CIUDAD DEL VATICANO, 10 de mayo.- «Se ve que esta manifestación no es en “contra”, ¡es “por”! No es un lamentarse, ¡es una fiesta! Una fiesta por la escuela. Sabemos bien que hay problemas y cosas que no funcionan, lo sabemos. Pero ustedes están aquí, nosotros estamos aquí porque amamos la escuela. Digo “nosotros” porque yo amo la escuela, la he amado como alumno, como estudiante y como maestro. Y luego como Obispo. En la Diócesis de Buenos Aires encontraba a menudo al mundo de la escuela, y hoy les agradezco por haber preparado este encuentro, que no es de Roma sino de toda Italia». Lo dijo Papa Francisco durante el encuentro en la Plaza San Pedro organizado por la Conferencia Episcopal Itlaiana “We Care”, en el que participaron alrededor de 300 mil personas.
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El Papa Francisco, durante el acto "A la Iglesia por la escuela", en la Plaza de San Pedro. Mientras saludaba a 300,000 fieles reunidos en el Vaticano para participar en el día dedicado al mundo de la escuela italiana, Bergoglio regaló a un niño un solideo (papalina) mientras recorría en Papamóvil la Vía de la Conciliación. (ansa) |
«Amo la escuela –continuó el Papa– porque es sinónimo de apertura a la realidad. ¡Al menos así debería ser! No lo es siempre, y entonces quiere decir que es necesario cambiar un poco. Ir a la escuela significa abrir la mente y el corazón a la realidad, a la riqueza de sus aspectos, de sus dimensiones. ¡Esto es bellísimo! En los primeros años se aprende a 360 grados, luego poco a poco se profundiza hacia una dirección y finalmente se especializa. Pero si uno ha aprendido a aprender, esto le queda para siempre, permanece una persona ¡abierta a la realidad! Esto lo enseñaba también un gran educador italiano, que era un sacerdote: Don Lorenzo Milani».
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El Papa besa en la frente a un niño. (AFP)(clic a las imágenes) |
«Se educa también para asumir los valores –dijo el Papa–; les deseo a todos ustedes, padres, maestros, personas que trabajan en la escuela, estudiantes, les deseo un hermoso camino en la escuela, que haga crecer las tres lenguas que una persona madura debe saber hablar: la lengua de la mente, la lengua del corazón y la lengua de las manos, pero armoniosamente».
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Durante el encuentro, varios participantes recordaron sus experiencias
en la escuela y el propio Francisco evocó “la imagen de mi primera
maestra, que me ayudó a crecer, esa maestra que me recibió a los seis
años en el primer nivel de la escuela. Nunca pude olvidarla, me hizo
amar la escuela y la seguí visitando hasta que falleció, a los 98 años. |
Antes del Pontífice, dirigieron un saludo la ministra de Educación italiana, Stefannia Giannini, que expresó su «sincera emoción» y la de todos los chicos «que se ve en esta espléndida plaza, muchos, verdadereamente muchos, que desde toda Italia están aquí en esta clase especial para una lección especial». La ministra también recordó a las estudiantes secuestradas en Nigeria y no solo allí, a las que se ha negado «la experiencia de la formación».