viernes, 23 de enero de 2015

enero 23, 2015
ROMA, Italia, 23 de enero.- El papa Francisco recordó ayer a los responsables de la seguridad del Vaticano que existen “sombras y peligros”, y que su tarea es la de “vigilar” los lugares “importantes para la fe”.

El Pontífice les dijo en un acto en la Ciudad del Vaticano: “en el horizonte, vemos sombras y peligros que preocupan a la humanidad”, un comentario efectuado mientras que las autoridades italianas responsables de la seguridad de la Santa Sede mantienen la alerta ante eventuales ataques terroristas.

El Papa argentino recordó a los agentes de la Inspección de Seguridad Pública vaticana que su tarea es vigilar “los lugares importantes para la fe”.

Pide el Santo Padre a personal de Seguridad Pública estar vigilante.

“Como cristianos estamos llamados a no perder el ánimo y a no sentirnos desalentados”, afirmó Jorge Bergoglio, en una audiencia mantenida con los funcionarios y agentes de ese cuerpo.


Durante el discurso dirigido a estos agentes para presentarles sus deseos de cara al nuevo año, el pontífice argentino reservó unas palabras para alabar la “profesionalidad y dedicación” con la que desarrollan cada día su trabajo y destacó que son esenciales para “vigilar y controlar los lugares importantes para la fe”.

“Vuestra es la tarea de vigilar y controlar los lugares importantes para la fe y la vida de millones de peregrinos. Muchas de las personas que vienen a visitar la Roma cristiana a menudo recurren a vosotros. Que todo el mundo pueda sentirse ayudado y protegido por vuestra presencia y vuestro cuidado”, les pidió a los responsables de seguridad vaticanos.

"Lo importante es que Jesús nos salve"

No importa tanto la gracia de una curación física, sino el hecho de que Jesús «nos salve e interceda por nosotros». Salvación e intercesión, pues, son las palabras clave con las que Francisco define la acción y la presencia de Cristo. El Pontífice lo dijo ayer, al retomar las misas matutinas con pequeños grupos de fieles en la capilla de la Casa Santa Marta, después de una breve pausa tras su viaje a Sri Lanka y Filipinas.

Reflexionando sobre el Evangelio, que muestra a las multitudes de muchas regiones acudir para ver a Jesús, el Papa, según indicó la Radio Vaticana, observa que el Pueblo de Dios encuentra en el Señor «una esperanza, porque su forma de actuar, de enseñar, toca su corazón; llega al corazón porque tiene la fuerza de la Palabra de Dios». El Pueblo, explicó el Papa, «siente y ve que en Jesús se cumplen las promesas, que en Jesús hay una esperanza. El pueblo estaba un poco aburrido por la forma de enseñar la fe de los doctores de la ley de aquella época», que llenaban de preceptos y mandamientos, pero «no llegaban al corazón de la gente. Y, cuando ve a Jesús, cuando escucha a Jesús, las propuestas de Jesús, las bienaventuranzas… pues siente algo dentro que se mueve (¡es el Espíritu Santo que lo despierta!) y sale a encontrase con Jesús».

La multitud va a ver a Jesús para ser curada, es decir que busca el propio bien: «Nunca -afirmó el Papa- podemos seguir a Dios con pureza de intención al inicio, siempre un poco para nosotros, un poco para Dios… Y el camino es purificar esta intención. Y la gente va, sí, busca a Dios, pero también busca la salud, su curación. Y se arrojaban sobre Él para tocarlo, para que saliera aquella fuerza y los curara».

Pero lo más importante, explicó Francisco, «no es que Jesús cure»; y esto «es un signo de otra curación»; tampoco importa tanto que «Jesús diga palabras que lleguen al corazón»: esto, ciertamente ayuda a encontrar a Dios. Lo más importante lo dice la Carta a los Hebreos: «Cristo puede salvar perfectamente a quienes por medio de Él se acercan a Dios. Él de hecho está siempre vivo para interceder a su favor». «Jesús salva y Jesús es el intercesor – comentó el Papa – Estas son las dos palabras clave». (EFE / Mauro Pianta / Vatican Insider)