jueves, 4 de diciembre de 2014

diciembre 04, 2014
Carlos Loret de Mola Álvarez / 4-XII-14

Hace cuatro años, el ministro José Ramón Cossío recibió una noticia terrible: la muerte del también ministro José de Jesús Gudiño. Le afectó en lo personal y derrumbó su sólida carrera hacia la presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación: sin el voto de Gudiño, le ganó el ministro Juan Silva.

El destino y sus tiempos políticos.

Por segunda vez consecutiva fallece un ministro en la víspera de la elección del nuevo presidente de la Corte. Tras varios años de mala salud, ayer murió el ministro Sergio Valls. Esto es un terremoto para la política interna del Poder Judicial, que elige a su cabeza el 2 de enero en una sesión pública.

Hasta antes de la muerte del ministro Valls, el favorito era el ministro Luis María Aguilar. ¿Se mantendrá?

Aguilar empezó hace casi un año su campaña. Fue el que llegó a sumar más ministros de su lado, pero nunca se supo si tenía seis, los seis votos necesarios para ganar. El segundo lugar era el ministro Arturo Zaldívar.


Sin embargo, hace varios meses, inesperadamente levantó la mano como aspirante alguien que hasta entonces parecía respaldar a Aguilar: la ministra Margarita Luna Ramos, integrante de una familia muy extendida dentro del Poder Judicial. Abrió cuenta de Twitter, activó un equipo de prensa y empezó a acudir a actos con reflectores.

Su activismo desató que otros ministros comenzaran a evaluar sus propias posibilidades.

Fue el caso de Fernando Franco, impulsado por el ministro Cossío, con quien le une una cercanía personal y laboral por todos conocida.

También se enlistó Jorge Pardo, desmarcándose de Aguilar, quien se quedaba sólo con los votos de Valls y Arturo Pérez Dayán.

Este viernes vence el plazo que tienen los togados para inscribir su postulación a la presidencia y presentar su plan de trabajo. Fuentes de la Corte esperan seis inscripciones: Aguilar, Luna, Zaldívar, Franco, Pardo y como sorpresa de los últimos días, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena.

Arrancan seis. Eso da mucho margen de maniobra a dos presidentes: el de la Corte y el de México.

Una primera clave es descubrir por quién votarán —seguramente por la misma persona, dada su cercanía— los dos ministros “salientes”: Olga Sánchez Cordero y el actual presidente Silva Meza. Se podrá deducir fácilmente tras la primera ronda de votaciones de la sesión del 2 de enero, y eso fortalecerá a tal candidato.

La segunda clave es que el sensible fallecimiento del ministro Valls abre la puerta para que el presidente Peña Nieto intervenga:

Para ocupar su vacante, el mandatario manda tres nombres al Senado, que escoge a uno. Si en la terna figura uno bien visto por PAN o PRD, y este proceso concluye antes del 2 de enero, Peña Nieto tendría la posibilidad de influir decisivamente en la sucesión en la SCJN a través del sufragio de su nominado.

¿Se querrá meter? ¿Lo dejarán?

Hay muchas reglas no escritas. Muchos cabildeos discretos. Dependencias e independencias. Hay un asiento con enorme poder y presupuesto. Ya veremos qué sobrevive.

SACIAMORBOS. Existe un funcionario, añejo aspirante a Pino Suárez, que ha trabajado para gobiernos de dos partidos.

carlosloret@yahoo.com.mx