martes, 20 de enero de 2015

enero 20, 2015
MÉRIDA, Yucatán, 20 de enero.- En el marco del Mérida Fest 2015, realizado con motivo del 473 aniversario de la ciudad, ayer por la noche se celebró el coloquio de poetas "Poesía y Revolución".

Encabezaron el evento los poetas Óscar Oliva, José Díaz Cervera, Rubén Reyes Ramírez, Nadia Escalante Andrade, Javier España y Jorge Pech Casanova

Los ponentes presentaron y desarrollaron desde sus respectivos puntos de vista una opinión sobre un tema muy amplio, sumamente complejo y de muchas aristas: la poesía y su papel en los procesos revolucionarios.

"Es verdad que el lenguaje, el mismo de todos y de cada día, es el medio primordial del que el creador se sirve en un intento de iluminar el silencio con su palabra renovada, pero la materia prima de la poesía se cita... en ciertos sistemas especialmente determinados de ideas, imágenes y representaciones", explicó el Dr. Rubén Reyes.

"Se nos plantea la pregunta de si la poesía es una experiencia revolucionaria o de comunicación... a mi parecer la literatura, y con ella la poesía, como decía Simone de Beauvoir, es una actividad ejercida por los hombres, para los hombres, a fin de revelarles el mundo, y esta revelación es ya una acción", añadió el ponente.

"Al respecto, enfatizaba que la capacidad de comunicación y transformación de la literatura recibe su fuerza para superar los demás medios de comunicación y permitir a los hombres comunicarse en lo que los separa. Una obra literaria es auténtica cuando vence la separación", indicó.

"El texto poético tiene esa capacidad. Ese poder de revelación interior y de comunicación porque es un manifiesto vital de singular factura. Desde él, la palabra, es decir la voz lírica, y por mediación suya el escritor mismo, irrumpen en la realidad con toda su carga de realidad individual. Al golpe de su voz propia llega de algún modo al instante de todos su itinerario de hombre, pero con él aflora también el itinerario de su pueblo y su tiempo", dijo el Director de la Escuela de Humanidades de la Mondelo.

"Podemos afirmar que la literatura es parte de la vida, es una acción vital, pero habríamos de inquirir también ¿qué puede hacer la poesía para transformar el mundo y transformarnos a nosotros en el mundo?", cuestionó.

"Esta expresión toma especial relevancia cuando la realidad es, como en este tiempo, en más de un sentido hostil y aún propiamente sórdida y cuando de ella parece emanar un designio o exigencia de transformación", dijo.

Nadia Escalante Andrade, quien recibió el año pasado el Premio Internacional de Poesía Ciudad de Mérida, habló sobre el momento histórico que vivimos hoy en México con el antecedente de los cambios experimentados a lo largo del siglo XX.

Indicó que ante la ineficacia y corrupción de la clase política en general, desde 2012 han surgido movimientos como #YoSoy132, además de las protestas contra las reformas estructurales y la matanza de los normalistas de Ayotzinapa.

"Se organiza la sociedad civil para cuestionar al Estado, exigir y proponer soluciones... no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído", expresó.

"Mi generación me parece es la última a la que le tocó compartir la profunda convicción de que la poesía debiera ser revolucionaria. Crecimos con una mitología de la Revolución y para nosotros este concepto iba muy aliado al término de subversión, a la rebelión y, por supuesto, al cambio por la vía violenta", expresó Jorge Pech.

"Crecimos con la imagen del Che Guevara, crecimos con la imagen de la Revolución Cubana. Para bien y para mal, porque por un lado era precisamente la figura egregia del Che Guevara que nos conducía y los logros de la revolución cubana en materia de educación y de salud", recordó.

"Por otra parte, crecimos también de la imagen aterradora del Estado totalitario, policial, que convertía a sus ciudadanos en delatores de su propia familia y por supuesto con la imagen del gran dictador, del dictador más longevo de la historia que es Fidel Castro", añadió.

"Teníamos que subsanar esa contradicción ¿cómo convertir una actividad que es profundamente íntima y personal como la escritura literaria, sobre todo la escritura poética, con un fenómeno que por su naturaleza es coercitivo y exige la renuncia a lo personal, es decir a la Revolución", explicó.


"Siempre tuvimos esa contradicción, que padece nuestra generación, entre escribir poesía intimista o decantarse por la poesía social, y siempre fue un problema colocarse entre los dos extremos", reconoció.

"Somos la generación donde se acabaron las ilusiones revolucionarias. Empezó con Solidarność, el famoso sindicato polaco que le hizo frente al gobierno totalitario. Siguió con el ascenso de una figura religiosa, Karol Wojtyła, que se convirtió en Papa y que acompañó simbólica y propagandísticamente al movimiento de Solidarność...luego vino la extinción de los países socialistas que comenzó con la caída del Muro del Berlín, y con la Glásnost y la Perestroika que introdujeron enormes reformas al Sistema Soviético, a esa gran dictadura... y de la noche a la mañana nuestras creencias revolucionarias se esfumaron", expuso Pech.

"Todo desapareció y de pronto nuestros héroes epígonos como Tito, Josip Broz o como Mao Tse-tung se convirtieron en carniceros, tiranos y criminales de lesa humanidad", indicó.

Las intervenciones fueron seguidas por un diálogo entre los ponentes y una ronda de preguntas y respuestas que contó con la participación de la audiencia. 

Entre los asistentes estuvieron presentes la subdirectora de Fomento a la Lectura de la Dirección de Cultura, Marilú Peniche Zapata; el director de la FILEY, Rafael Morcillo López y el Jefe de Fomento Literario y Promoción Editorial de la Sedeculta, Jorge Cortés Ancona. (JMRM)