia que rodea a los combatientes del grupo Estado Islámico, quienes ahora controlan una tercera parte del territorio de Siria y del vecino Irak. Días después de que Abe anunció durante un viaje a Medio Oriente el mes pasado que Japón proporcionaría 200 millones de dólares en ayuda no militar para apoyar el combate contra el grupo Estado Islámico, los milicianos exigieron un pago de rescate de 200 millones de dólares por los dos rehenes.

La crisis de rehenes tuvo un fin horroroso el domingo con la noticia de que Goto, un periodista, había sido decapitado por los extremistas. El asesinato de Yukawa fue anunciado anteriormente.

En el video colocado en sitios de internet de los milicianos en el que presuntamente se muestra la ejecución de Goto, un hombre dice: "Abe, debido a tu imprudente decisión de participar en una guerra que no se puede ganar, este cuchillo no sólo matará a Kenji, sino que además continuará y ocasionará una carnicería donde sea encontrado tu pueblo. Que inicie la pesadilla para Japón".

Abe ha sido inflexible respecto a combatir el terrorismo como parte de un esfuerzo internacional. El jueves, la cámara baja de Japón, la más poderosa de las dos cámaras parlamentarias, apoyó unánimemente una resolución que condena "el cobarde acto terrorista" del grupo Estado Islámico contra los dos ciudadanos japoneses.

En la resolución, Japón promete además aumentar el apoyo humanitario para Medio Oriente y África, y fortalecer los esfuerzos antiterroristas con la comunidad internacional.

Las tensiones de Japón con otras naciones han estado mayormente limitadas a sus vecinos China y Cortea del Sur. El Medio Orientes es un lugar desconocido, distante y peligroso.

"Es allá a donde los dos hombres se atrevieron a ir y probablemente es por eso que mucha gente los ve como causantes de problemas", dijo Koichi Nakano, profesor de Política Internacional en la Universidad Sofía de Tokio. (AP)