VERACRUZ, 9 de diciembre.- La XXIV Cumbre Iberoamericana se cerró con un ejercicio de aritmética básica. Ante la inminencia de una fractura en su seno, los mandatarios reunidos en Veracruz se pusieron manos a la obra para hallar el mínimo común divisor que les permitiese salvar la reunión. A un lado dejaron los pulsos propios de la alta política y de las negociaciones económicas; evitaron cortésmente el choque ideológico, eludieron los avisperos de la violencia o los aranceles y, a cambio, pusieron sobre la mesa una agenda blanda, centrada en la educación, la cultura y la innovación. Y se dieron un plazo cómodo, de dos años, hasta la próxima cita en Colombia, en 2016.
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El Presidente Enrique Peña Nieto aseguró hoy que la Cumbre Iberoamericana se ha convertido en un espacio idóneo y muy productivo, “a partir de que en ella se recogen distintos diagnósticos, quizá un diagnóstico compartido”. |
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Tras clausurar la 24ª Cumbre Iberoamericana, el Primer Mandatario afirmó que “sin duda, el haber focalizado, el haber centrado nuestra atención en temas que son torales para el desarrollo de nuestras naciones fue clave para lograr un debate mucho más asertivo”, y sobre todo enfocado particularmente a los temas de educación, cultura e innovación. |
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El Presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, subrayó que la 24ª Cumbre Iberoamericana fue excepcional en su organización, y muy exitosa: “nos puso una vara alta para la Cumbre en Colombia dentro de dos años”, afirmó. |
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Rebeca Grynspan, Secretaria General Iberoamericana, afirmó que al término de esta Cumbre hay una declaración muy sustantiva que apuesta por la educación, la innovación y la cultura para el progreso de América Latina y de toda Iberoamérica. “Espero que las apuestas que estamos haciendo sean la respuesta que está esperando la región para combatir la desigualdad, la violencia, la apatía y el desencanto”, aseveró. |
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El Gobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, estrecha la mano del rey de España, Felipe VI. |
Lejos quedan los tiepos en que estallaban en la cumbre las tensiones bilaterales, como el famoso “por qué no te callas” del rey Juan Carlos a Hugo Chávez. El campo de juego, repleto de pujantes entidades regionales, como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) o la Alianza del Pacífico, se ha reducido año tras año. Y lo que es peor, muchos jugadores ya ni siquiera acuden al campo. La fragmentación generada por el área bolivariana, encabezada por Venezuela y Bolivia, el desdén del bloque cubano-nicaragüense, la insularidad ideológica de la Argentina de Cristina Fernández y la lejanía brasileña al Foro, han llevado a la cumbre a perder peso representativo. Ninguna de estos seis países, que juntos suman más del 50% del PIB latinoamericano, han enviado a sus más altos dignatarios.