martes, 18 de noviembre de 2014

noviembre 18, 2014
Carlos Loret de Mola Álvarez / 18-XI-14

Hace tres décadas, un adolescente ucraniano llegó a Estados Unidos. Casi no hablaba inglés. Con su mamá y su abuela, se amparó en un programa social para conseguir dónde vivir. Jan Koum estudió la universidad, se especializó en computadoras, se empleó en Yahoo y hace cinco años, junto con el estadounidense Brian Acton, inventó Whatsapp.

La sensacional aplicación para enviar mensajes de texto, fotos, videos y audios recién fue vendida a Facebook por 19 mil millones de dólares. Es un éxito: se estima que cada día se envían por Whatsapp 700 millones de fotos y 100 millones de videos.

En ese océano de datos, ¿cómo rastrear la comunicación de los criminales? 


Los narcotraficantes mexicanos, siempre empleando lo último en tecnología para evadir la acción de las autoridades, tienen al Whatsapp como su nueva comunicación de moda.

Hace unos meses, según informes de inteligencia del gobierno federal, el prófugo Rafael Caro Quintero, ex líder del Cártel de Guadalajara, empleó esta aplicación para mandar un videomensaje a quien es hoy el capo más poderoso de México: Nemesio Oseguera Cervantes, cabeza visible de la organización criminal conocida como Jalisco Nueva Generación.

Caro Quintero obtuvo su libertad en condiciones que despertaron sospechas. Después de 28 años en prisión, resolución en mano, abandonó el penal estatal de Puente Grande sin mayor aspaviento la madrugada del 9 de agosto de 2013.

Lo primero que hizo, según consta en el expediente que se le sigue con el objetivo de recapturarlo, fue entrar en comunicación con varios altos mandos del mundo de las drogas, como El Mencho y Joaquín El Chapo Guzmán Loera, quien aún se encontraba en libertad. La comunicación con el primero fue usando la red; con el segundo, personal.

El mensaje era el mismo para ambos: que ya no pensaba meterse al negocio, que quería vivir tranquilo su vejez, que no representaba una amenaza para nadie y que si le podían brindar protección.

Caro Quintero no es el único narco en la era digital.

Hace apenas unas semanas, el grupo de élite que busca a Servando Gómez Martínez, líder del cártel de Los Caballeros Templarios, tuvo conocimiento de una “nota de voz” que envió La Tuta a Fernando Cruz Mendoza El Tena, quien presuntamente fue su jefe de sicarios, distanciado de él a juzgar por los reportes de inteligencia.

En el audio, le pide encarecidamente ayuda para enfrentar a sus rivales en el narco, a las autodefensas y a las autoridades. Le sugiere acciones de guerra concretas en la región de Michoacán donde tiene influencia, le plantea reestructurar la organización de Los Templarios para dejarla como “un grupo de amigos” cuidando cada uno su área y propone un nuevo trato a los empresarios mineros con cuotas de extorsión menores a las que les cobraban cuando tenían control y dominio total sobre la realidad michoacana.

carlosloret@yahoo.com.mx