viernes, 23 de enero de 2015

enero 23, 2015
CIUDAD DE MÉXICO, 23 de enero.- Alfredo Castillo, conocido en Michoacán como “el virrey” porque desplazó a todos los poderes constitucionales del estado luego de que el 15 de enero de 2014 fue nombrado por decreto presidencial comisionado para la Seguridad y el Desarrollo Integral de esa entidad, dejó el cargo sorpresivamente en medio de críticas a su labor, misma que fue calificada como un fracaso por legisladores y medios de comunicación.

Al despedirse en un evento celebrado en palacio de gobierno michoacano, Castillo reconoció que no se puede resolver el abandono de la entidad en un año, y “pese a quien le pese”, presumió que en Michoacán se recuperó el territorio que tenía bajo su control el cártel criminal de los Caballeros Templarios y se evitó “que una entidad perteneciente a la Federación se convirtiera en un Estado fallido”.

El pasado martes, Castillo compareció ante la Comisión Permanente del Congreso de la Unión en medio de críticas de los legisladores a su trabajo, y quienes exigieron que dejara Michoacán en vísperas de las elecciones para renovar la gubernatura, el Congreso y las 113 presidencias municipales.

Enlace a General Felipe Gurrola Ramírez, un experto en el tema del combate al crimen organizado

El comisionado federal se defendió al argumentar que a un año de su llegada Michoacán ya no era la entidad violenta y bajo el dominio de los Templarios. El estado, añadió, ya no tenía el problema de la inseguridad pública sino que sufría de “conflictividad social” y que los últimos enfrentamientos en Apatzingán y La Ruana eran producto de divisiones entre los líderes de las fuerzas rurales que antes eran cabezas de las autodefensas.

Para apuntalar lo anterior, destacó datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), que señalan que Michoacán se ubica en el lugar 25 de 32 en materia de seguridad pública y que las denuncias de secuestro habían bajado, ya que en 2013 sumaron 194 y descendieron el año pasado a sólo 13.

Ante los legisladores, sostuvo: “No podemos hablar, hoy por hoy, de que exista un Estado fallido, cuando a diferencia, y de manera inédita en cualquier otra parte del país o del mundo, se logró que 38 personas se entregaran de manera voluntaria a las instituciones para enfrentar un proceso penal que en 15 días estaba perfectamente clarificado”.

Sin embargo, Castillo no mencionó otros datos: De acuerdo con el Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP), ese fue el año más violento de la historia en la entidad, con 2 mil 638 homicidios, mil 52 de ellos dolosos, haciendo de Michoacán el segundo lugar de violencia en todo el país. Además de que es uno de los diez estados con los mayores registros de secuestros (121) y extorsiones (275).

El comisionado Castillo –uno de los políticos más cercanos al presidente Enrique Peña Nieto, en cuyo mandato como gobernador del Estado de México fue procurador de justicia y, después, cuando el priista asumió la Presidencia, procurador federal del Consumidor—también se ufanó de haber institucionalizado a las autodefensas y haber terminado con los Caballeros Templarios en Michoacán.

No obstante, hubo pruebas de que las autodefensas armadas siguieron operando en varios pueblos de la Costa y el Bajío (Proceso 1991) y, de acuerdo con información del corresponsal Francisco Castellanos, además se extendieron a 85 ciudades y comunidades, cuando antes de ser convertidas en fuerzas rurales tenían presencia en 72 ayuntamientos.

Mientras que de su presumible éxito de haber terminado con el crimen organizado, de acuerdo con documentación y expedientes a las que se tuvo acceso (Proceso 1994 y 1990), en Michoacán han seguido operando grupos locales del narco bajo el nombre de Los Viagras y el H3, organizaciones que tienen vínculos con el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG).

Según el vicario de la catedral de Apatzingán, Gregorio López, Castillo pactó con estos grupos del crimen organizado que le dieron 7 millones de dólares para que los dejara delinquir. Además, les permitió encabezar a las fuerzas rurales en la región de la Tierra Caliente.

José Manuel Mireles e Hipólito Mora, los dos fundadores de las autodefensas y que ahora se encuentran en la cárcel, en algún momento también acusaron al comisionado presidencial de haber pactado con los nuevos miembros del crimen organizado a los que llamaron “perdonados” o “arrepentidos”.

La senadora Luisa María Calderón denunció que Castillo dejaba un “desorden” en Michoacán a un año de haber sido nombrado comisionado y, cuando éste terminó su comparecencia, mencionó la necesidad de revisar su estancia en Michoacán, donde la violencia y la inseguridad persisten.

Ayer, durante la Evaluación Plan Michoacán “Juntos lo vamos a lograr”, realizada en Morelia, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, informó que Alfredo Castillo Cervantes concluía su labor en medio de “voces que buscan opacar y politizar los resultados de la comisión”.

Osorio Chong informó que el gobierno de la República designaba a un mando especial de seguridad para Michoacán a cargo del general Felipe Gurrola Ramírez, quien será responsable de coordinar con autoridades estatales y municipales el trabajo de los más de 6 mil elementos de las fuerzas federales presentes en el estado.

Al dar por concluida la aventura de Castillo, el secretario de Gobernación dijo que esto no significaba que ya estén resueltos los problemas en Michoacán, pero afirmó que las condiciones son mejores a las de hace un año.

“El gobierno de la República seguirá en Michoacán sin escatimar recursos ni esfuerzas, el tiempo que sea necesario”, advirtió Osorio Chong.

A su vez, Castillo presentó los avances y resultados de la estrategia federal implementada en esta entidad y señaló que la “transformación y recuperación de años de abandono no se pueden lograr en sólo 12 meses, pero es evidente que las bases están puestas para que el actual gobierno y el posterior tengan condiciones diferentes a las que se vivieron en los últimos años”.

También presumió que se iba dejando desarticulado al grupo criminal de los Templarios y afirmó que Servando Gómez La Tuta no era el líder, sino sólo vocero del cártel.

Pero en los hechos, Castillo se fue dejando libre al principal cabecilla de los Templarios, La Tuta, en medio de nuevos enfrentamientos con más de 20 muertos en los últimos días de diciembre y los primero de enero, así como nuevos bloqueos en las carreteras por parte de autodefensas e integrantes de los nuevos grupos criminales encabezados por Los Viagras. (Francisco Castellanos J. y José Gil Olmos / Proceso/La Jornada)