viernes, 14 de noviembre de 2014

noviembre 14, 2014
Padre Cosme Andrade Sánchez

Desde el principio de la humanidad, aparecen las excusas en labios de nuestro padre Adán, en la boca de nuestra madre Eva y en la respuesta de Caín. “La mujer que Tú mediste me dio y comí! ¡La serpiente me engañó, y yo comí”. (Génesis 3: 12-13). “Y el Señor dijo a Caín: ¿Dónde está Abel tu hermano? Y él respondió: No sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?” comprendamos que LAS EXCUSAS SON TAN TERRIBLEMENTE MORTALES que nos conducen a UNA JUSTIFICACIÓN de nuestra insensata conducta totalmente negligente. Las justificaciones son una enfermedad que nos convierte en seres autómatas, porque ya ha clavado su dardo venenoso en el corazón de nuestra alma. Es por ello que ¡UNA CONDUCTA NEGLIGENTE reclama urgentemente UN EXAMEN DE CONCIENCIA RAZONADO, RESPONSABLE Y VALIENTE! Buscar justificantes a nuestro favor es una manera demasiado tonta. Con espíritu de humildad debemos aceptar nuestros fracasos. ¡Jamás tratemos de encontrar justificaciones lógicas por las que hemos fallado, porque del desacierto consciente, Dios nos perdona, nos levanta y nos posiciona en un mejor nivel. Dios nos levanta de la caída, de los errores, pero jamás de los pretextos necios. 

Este relato del Génesis nos enseña con toda claridad cómo Dios aborrece las excusas:

“Mas el Señor Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí. Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses? Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí. Entonces el Señor Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí”. (Génesis 3: 9-13).

Nosotros, mis amados hermanos de la fe en Cristo, lo primero que debemos alejar es el “QUIÉN SOY Y CUÁL ES MI ORIGEN”. ¡Dios sabe perfectamente QUIÉNES SOMOS, porque simplemente ÉL NOS HIZO Y DE SUS MANOS DIVINAS HEMOS SALIDO! 

De una cosa debemos estar plenamente convencidos: Si somos hechura suya, Él solo sabe hacerlo todo con sabiduría, con amor y con pasión. Sencillamente de sus manos divinas salimos bien como el buen vino que hizo allá en Caná de Galilea. Nuestros niños vienen en buen estado y son perfectibles, solo nos falta SABIDURÍA para que como padres sepamos MODELARLOS con una educación esmerada: son la imagen de Dios. Si hoy en día vemos tanta niñez, tanta juventud y tantos adultos sumidos en la perdición, en la imperfección, en la enfermedad y en la muerte es debido a que quienes fueron o son sus padres, no tuvieron CONOCIMIENTO, SABIDURÍA, AMOR, PASIÓN Y RESPONSABILIDAD. Pidieron hijos al Cielo y se los concedió, pero de DOS COSAS se olvidaron: DEL CONOCIMIENTO Y DE LA SABIDURÍA, tal como nos ilustra el profeta: "Mi Pueblo Perece, por falta de Conocimiento". (Oseas 4:6).

Tomemos como ejemplo de justificantes insensatas a Gedeón, cuando el Señor le promete ESTAR CON ÉL, porque le conoce y sabe que derrotará a los MADIANITAS. Una vez que escucha esto de boca del Señor, cambia de actitud, se llena de fortaleza y se pone en camino a la lucha: “Y mirándole el Señor, le dijo: Ve con esta tu fuerza, y salvarás a Israel de la mano de los madianitas. ¿No te envío yo?”. (Jueces 6: 14). A partir de esa confirmación divina, Gedeón ya no se siente ni el menor de sus hermanos, ni el pobrecito, porque un impulso poderosísimo lo cambió desde su interior. Ahora había un gigante dentro de él. Ese es el poder de la gracia divina que transforma desde dentro. Ese debe ser nuestro constante y gran anhelo de todos los días de nuestra existencia: El convertirnos en los NUEVOS AGRACIADOS POR LA GRACIA QUE TODO LO TRANSFORMA PARA BIEN. Ante Dios, jamás pretextemos pobreza, porque deviene en MISERIA. Enseñemos a los nuestros a vivir constantemente con ese espíritu de triunfadores, diciéndoles: “¡Hijitos, no sé cómo le vamos a hacer, pero con la ayuda del Señor, de que lo logramos…lo logramos! Eliminemos toda excusa de nuestro vocabulario cotidiano y así enseñemos a nuestros hijos. Si a nosotros nos incomodan los que presentan excusas, ¿cómo no van a incomodar a Dios, quien nos ha creado y sabe que depositó en nosotros su mismo poder? Las excusas son pecados contra el Espíritu Santo. “Porque Dios no nos ha dado espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (1ª. Timoteo 1:7). 

Muy queridos hermanos: Si Dios cambió el parecer de Gedeón, su gracia divina, ¿no será capaz de hacer de ti una persona con una nueva y poderosa mentalidad de triunfador? Muchas veces exclamamos: “Querer es poder”. Es por ello que si tú quieres, Dios es el primero en querer realizar en ti un milagro de gran poder, para que todo cuanto emprendas LO LOGRES…LO OBTENGAS. Aprendamos que Dios abomina A LOS MEDIOCRES Y A LOS COBARDES!

Si hoy no tienes nada, deja de lamentarte y de quejarte. Ahora ora desde tu interior, pero que los tuyos escuchen esa voz fuerte y firme: “Hijitos: hoy en casa tenemos carencias, pero en este momento dirijo a Dios nuestro Padre mi oración salida desde lo más profundo de mi corazón fortalecido en Él: ¡Señor, Padre Celestial, así como levantaste a Gedeón, puesto en Tu presencia y ante mi esposa y mis hijos declaro que todo espíritu de cobardía en Tu Nombre poderoso quede desterrado y a partir de hoy esta familia se llena de Tu divina gracia y la transforma en poder por la fuerza de la fe que me hace visualizar un presente lleno Luz, de conocimientos y de sabiduría; me hacen sentir Tu mano amorosa, sanadora y providente que hace de mi casa UN VERDADERO HOGAR donde reina la paz, la salud, el bienestar y donde todos experimentamos Tu presencia amorosa que nos hace vivir en el poder del amor y nos hace usar con sabiduría ese bendito dominio de nosotros mismos. Padre, mi Dios Altísimo, en Ti me refugio junto con todos los míos, ¡Bendito seas! Divino Salvador, ¡Bendito seas porque Tu Sangre me cubre, me salva y me sana de todas mis dolencias! Espíritu Santo, Bueno y Vivificador, ¡Bendito seas porque esa energía y esos dones que nos concedes se transforman en frutos dignos de estos hijos del Padre Celestial! Amén+