martes, 4 de noviembre de 2014

noviembre 04, 2014
CHILPANCINGO, Guerrero, 4 de noviembre.- En el 2011, el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN) elaboró el diagnóstico Presencia de la delincuencia organizada en Guerrero, que sirvió de pauta a las tropas federales que encabezaron el Operativo Guerrero Seguro

El documento, entregado a APRO en octubre de ese año por el entonces Gobernador Ángel Aguirre, incluye nombres de las organizaciones criminales y de sus sicarios, así como de su ámbito de operación, pero nadie hizo nada para combatirlos; ni siquiera cuando Aguirre se quejó en abril del 2011 de haber recibido la Entidad infiltrada por el narcotráfico, como informó ese semanario en su edición 1825.

El mapa delincuencial de Guerrero.

Las secretarías de la Marina Armada de México y la de la Defensa Nacional, así como la Procuraduría General de la República, dependencias que integran el Grupo de Coordinación Guerrero (GCG) –el órgano que controla las acciones del Operativo Guerrero Seguro– lo sabían desde el 2011: las familias Pineda Villa y Casarrubias Salgado dirigían a La familia Michoacana, grupo del que surgió Guerreros Unidos.

De acuerdo con el diagnóstico Presencia de la delincuencia organizada en Guerrero, elaborado a mediados de ese año por el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN), a partir de ese año el GCG, integrado por los comandantes de la Novena Región Militar, Martín Cordero Luqueño, y de la Octava Región Naval, José Rafael Ojeda Durán, aún en funciones, comenzaron a dar seguimiento al asunto.

Entregado a ese semanario en octubre del 2011 por el entonces Gobernador Ángel Aguirre en vísperas de que el Gobierno Federal anunciara el Operativo Guerrero Seguro (OPS), muestra el nivel de infiltración del crimen organizado en esa Entidad. Incluso enumera nombres de policías, directores de seguridad pública, alcaldes y sus familiares involucrados en aquél.

Aguirre se quejó de que, al asumir el cargo en abril de ese año, encontró el estado infiltrado por el narcotráfico … (Fragmento del reportaje que se publica en la edición de 1983 de la revista Proceso, actualmente en circulación/APRO)