miércoles, 17 de diciembre de 2014

diciembre 17, 2014
GUERRERO, México, 17 de diciembre.- Lo que originalmente estaba planeado como una celebración familiar de periodistas de Guerrero por una entrega anual de premios, se convirtió en un secuestro de cinco horas por parte de maestros de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero (CETEG), el pasado sábado en Tlapa.


No sólo fue la retención, sino que a los cerca de 50 reporteros que acudieron los obligaron a marchar contra su voluntad; a toletazos en las costillas les exigieron disculparse por estar celebrando mientras la entidad “está de luto”, les robaron equipo y teléfonos y encima les pidieron tres mil 900 pesos para liberarlos.


“Nos sacaron del salón. Nos hicieron caminar de una forma humillante, como si fuéramos delincuentes, con toletazos para que avanzáramos en dirección a la plaza central de Tlapa. Nosotros teníamos miedo”, contó ayer Brenda Nava, presidenta del Club de Periodistas de la Región de la Montaña.

En entrevista con Adela Micha, en Grupo Imagen, la periodista narró las horas de cautiverio y tortura a la que fue sometido medio centenar de reporteros de Guerrero. Todo inició alrededor de las 15:00 horas del pasado sábado en el salón Quinta San José, contratado por el Club de Periodistas de la entidad para dar reconocimientos a trabajos periodísticos, entre éstos algunos relacionados con la desaparición de los 43 normalistas en Iguala. También se distinguiría a otros por su trayectoria laboral.

Al lugar asistieron unas 130 personas, entre reporteros y sus familias, incluidos niños, personas con discapacidad y adultos mayores.

Cuando llegaron Miguel Ángel Mata Mata, presidente del club y su esposa, los manifestantes, que ya estaban afuera del salón, les impidieron la entrada y acusaron a los organizadores de que en el lugar había políticos invitados.

“Abrimos la puerta del salón para que se percataran de que no había ningún político, que sólo éramos periodistas, pero de una manera grosera unas personas que iban tapados de la cara nos agredieron y no entraron en razón”, relató Brenda Nava.

Ahí comenzaron las agresiones: los embozados de la CETEG intentaron llevarse a la esposa del presidente del club. Unas mujeres que acompañaban a los vándalos la jalaron y tiraron en el centro del salón para poder llevársela, pero no lo lograron.

A las 17:00 horas, dos horas después de que los habían retenido, dejaron salir a los familiares de los reporteros, pero mantuvieron a un grupo de 50 comunicadores.

En tanto, los maestros realizaron destrozos en el local, pintarrajearon autos e intentaron destrozar el equipo de sonido del grupo musical que había sido contratado para amenizar el evento.

Cerca de las 20:00 horas, sin comer y amenazados, los comunicadores recibieron la oferta de irse, siempre y cuando dejaran al dirigente Miguel Ángel Mata Mata y a su esposa, a lo que se negaron.

Nadie pudo grabar la marcha de los reporteros, pues los agresores quitaron teléfonos y cámaras a los reporteros. Un ciudadano que intentó grabar el momento fue atacado también por los maestros.

Finalmente tomaron a cuatro personas (el presidente del club; su esposa; Julio Ayala, delegado de la zona central de Chilpancingo, y a la propia Brenda) y les exigieron tres mil 900 pesos para dejarlas ir.

No sin antes, dijo, obligarlos a ofrecer una “disculpa pública” a los habitantes de Tlapa por estar festejando cuando el estado está de luto.

Hoy los periodistas agredidos presentarán una denuncia por secuestro, agresiones y allanamiento de morada. (Jaquelin Coatecatl para Razón)