miércoles, 7 de enero de 2015

enero 07, 2015
Armando "Catón" Fuentes Aguirre


Babalucas fue invitado por Gloriela, linda chica, a visitarla por la noche en su departamento. Cuando llegó el badulaque la muchacha le ofreció una copa y le dijo: "Vuelvo en seguida. Voy a ponerme cómoda”. Regresó poco después cubierta sólo por un vaporoso negligé que dejaba a la vista todos sus encantos, puestos de relieve por un provocativo brassiére nippless y una insinuante pantaletita crotchless. La bella joven puso en su estéreo música romántica y apagó la luz de la sala, que quedó iluminada únicamente por la luz de la Luna. La Luna es un satélite natural, el único que la Tierra tiene, cuya distancia con el planeta es de. (Nota de la redacción. Nuestro estimado colaborador se extiende durante 24 fojas útiles y vuelta en la detallada descripción de la Luna, su masa y densidad, su revolución sideral y sinódica, su inclinación respecto a la eclíptica y su excentricidad orbital, datos todos que, aunque muy interesantes, nos vemos en la penosa necesidad de suprimir por falta de espacio y porque no tienen nada que ver con el relato). Gloriela se acercó provocativamente a Babalucas y lo abrazó. Le dijo Babalucas: "No te preocupes; no le tengo miedo a la oscuridad”. La esposa de don Dromo comentó: "En cierta ocasión mi marido empezó a hacerme el amor cuando el reloj marcaba las 12 de la noche, y terminó de hacérmelo cuando las manecillas señalaban la una y un minuto de la mañana. Fue aquella la primera vez que se adelantó el reloj una hora para ahorrar energía eléctrica”. Un individuo andaba por el rumbo de la Cámara de Diputados, en la Ciudad de México, y fue asaltado por un maleante. Sin dinero para tomar un taxi o el metro se dirigió al estacionamiento de la Cámara, y a todos los que salían en su automóvil les pedía que lo llevaran. Los conductores le preguntaban: "¿Eres diputado?”. Respondía él, ofendido: "No lo soy”. Al oír eso todos se marchaban y lo dejaban ahí. Desesperado, el tipo decidió cambiar de táctica. Una guapa diputada salía en su coche, y el sujeto le pidió que lo llevara. Preguntó ella: "¿Eres diputado?”. Venciendo todos sus escrúpulos respondió él: "Sí”. "Sube” -lo invitó la bella mujer. Iban los dos en silencio cuando de pronto el individuo le dijo a la legisladora: "Deberás darme el 50 por ciento de tus dietas, viáticos y prestaciones”. Ella exclamó, sorprendida: "¿Qué estás diciendo?”. "No me lo explico -respondió con sincera confusión el tipo-. Apenas tengo 5 minutos de diputado y ya sentí el impulso de pedir un moche”. A mis lectores en el extranjero les diré que en el argot político de México la palabra "moche” sirve para designar el pago que debe hacer quien obtuvo un beneficio del gobierno a la persona con influencia que se lo consiguió. Eso del moche se ha vuelto ya costumbre, y varios diputados y funcionarios públicos han sido señalados por incurrir en la viciosa práctica, una de las innumerables formas de corrupción que en este país se ven. Jamás reciben castigo los culpables, pues entre los legisladores el fuero, institución mal entendida y desvirtuada, es patente de inmunidad -de impunidad-, y a los funcionarios los protege la cadena de corrupciones que los une a sus congéneres. Los ciudadanos debemos denunciar esa inmoral costumbre -el moche-, que se está convirtiendo ya en institución de la República. La esposa de don Languidio Pitocáido le dijo al médico de la familia que su marido había perdido el ímpetu sexual. "Para remediar tal disfunción -indicó el facultativo- lo mejor es beber un centilitro de las miríficas aguas de Saltillo. A falta de ellas someta al señor a una dieta de zanahorias. Sus vitaminas dan buenos resultados”. Meses después la esposa de Pitocáido y el galeno se encontraron en la calle. "Seguí su consejo, doctor -le dijo ella-. Desde hace medio año no le doy a mi marido más que zanahorias en el desayuno, la comida y la cena”. Inquirió el médico: "Y ¿qué resultado ha dado ese régimen?”. "Ninguno -respondió la mujer-. Cuando le pido sexo a mi marido nada más se me queda viendo con esos ojos grandes, rojos y redondos; golpea el suelo con las patas y mueve la nariz y las orejas”. FIN.