jueves, 6 de noviembre de 2014

noviembre 06, 2014
Carlos Loret de Mola Álvarez / 6-XI-14

"No te vayas a meter solo porque no sales”, me dijo un policía adscrito a la delegación Iztapalapa cuando le pregunté para dónde quedaba la calle de Cedro del pueblo urbano de Santa María Aztahuacán. Y eso que era mediodía.

Para llegar a la casa de seguridad donde fueron arrestados los Abarca Pineda hay que subir un cerro, serpentear callejuelas —algunas sin letrero y otras con dos nombres—, topar muchas veces con pared y preguntar constantemente a los locales. 


Un muy viejo vehículo tipo van de color amarillo, con el logotipo del PRD rotulado con descuido, está estacionado a dos cuadras del lugar. No sé si arranca o ya no.


Damos vuelta. Un par de jóvenes que platican en la banqueta con el portón de su hogar abierto se meten súbitamente cuando ven nuestra camioneta y no la reconocen.

Me queda claro que aquí no entra cualquiera y que quien trajo a José Luis Abarca y María de los Ángeles Pineda a esconderse aquí es porque tiene contactos.

Noemí Berumen Rodríguez es la rica de la colonia. Su familia es dueña de salones de fiestas y —ahora se sabe— proveedora de infraestructura para mítines de Andrés Manuel López Obrador (otro dato que sigue acercando al líder de Morena con el escándalo Abarca-Lady Iguala-Mazón).

Las autoridades federales detectaron a Noemí la propiedad de tres casas en la zona: la de Cedro y dos en avenida Jalisco. Una reportera define una de éstas: “¿qué hace esta casa de Las Lomas metida en Iztapalapa?”

Adentro, un “I love you” está pintado a mano en el pizarroncito negro de la estancia donde la Policía Federal y el Ministerio Público de la PGR se llevaron detenida a Noemí por encubrimiento y presentada a Yazareth Liz Abarca Pineda (no le pueden imputar ese delito pues se trata de un familiar directo de los presuntos criminales).

En el expediente se señala a la joven Berumen Rodríguez como la operadora de la evasión de la justicia de la familia Abarca:

Habría recibido 10 mil pesos para comprarles ropa y víveres, les prestó una de las casas de su familia —en la propia dio albergue a su amiga— y ya estaba consiguiendo otra vivienda para trasladarlos a la brevedad: el ex alcalde y su esposa ya llevaban cosa de diez días en Cedro 50 y quería moverlos pronto de ahí para despistar a los investigadores oficiales.

Cayeron los tres: los Abarca y su joven protectora.

Fuentes de inteligencia presumen que Ángel Pineda Villa, hermano de Lady Iguala, quedó al frente de un muy disminuido cártel Guerreros Unidos, tras la captura de los también hermanos Sidronio y Mario Casarrubias Salgado, este último apodado El Sapo Guapo.

La pregunta permanece: ¿dónde están los 43?

SACIAMORBOS. En el caso Iguala las relaciones íntimas entre los protagonistas y actores de poder —no sólo la obvia que todo mundo conoce— son sorprendentes, inusuales y pueden tener implicaciones. ¿Se mantendrán en el ámbito de lo privado?

carlosloret@yahoo.com.mx