viernes, 28 de noviembre de 2014

noviembre 28, 2014
Pedro Echeverría V.

1. ¿Será solamente el afloramiento de mis deseos? Veo con alegría a la agonizante y casi muerta caballada electoral para las campañas políticas y los comicios de los próximos siete meses. El brutal asesinato de 23 campesinos en el Estado de México y la desaparición de 43 estudiantes en el estado de Guerrero, ha profundizado la crisis de los partidos políticos que caminaban tomaditos de la mano como si fueran uno solo. El escritor y político Javier Sicilia es hasta hoy el único que sin tapujos ha llamado a “boicotear las elecciones” para no convalidar crímenes que acumulan en casi nueve años alrededor de 150 mil muertes.

2. Pregunta Sicilia: ¿Seremos capaces esta vez de no bajar la guardia, de no olvidar, de no dejarnos entrampar por las elecciones y sus falsas ilusiones, de no hacer de Ayotzinapa y Tlatlaya casos aislados como quiere la vileza del gobierno? ¿Seremos capaces de asumir que tenemos que transformar de raíz el Estado, construir la democracia en su sentido real: el gobierno de la gente y no de sus partidocracias, y crear formas de gobernarnos distintas? Pero con excepción de Sicilia, tal vez Marcos del EZLN, la CNTE y otros grupos de izquierda radical, alrededor del 50 por ciento de los electores depositará su voto por sentirse obligado y no tener otra alternativa.

3. La clase dominante y sus partidos políticos tendrán que hacer “circo, maroma y teatro” para que la gente acuda a las urnas a votar y así no deslegitimarse como gobierno. Las cifras de votación nacional han estado alrededor del 50 por ciento del total registrado, sin contar los manejos de cifras y abultamiento de votos que realiza el mismo Estado para evitar mayor desprestigio mundial. Por ello cada año se dilapidan miles de millones de pesos más en subsidios a partidos, en gastos en televisión, en pago a funcionarios del INE, en distribución de dinero y regalos, en viajes de campaña. A pesar de todas las presiones, la gente acude menos a los comicios.

4. Recuerdo que en alguna ocasión salió la consigna: “no votes, lucha”; al parecer es correcta para el izquierdismo pero no para los demás que consideran que “con votar sienten que han cumplido como ciudadanos y se han quitado una carga” y en cuanto a “luchar”, no tienen idea del significado. Así que el boicot electoral no ha funcionado en México; mucho menos la anulación del voto. Personalmente nunca he votado, he sido un consecuente abstencionista desde que en 1959 entendí la Revolución cubana, pero nunca he visto que la clase dominante entre en aprietos y cuando ha sido le ha dado voto a las mujeres, a los jóvenes de 18 años y ha hecho reformas.

5. La realidad es que el problema ya internacionalizado de los 43 estudiantes desaparecidos o asesinados y de los 23 campesinos asesinados por el estado, el gobierno de Peña Nieto, los partidos políticos y las elecciones intermedias de 2015, tienen enormes dificultades para funcionar. Peña, por ejemplo, no ha podido levantar la productividad, no alcanza levantar las inversiones (a pesar de las leyes privatizadoras), el desempleo sigue creciendo, los asesinatos se multiplican y el descontento y las protestas de la población crecen. Votar parece que significaría revalidar el gobierno de Peña y mucha población está en contra.

6. Votar por el PRI significaría apoyar a Peña y reconfirmar que el PRI reinicia otra etapa de su abierta y corrupta dictadura presidencial. Votar por el PAN significaría más corrupción al estilo familia Fox y más asesinatos parecidos a los ordenados por el presidente Calderón en 2006. Nunca he entendido por qué el pueblo ha votado por ellos durante casi 100 años. Votar por el PRD significa votar por un nuevo PRI o un nuevo PAN porque los tres han sido maestros de la corrupción. Los demás partidos o candidatos ciudadanos no tienen ninguna oportunidad porque no poseen los aparatos electorales necesarios. Entonces, ¿para qué votar?

7. El partido Morena, de López Obrador, puede ser una velita que se ve al final del pasillo. Una pequeña esperanza en que –dada las circunstancias de cambios- rompa con el camino tradicional de los partidos que sólo buscan subsidios, cargos y fuertes ingresos y busque, por otro lado, el camino de las alianzas movilizadoras, únicas que desarrollan conciencia. Las elecciones de 2015 serán un medidor no solo de la conciencia de los electores sino también de la capacidad de la población para crear otras alternativas de lucha. Espero que la reflexión de Sicilia ayude a la población a tener memoria histórica para que no olvide que la lucha social es el único camino para su liberación. (25/XI/14)