martes, 23 de diciembre de 2014

diciembre 23, 2014

En la primera década del presente siglo, el agente más respetado del Cuerpo de Policía era un vejete de apellido Trujillo, cuya estatura no excedía mucho de los tres pies.

En New York no hubiera figurado seguramente en el Cuerpo, pero aquí en Mérida era el terror de los borrachitos, a pesar de que rara vez hacía uso del tolete.