domingo, 18 de enero de 2015

enero 18, 2015
Armando "Catón" Fuentes Aguirre


Dijo un tipo: "A mi esposa le encanta el sexo en grupo. Eso no me parece mal: soy tolerante, tengo sentido de aventura y en cuestión de sexo me atrae también la variedad. Pero me gustaría que ella me admitiera en su grupo"... Un amigo de Babalucas le comentó: "Me preocupan los agujeros en la capa de ozono". "¿Y qué te andas preocupando? -le reprochó el pavitonto-. Que se compre una nueva, o que remiende  la que trae"... Afrodisio Pitongo, hombre proclive a la concupiscencia de la carne, sintió rijos urentes de másculo y fue a una casa de asignación, manfla, burdel o lupanar. Se topó con la ingrata sorpresa de que no estaba funcionando. (La casa, no él). En la puerta del establecimiento leyó un letrero que decía: "Cerrado hasta nuevo aviso. Sírvase usted mismo"... Don Augurio Malsinado, pobre señor a quien persigue siempre un hado adverso, supo que ése no iba a ser su día cuando al salir de la casa con su esposa vio a un cuervo que pasó volando de derecha a izquierda. Recordó que en el Poema del Cid esa señal es considerada adversa, y se resignó de antemano al mal suceso que de seguro le esperaba. Su temor tardó poco en cumplirse. Un joven los abordó y le dijo a su mujer: "Estamos haciendo una encuesta sobre relaciones extraconyugales. Dígame, señora: ¿estaría usted dispuesta a cometer adulterio?". "¡De ninguna manera!" -exclamó ella con firmeza. Don Augurio sintió gran alegría al oír esa expresión que confirmaba la idea que tenía acerca de la virtud y fidelidad de su consorte. Cuál no sería su sorpresa -frase inédita- cuando su esposa añadió en seguida: "Con unas cuantas veces es suficiente"... Nalgarina Grandchichier, vedette de moda, le presumió a una compañera: "¿Supiste que aseguré mis pompis en un millón de pesos?". "¿Ah sí? -dijo la otra-. ¿Y qué hiciste con el dinero?"... El doctor Ken Hosanna examinó brevemente a aquella chica y luego manifestó, dudoso: "Los síntomas que muestra usted son muy confusos. O está embarazada o trae catarro". La muchacha se preocupó. "Seguramente estoy embarazada -declaró. Ninguno de los hombres con quienes me he acostado últimamente traía catarro, pero todos tenían aquello"... En el bar de solteros un tipo le propuso a la linda chica: "¿Jugamos a los encantados?". Quiso saber ella: "¿Cómo se juega eso?". Replicó el tipo: "Vamos a mi departamento, hacemos el amor, y los dos quedamos encantados"... Himenia Camafría, madura señorita soltera, disfrutaba del mar cerca de la playa, y una ola violenta la arrastró. Gritó desesperada en petición de auxilio. Un apuesto salvavidas nadó  hacia ella vigorosamente, la rescató y la llevó a la orilla. Como estaba privada de sentido procedió de inmediato a darle respiración de boca a boca. Abrió los ojos la señorita Himenia y le dijo: "Todo mundo vio lo que me acaba usted de hacer. Tendrá que casarse conmigo"... Los jóvenes maridos hablaban de las diversas formas en que hacían el amor. Dijo uno: "A mí me gusta la posición del misionero". Declaró otro: "Mi postura preferida es woman on top". Manifestó el tercero: "Deberían ustedes probar la posición rodeo". Preguntaron con interés los otros: "¿Cómo es ésa?". Describió él: "Te colocas en la posición tradicional, la del misionero. En seguida le tocas las bubis a tu esposa y le dices: '¡Mira! ¡Se sienten igualitas que las de la vecina!'. Y luego tratas de mantenerte arriba ocho segundos". Don Chinguetas, el esposo de doña Macalota, les dijo a sus amigos: "Los dientes de mi mujer son como estrellas". "¿De veras?" -se admiró uno- "Sí -confirmó él-. Salen en la noche". Tres esposas recién casadas eran vecinas. Las tres solían poner la ropa a secar en la parte de atrás de sus casas. Cada vez que llovía se mojaba la ropa de dos de ellas, no así la de la tercera, por la sencilla razón de que en día de lluvia nunca sacaba su ropa a secar. Le preguntaron: "¿Cómo sabes cuándo colgar tu ropa y cuándo no?". Respondió ella: "Tengo un sencillo método. Por la mañana, al levantarme, observo el atributo varonil de mi marido. Si está caído sobre su muslo izquierdo sé que ese día será soleado, cálido, y entonces pongo la ropa a secar. Si está caído sobre el muslo derecho eso significa que habrá lluvia, y no cuelgo la ropa". Inquirió, curiosa, una: "¿Y si el atributo no está caído?". Contestó la muchacha: "Ese día no lavo". FIN.