viernes, 13 de febrero de 2015

febrero 13, 2015
pentagrama/ 13-II-15

Me había resultado difícil escribir acerca del mal llamado "Sol" mexicano, puesto que no encontraba el calificativo a semejante personaje. Y el Sol es una fuente de energía natural que provee de vida y belleza a la naturaleza, y este individuo ni a fósforo o cerillo llega.

Y mucha de la culpa la han tenido los medios que se han encargado de encumbrarlo cuando ni siquiera a las falda del cerro de Muna ha podido llegar. También ese público que ha sido ofendido una y otra vez y acude a ver a semejante individuo a un seudoespectáculo.

El Coliseo con el público esperando a Luis Miguel. (Foto tomada del twitter de Emilio E. Moller B. @EMollerB)

La gente que fue defraudada el sábado 7 de los corrientes en el Coliseo no solamente debe acudir por la reposición de su dinero sino que tiene el derecho de demandarlo por fraude.

Creo que en Mérida no va a volver a tener el aprecio que quizá tuvo alguna vez, porque aquí su soberbia fue pisoteada.  Ahora resulta que el ofendido es él.

Yo me pregunto ¿qué pasaría si un excéntrico millonario, desde que se abra la venta de los boletos comprase todas las localidades? ¿Se presentaría a cantar ante un escenario vacío? Creo que lo debe hacer porque la taquilla fue totalmente pagada. Pero lo más seguro es que no, porque el niño haría un berrinche por no oír aplauso alguno.

Así sean pocos los boletos que se vendan, si la empresa lo considera, el cantante se debe presentar, porque se debe al público.

Pero es tal su soberbia que quizá en el próximo contrato pida una nave espacial para que amarice en el mar de Progreso y hombres rana lo vayan a rescatar para que llegue empapado y el público lo reconozca con aplausos.

Pero no es así, Sr. Luis Miguel. Hoy los empresarios le dijeron que no les interesa y que usted está ya en decadencia, lo cual es cierto. Porque para el tiempo que estuvo abierta la taquilla para irlo a ver, y tan sólo haber vendido 7000 boletos, lo confirma, que usted es un cantante ya decadente.

Podrá demandar a la empresa que sea, podrá hacer el berrinche que quiera, pero le aseguro que en el corazón del público peninsular ya no vuelve a estar. Y es una lástima que un artista como usted, que un señor del espectáculo, como usted, propicie esto con su pedantería, soberbia y pesadez.


Si estuvo o no estuvo en Mérida, usted tenía firmado un contrato y debió cumplir, contra viento y marea. Lamentablemente, al que detienen es a su representante y no a usted, que es a quien deben aprehender.

Difícilmente una persona como usted haya tomado esto como una lección de aprendizaje, porque su misma personalidad le hace menospreciar no a los empresarios que lo contratan, sino al público que le ha dado de comer. 

Ya quisiera ser tan querido como lo fue un Pedro Infante, ídolo hasta hoy del Pueblo mexicano, un hombre que supo ser Pueblo para el Pueblo.  

En vez de llamarle "El Sol de México" deben llamarle "El Mequetrefe de México".

iselamontespentagrama@aol.com